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miércoles, 4 de septiembre de 2019

Relato Fantástico : 2 en 1

Joel Martínez era un muchacho hispano-estadounidense de quince años, que estaba enamorado en secreto de una linda compañera de clase llamada Amanda Martins. Sin embargo, Amanda también guardaba un secreto: había nacido con grandes poderes de médium. Solo necesitaba tocar algún objeto que hubiera pertenecido a un difunto para invocar su espíritu, obtener información de él o incluso proyectarlo hacia un cuerpo vivo, para que lo poseyera durante un tiempo limitado. Generalmente evitaba manifestar en público sus poderes y su vida cotidiana era la de una chica normal.

Aunque Amanda ignoraba lo que Joel sentía por ella, le tenía mucho cariño y le agradaba su compañía. En una ocasión lo invitó a dar un paseo por la costa y, por supuesto, Joel aceptó encantado aquella oportunidad para estar a solas con su Dulcinea.
Durante su paseo recorrieron una angosta senda que bordeaba los acantilados y que, según la leyenda, había sido usada en otros tiempos por piratas y contrabandistas.
Tras una ardua caminata, llegaron a un promontorio solitario desde el cual se divisaba toda la bahía. Joel vio una manada de ballenas retozando en el mar y, en su afán de hacerles una foto con su móvil, se acercó peligrosamente al borde del acantilado. Entonces sonó un disparo y, aunque la bala no alcanzó a ninguno de los muchachos, Joel se asustó, perdió pie y cayó al mar. Afortunadamente no se estrelló contra las rocas, pero quedó a merced del oleaje, que al pie del acantilado era demasiado fuerte para un nadador mediocre como él. No teniendo otro medio para ayudar a su amigo, Amanda agarró su amuleto favorito, un viejo dólar de plata que había pasado por las manos de Edgar Allan Poe. Usando la moneda como canal, Amanda usó su poder para invocar al espíritu de Poe y proyectarlo hacia el cuerpo de Joel. Poe no solo fue un gran maestro del relato fantástico, sino también un gran deportista, antes de que la pobreza y el alcohol arruinaran su salud física y mental. Pero sobre todo fue (al igual que su colega Lord Byron) un excelente nadador, capaz de nadar ocho millas contracorriente en un río de Virginia. Cuando el alma del escritor invadió el cuerpo de Joel, tuvo lugar una peculiar conversación mental en el cerebro del muchacho:
-¡Oiga! ¿Quién es usted y qué está haciendo dentro de mi cabeza?
-Pues soy Edgar Allan Poe. ¿Es que nunca has oído hablar de mí?
-Sí, claro, estudio literatura... ¡Pero se supone que usted está muerto!
-Y tú también lo estarás en breves… salvo que te calles y me cedas el control de tu cuerpo, para que pueda enseñarte a nadar como Dios manda.
-Bueno, pues si usted lo dice…

Mientras tanto, Amanda había sido capturada por los hombres de Klaus Nessler, un peligroso criminal que conocía el secreto de la muchacha y pretendía usar sus poderes con fines malévolos. Nessler, al que acompañaba una hermosa niña de ojos fríos, le dijo a su indefensa prisionera:
-Volvemos a vernos, nena. Una vez conseguiste engañarme con tu astucia, pero eso no se repetirá. Te presento a mi nieta Madga, que es una telépata de primera. Usó sus poderes para localizarte y en lo sucesivo los usará para vigilar tu mente, de modo que descubrirá a tiempo cualquier artimaña que se te ocurra.
A continuación, los secuaces de Nessler ataron a Amanda y la llevaran al cúter de su jefe, que se hallaba oculto entre los arrecifes. Una vez allí, Nessler ordenó levar anclas y poner rumbo a su mansión, situada al otro lado de la bahía.
Pero pocos minutos después Nessler se percató de que el yate se había desviado del rumbo previsto y que, en vez de dirigirse a la Mansión Nessler, estaba retornando a su punto de partida. Les ordenó a sus guardaespaldas que subieran a cubierta para pedirle explicaciones al piloto, pero estos se encontraron con una sorpresa. Joel-Poe (o sea, el cuerpo de Joel con el alma de Poe) había conseguido subir al yate sin que nadie se diera cuenta, tras lo cual había tirado al piloto por la borda y ocupado su puesto junto al timón. Los hombres de Nessler sacaron sus armas al verlo, pero Joel-Poe (o, mejor dicho, Poe, pues la idea había sido exclusivamente suya) había calculado meticulosamente los tiempos y las distancias. Había acercado el yate al lugar donde retozaban las ballenas y, como en aquel preciso instante les tocaba respirar, los enormes cetáceos salieron a la superficie a escasos metros de la embarcación. Joel-Poe se había agarrado firmemente al timón, pero los hombres de Nessler se vieron sorprendidos por las turbulencias provocadas por las ballenas, perdieron el equilibrio y cayeron al mar. Joel-Poe aprovechó aquella oportunidad para descender rápidamente al camarote donde se hallaba Amanda, bien atada y amordazada. Su idea era desatarla y saltar con ella al mar, pues la costa estaba cerca y podían alcanzarla a nado, aprovechando que el barco de sus enemigos se había quedado sin piloto. Pero Nessler, comprendiendo que alguien pretendía arrebatarle su presa, entró en el camarote antes de que Joel-Poe pudiera desatar a su amiga. Apuntó con un revólver al intruso y, al ver que solo era un adolescente, sonrió con desdén y le dijo:
-Así que tú eres el amiguito de esta zorra. Pensaba que habías muerto en el mar, pero no importa: pronto te mataré yo mismo.
Joel-Poe no había conseguido liberar a Amanda, pero sí había tenido tiempo de quitarle la moneda de plata. Le mostró a Nessler aquella vieja moneda y le dijo:
-Si me mata, no sabrá dónde está el tesoro de los piratas que antaño se refugiaban en esta bahía. Yo lo encontré por casualidad mientras nadaba hacia este yate y tengo esta vieja moneda como prueba de que no miento.
Nessler ignoraba que aquella moneda pertenecía a Amanda y se quedó dubitativo, pues las palabras de Joel-Poe habían despertado su avaricia. Mientras tanto, tenía lugar una nueva “conversación mental” en el cerebro del muchacho:
-¡Oiga, señor Poe! Usted ya está muerto y todo esto le parecerá muy divertido, pero debo recordarlo que este cuerpo es mío. Y no quiero que ese tío lo convierta en un colador cuando descubra que no hay ningún tesoro.
-Puedes estar tranquilo. Alguien que se rodea de chicas con poderes paranormales sin duda es capaz de creerse cualquier cosa.
Nessler llamó a Magda y le dijo en voz baja:
-Ese imbécil dice que ha encontrado un tesoro, pero quizás sea un farol para ganar tiempo. Será mejor que le leas la mente y compruebes cuánta verdad hay en sus palabras.
Magda usó sus poderes para introducirse en la mente de Joel-Poe… haciendo precisamente lo que Poe había previsto. Cuando la muchacha se introdujo en la mente del intruso, se encontró con todas las pesadillas creadas por el genio macabro de Poe: gatos negros con un solo ojo en el cual ardían las llamas del Averno, vísceras ensangrentadas que seguían latiendo después de la muerte, muertos que buscaban venganza envueltos en el sudario de la tumba… Incapaz de resistir semejante aluvión de imágenes infernales, Magda palideció rápidamente y, tras emitir un terrible grito de horror, cayó al suelo desmayada. Cuando vio caer a su nieta, Nessler también gritó, pero de rabia:
-¿Qué le has hecho a mi Magda? ¡Dímelo o te mato ahora mismo!
Joel-Poe conservó la calma y respondió con toda tranquilidad:
-Si me mata, su querida niña nunca podrá recuperarse de mi hechizo y terminará encerrada en un manicomio. Pero, si permite que Amanda y yo nos marchemos, no tardará en recuperarse. Le doy mi palabra de caballero de Virginia.
-¿Caballero de Virginia? ¡Tú sí que deberías estar en un manicomio!
-Me han llamado loco tantas veces que no se lo tendré en cuenta. En fin, creo que ha entendido mi propuesta.
Aunque furioso, Nessler era demasiado supersticioso para tomarse a broma las palabras de Joel-Poe y, pensando que este efectivamente había hechizado a su querida nieta, optó por rendirse. No solo dejó que Joel-Poe y Amanda se fueran, sino que además les cedió el bote salvavidas del cúter, pues deseaba perderlos de vista lo antes posible. Cuando llegaron a la costa, Amanda se fundió en un abrazo con su salvador… quien aprovechó la ocasión para darle un apasionado beso en los labios.
(-¡Oiga, señor Poe! ¿Cómo se le ocurre hacerme besar a Amanda, así por las buenas?
-Es que, si no, tú nunca te habrías atrevido a declararte, pedazo de burro. Bueno, ahora te dejo con ella, pues ya me toca volver al Más Allá.)
Y así se quedaron Joel (ya solo Joel) y Amanda fundidos en un largo beso de amor, sobre las arenas de la playa y bajo la cariñosa mirada de un viejo fantasma que los observaba desde el Cielo.

Relato Fantástico : 2 en 1

Fuente : Facebook
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domingo, 25 de agosto de 2019

La esclava blanca

Eran los tiempos de la esclavitud y en la oscuridad de la noche se escuchaban la gritos de una negra que estaba siendo accedida a la fuerza por su amo. Él la había comprado esa tarde por unas monedas en el muelle donde había ocurrido el último desembarco de esclavos traídos de otros países.
En ese tiempo los amos podían violar a sus esclavas para obtener hijos de ellas, que usarían como sirvientes o para venderlos al mejor postor.
La víctima era una joven de 20 años, cuyos padres habían muerto, su madre por una enfermedad durante la travesía por el océano, y su padre a golpes por resistirse a ser sometido a la cruel esclavitud.
Estaba en el establo, tendida en el suelo sobre la paja, su amo, Rogelio, estaba sobre ella, la había desnudado a la fuerza y la había golpeado por oponer resistencia. Ahora la accedía con violencia destrozándole su virginidad mientras ella gritaba sin parar, sin recibir ayuda, escuchada solo por Hortensia, la esposa de su amo, que esperaba afuera indignada por lo que hacía su esposo, pero familiarizada con las prácticas brutales de la época y sin poder decir nada siquiera, porque esas mismas costumbres la obligaban a callar.
Los gritos cesaron y su esposo salió bañado en sudor y con la cara y los brazos arañados. Dorotea, la esclava, quedó tendida en el suelo luego de la violación brutal. Y lo peor fue que aquel acto aberrante se repitió durante muchas más noches hasta que su amo supo que Dorotea estaba esperando un hijo.
Con el tiempo el bebé nació, fue un varón a quien le pusieron por nombre Emilio. Fue de piel negra como la descendencia de su madre, así que fue rechazado y su destino acordado fue el de ser otro esclavo. Para ese entonces ya habían en aquella casa dos hombres y dos mujeres más en condición de esclavos.
Emilio creció padeciendo los desprecios, los maltratos y las humillaciones propias de la servidumbre. Pero al ir creciendo se fue despertando en él el deseo ferviente de alcanzar la libertad para él y los suyos. Pero pronto se dio cuenta de que su madre y sus compañeros de prisión no tenían siquiera fuerzas para luchar por esas alas que él soñaba para volar por los horizontes de la libertad. Así que una noche huyó, no sabía que vendría después, pero sabía que el primer paso era escapar de allí. Corrió en medio de la oscuridad por el monte. Cuando su amo al otro día se dio cuenta, salió con algunos de sus amigos y sus perros sabuesos a encontrarlo y darle su merecido.
Emilio no había podido avanzar mucho en medio de la oscuridad. Escuchó los perros casi al mediodía y así agotado echó a correr desorientado sin saber a donde iba. Su amo lo divisó y corrió más rápido con sus amigos armados y sus perros aterrorizantes. Un rato después, Emilio, cansado y asustado llegó a la orilla de un barranco. Los hombres que lo seguían le pidieron detenerse pero él ignoró el llamado, entonces un tiro de escopeta lo golpeó en la espalda y el cayó por el barranco hasta el río. Para cuando su amo se asomó ya la corriente lo había arrastrado.
La madre de Emilio recibió la noticia y lloró la muerte de su hijo. Los días pasaron y los rigores de la esclavitud continuaron para Dorotea y los otros esclavos.

Hortensia, quien no había podido tener hijos y padeció también de malos tratos y desprecios por parte de su esposo, vivió una experiencia extraña una mañana cuando Filomeno, uno de sus esclavos cortaba la leña.
Algo en él le llamó la atención al verlo desde la ventana con su torso descubierto y sudoroso, él la sorprendió mirándolo y ella, avergonzada, cerró la ventana con una expresión de ira para disimular la incomodidad del momento. A pesar de su edad ya madura, Hortensia estaba viviendo una torturante atracción hacia aquel vigoroso esclavo, que encarnaba en sus fantasías femeninas todas aquellas cosas de que carecía su insensible e infame esposo Rogelio.
Hortensia una vez encontró a su esclavo Filomeno teniendo relaciones con una de las esclavas, desde entonces un deseo prohibido e irracional la embargaba al recordar a los dos negros desnudos, y cómo él tocaba y hacía gemir a aquella mujer.
En una ocasión su esposo salió con sus esclavos a construir un nuevo establo, y solo Filomeno quedó en la casa cortando la leña. Hortensia lo observaba como otras veces desde la ventana, él lo sabía. El negro alto, fornido y de ojos amarillentos entró a la casa despacio y se acercó a Hortensia cuidadosamente.
Ella no dijo nada, él tampoco, ambos entendían el idioma del silencio y las miradas, él la sabía interesada y ella se sabía descubierta.
La tomó de la mano y la llevó al establo, el mismo lugar donde Rogelio violaba a las esclavas, donde había forzado y embarazado a Dorotea de Emilio, el joven arrastrado por el río.
El calor era insoportable a esa hora de la tarde, ella era una dama criada con los más estrictos principios morales y las mejores costumbres, pero no le importó estar a solas con un hombre diferente a su esposo, ni le importó que este estuviera sudoroso y con su vestimenta sucia. Solo le importó sus deseos reprimidos, sus ansias de hacer realidad sus fantasías, y sus ganas de estar en los brazos de aquel negro que la levantó como a una muñeca para luego recostarla contra las tablas de aquel lugar y besarla con arrebato mientras le metia las manos por debajo del vestido.
Luego el negro la tiró en el suelo y la despojó del vestido que ella llevaba puesto, por primera vez sus ojos vieron el cuerpo de una mujer blanca al descubierto, sus pezones rosados y sus vellos lacios contrastaban con los pezones oscuros a veces morados de las negras, cuyos vellos eran como pequeños y finos alambres enrollados.
El también se desnudó y se le echó encima, Hortensia sintió entonces todo el ímpetu de aquel hombre cuya piel brillaba por los rayos de luz que se filtraban por entre las tablas.
Fue cuando sintió aquella enorme tranca entrar en ella y no pudo evitar gritar e insultar con todas sus fuerzas a su amante que, en vez de mostrar más delicadeza, la acometió con más fuerza hasta hacerla casi desfallecer de dolor, pero sobretodo de placer.
Hortensia quedó casi fuera de sí al descubrir un cuerpo diferente al de su marido, que en vez de frío y sosegado era ardiente y en apariencia insaciable.
Ella fue corriendo a lavarse para aliviar su sensación de culpa, mientras el hombre siguió con sus labores como si nada hubiera pasado.
Y así continuaron con su peligrosa aventura cada vez que tuvieron oportunidad, hasta el día en que Rogelio sorprendió a Filomeno cuando recostaba a Hortensia contra un árbol en medio del bosque y la manoseaba descaradamente.
Ese día, a pesar de las súplicas de ella, obligó a sus otros esclavos a amarrar a Filomeno de pies y manos, y tirándolo en el suelo a la vista de todos y de Hortensia, le asestó un tiro de escopeta en la espalda matándolo en el acto.
Desde ese instante él trató a su mujer como a una cualquiera, y ella lo aborreció con todas sus fuerzas.
Pasaron unas semanas, las luchas por la libertad de los esclavos y la independencia de los pueblos cobraban más fuerza en la región. Habían brotes que preocupaban a los hacendados y hacían temer por la sublevación de los negros.
Rogelio, al igual que los otros amos de aquel tiempo, seguía siendo despiadado y cruel con sus esclavos.

Una noche trágica Rogelio escuchó venir del monte un tropel inexplicable. En la hacienda, iluminada por lámparas de petróleo, pronto se vieron las sombras de hombres armados con cuchillos y palos que atacaban el lugar.
Era un grupo de indios ya civilizados que, liderados por un valiente hombre, venían a rescatar a los esclavos. Rogelio y algunos hombres de la región, que lo acompañaban en ese momento, intentaron defenderse pero fueron sometidos por el pequeño grupo que no se detendría hasta llevarse con ellos a los esclavos para refugiarse en un pequeño y lejano pueblo donde los negros eran libres y vivían apartados de la civilización.
Los acompañantes de Rogelio fueron amarrados por los indios, pero Rogelio seguía luchando para no darles el gusto de que lo vieran derrotado.
Fue entonces cuando el líder de los atacantes se quitó una pequeña máscara que llevaba y mostró su identidad: Era Emilio, a quien todos creían muerto, quien había sobrevivido al disparo de Rogelio y había regresado acompañado por hombres que también estaban soportando maltratos y se identificaban con la causa de los negros. Dorotea casi se desmaya de la impresión, y Rogelio corrió a refugiarse a su habitación mientras Emilio lo seguía para someterlo.
Emilio se lanzó sobre Rogelio, quien era su padre, pero este le propinó un golpe dejándolo tendido en el suelo de la habitación. Entonces Rogelio quiso acabar una vez más con él, como en aquel intento fallido cuando le disparó por la espalda. Tomó el cuchillo que llevaba en su cintura y se dispuso a enterrárselo a Emilio en el corazón, cuando de la nada un disparo le atravesó la espalda. Era Hortensia, quien había entrado a la habitación con la escopeta en su mano, la que había disparado contra su propio esposo. Su inconformidad con los abusos cometidos por Rogelio contra los negros y contra ella misma, y la ira por causa de la muerte de Filomeno la habían llevado a ponerse de parte de los esclavos.
Rogelio quedó muerto y Emilio se levantó y agradeció a Hortensia por acudir en su ayuda. Los indios dijeron que estaban listos para marcharse, Emilio abrazó a su madre y le dijo que la llevarían a ella y a los otros esclavos a un lugar donde se librarían de la crueldad de la esclavitud. Todos agradecieron a Hortensia y se despidieron de ella. Cuando se iban a adentrar en el monte Hortensia los llamó.

-Esperen, quiero ir con ustedes - les dijo.

-Usted es una de ellos, es una mujer blanca, allá viviremos en libertad y no soportaremos que alguien nos la quiera nuevamente quitar - dijo Emilio, quien estaba sorprendido al igual que el resto del grupo.

-Seré una más de ustedes, no iré a ser ama de ninguno, solo iré a convivir con su comunidad-replicó Hortensia.

-¿Por qué quiere ir con nosotros? Usted no es una esclava -dijo Dorotea.

-Claro que lo soy -respondió ella-, solo que es otro tipo de esclavitud. Toda una vida fui sometida también a los malos tratos y a las humillaciones de mi marido muerto, además no quiero pasar el resto de mi vida en la cárcel por lo que acabo de hacer.

-Esta bien, irá con nosotros -dijo Emilio con la aprobación de los indios y los esclavos.

Hortensia, Dorotea, Emilio y todos los demás se internaron en el oscuro monte. Caminaron a la luz de la luna, luego bajo el sol y la lluvia, hasta que días y días después llegaron al pueblo alejado, donde los esperaba el anhelado tesoro de la libertad.
En medio de tantos negros e indios Hortensia llamaba la atención por su tez blanca. Todos conocieron lo que hizo para evitar la muerte de Emilio. Fue tratada con respeto por todos los residentes de aquel lugar. No había espacio para deseos de venganza, Hortensia se había convertido en uno de ellos.
Pocos días después del arribo de Hortensia a aquel lugar, se descubrió que estaba esperando un hijo. Fue una sorpresa para quienes habían sido sus esclavos y conocían que no había podido tener hijos en muchos años. La sorpresa fue mayor cuando el bebé nació y se dieron cuenta de que era un niño negro. Hortensia por ese detalle, y por las cuentas de su embarazo, supo que aquel bebé era hijo de Filomeno, el esclavo muerto por la traición cometida por ambos. Dorotea también lo supo, porque ella y los demás estaban al tanto de lo ocurrido. Esto hizo que aquel pueblo estimara más a Hortensia, la blanca que le había parido un hijo a un negro.

En el pueblo de los blancos se supo la historia de Hortensia, la mujer que desapareció con los indios y esclavos y de la cual jamás se volvió a saber. Ella dejó su propio pueblo para liberarse de una sociedad despiadada y cruel y refugiarse entre seres humanos vulnerables que la trataron con más humanidad que su propia raza.

La esclava blanca
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domingo, 18 de agosto de 2019

Historia basada en hechos reales : El último deseo

Una historia basada en hechos reales de un ex convicto sentenciado a la pena de muerte en Estados Unidos que antes de ser llevado a tomar la inyección letal, le escribió una carta desgarradora a su madre, la cual se volvió viral y deja mucho para aprender a la hora de ser padres. Si les gustó, no olviden compartir esta Historia basada en hechos reales titulada El último deseo.

Historia basada en hechos reales : El último deseo

Historia basada en hechos reales : El último deseo

A pocas horas en su celda, un prisionero esperando ser ejecutado, pidió como último deseo papel y lápiz. Luego de escribir por varios minutos, le dijo a su custodio por favor, entregue esta carta a mi madre!! La carta decía así: Madre, creo que si hubiera más justicia en este mundo, tanto tú como yo deberíamos de ser ejecutados.

¡Tú eres tan culpable como yo de mi miserable vida! ¿Te acuerdas madre, cuando llevé a la casa aquella bicicleta que le quité a otro niño igual que yo? Me ayudaste a esconderla para que mi padre no se enterara.

¿Te acuerdas madre, cuando me robé el dinero de la cartera de la vecina? Fuiste conmigo al centro comercial y lo gastamos juntos.

¿Te acuerdas madre, cuando botaste a mi padre de la casa? Él sólo quiso corregirme por haberme robado el examen final de mi grado y a consecuencia me expulsaron.

Madre, yo era sólo un niño, luego fui adolescente y ahora un hombre mal formado! Era sólo un niño inocente que necesitaba corrección, y no consentimiento.

Te perdono, y sólo te pido que le hagas llegar esta reflexión a todos los padres del mundo, que sepan que ellos son los únicos responsables de formar, a un hombre decente, o a un vulgar delincuente.

Gracias madre por darme la vida y gracias también por ayudarme a perderla.

Firma ¡Tu hijo, El Delincuente!
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Relato Erótico XXX : Mi esposo me expuso y me gustó

Fomentando la lectura. Relato Erótico XXX : Mi esposo me expuso y me gustó. Me fascino cuando lo leí espero y sea de su agrado. No recuerdo de de que grupo o de donde lo tome, solo disfrútenlo. Excelente noche.

RELATO ERÓTICO:  MI ESPOSO ME EXPUSO Y ME GUSTÓ.

Relato Erótico XXX : Mi esposo me expuso y me gustó

Jamás imaginé todo lo que iba a disfrutar ese día, mi esposo nunca supo a lo que me expuso y me gustó.

Todo sucedió un viernes por la noche, yo ya me encontraba dormida en mi habitación, cuando mi esposo entró, me despertó y me pidió que por favor me levantara un poco y les ofreciera a él y sus amigos unas botanas. Por lo regular era frecuente que los fines de semana se reunieran mi esposo y sus amigos en la casa para jugar cartas y tomarse unos tragos, ya me había acostumbrado.

En esa ocasión yo confieso que un poco molesta me levanté, el salió de la habitación y yo quise darle un escarmiento, se me ocurrió salir así como estaba, con mi bata de dormir transparente pensando que en esta forma a él se le quitaría la costumbre de levantarme para atenderlos a él y sus amigos. (Debo contarles que soy una mujer con una educación muy estricta y en materia sexual muy restringida, pero no por esto dejo de tener mis fantasías como cualquier otra mujer y me considero ser una persona bastante temperamental )

Una de mis más anheladas fantasías es ver a un hombre masturbándose, nunca tuve la idea ni la fantasía de hacerlo con más de uno a la vez. ( Cuando recuerdo este momento me causa excitación por lo tanto me voy a permitir utilizar palabras fuertes que acostumbran usar los hombres pues esto me excita aún mas)

Continuo con mi relato: para mi sorpresa cuando salí de la recamara con mi bata transparente, no estaban jugando cartas estaban viendo una película pornográfica, vi la cara de sorpresa de los 3 amigos de mi esposo cuando me vieron salir, sentí sobre mí sus miradas morbosas, me imagino que ya se encontraban demasiado calientes y al verme así, pues la verdad no sé qué pensaron, yo me fui inmediatamente a la cocina, confieso que arrepentida de mi osadía y algo temerosa.

Escuche un pequeño ruido en el patio y me asome por la ventana de la cocina que da al lavadero y cual fue mi sorpresa que descubrí a otro amigo de mi esposo, él se encontraba parado cerca del lavadero con los pantalones y los calzones hasta las rodillas con la verga parada, los ojos cerrados, haciéndose una buena sobada, yo lo vi sorprendida por fin se cumplía mi más anhelada fantasía, sentí un calorcito rico por todo mi cuerpo acompañado de un sabroso escalofrío, lo estuve observando por un rato hasta ver como se contorsionaba y empezó a escurrir chorros de semen, yo al momento sentí como me empezaba a humedecer, inconscientemente me metí la mano debajo de mi calzón y sentí toda mi rajita muy húmeda.

Escuché que mi esposo les decía a sus amigos que enseguida regresaba, que iba por mas bebida pues la que había ya se había terminado y salió de la casa dejándome sola con los 4. Yo estaba en la cocina terminando de prepararles las botanas, la verdad yo estaba ya bastante excitada pero muy nerviosa y con miedo. Salí de la cocina con la charola de la botana para dejárselas en la mesa, yo quería hacerlo lo mas rápido y refugiarme en mi recamara, vi que ya estaban los 4 en la mesa viendo la película, yo pase entre ellos para dejarles la charola sobre la mesa, sería mentir si no les digo que alcancé a notar el bulto que se les veía a todos y cada uno sobre el pantalón y con la excitación que yo tenía pues me puse mas nerviosa, al dejar la charola sobre la mesa, la persona que quedó detrás de mi me agarro las nalgas por encima de mi bata, que para esos momentos recordé que era la de dormir, transparente, sentí como me apretó y con un dedo me tocó el culo (por lo regular no falta algún atrevido que en el transporte público se pasa y le agarran a una las nalgas esto a mi me molesta bastante)

Pero en esta ocasión supongo que por lo caliente que ya estaba yo, la sensación fue diferente, yo al sentir esto me quede como paralizada por un instante, le quite la mano de atrás de mí, deje la charola y me fui inmediatamente a la cocina, me incline sobre el lavabo para reponerme de la sorpresa, cerré los ojos respire hondo, en eso estaba cuando siento que alguien me abraza tomándome de la cintura y apretándome con fuerza hacia atrás, yo sentí entre mis nalgas pero por encima de la ropa algo duro, grande y grueso. Nuevamente la sorpresa me paralizó no sé cuantos segundos pasaron, ya cuando me di cuenta, sentí una verga por en medio de mis nalgas sobándome el culo con el cuerpo de la verga y con la punta pasando por mi raja bien húmeda, ya tenia la bata levantada hasta la cintura y los calzones hasta las rodillas, la verdad no supe a que hora me subió la bata y me bajó los calzones.

Ya no era dueña de mi, ya estaba demasiado caliente como para reflexionar, ya no me importaba nada, él me levantó de la posición inclinada y de espaldas que tenia yo y me puso de frente a él, en eso vi que los 4 estaban ahí en la cocina todos con la verga de fuera, yo jamás había visto en vivo tantas vergas paradas juntas (de diferentes tamaños, colores, delgadas, gruesas, flacas, gordas, chuecas), cuando él me puso de frente, me pasó la verga por mi raja ya super mojada y empezó a frotarla sin metérmela, yo sentía esa verga muy caliente casi al grado de quemar, otro de ellos se acercó y me apretó un pecho, otro me empezó a sobar las nalgas mientras el que estaba enfrente de mí con la verga sobre mi raja me besaba el cuello, en ese momento tuve ya mi primer orgasmo, me quitaron la bata y los calzones quedando yo totalmente desnuda.

Esto me excitó nuevamente y demasiado que al verme desnuda frente a tanto hombre tuve mi segundo orgasmo, el que estaba frente a mí me tomo de la cabeza y me agacho la cara hacia su verga y me la puso en la boca para que se la chupara, abrí la boca y me la metió toda de un jalón, yo sentí como que me ahogaba, la sacó y la volvió a meter con fuerza y así lo siguió haciendo repetidas veces, mientras otro me tomó una mano y la puso sobre su verga, yo empecé a sobarsela, otro me puso su verga cerca de la cara para que también se la mamara yo soltaba con la boca una y tomaba la otra y así sucesivamente, estaba mamando 2 vergas al mismo tiempo, mientras con la mano sobaba otra, ésto nunca me lo imaginé.

El que estaba detrás de mí sobandome las nalgas se acomodo me tomo de las caderas mientras yo estaba mame y mame me dio un jalón hacia atrás y sentí como resbalaba por mi raja bien mojada la cabeza de su verga y de un jalón se encajó en mí, sentí como se me metió toda completa hasta el fondo, guau aquí tuve mi tercer orgasmo, una verga dentro de mí, con la mano sobando otra y mamando otras dos al mismo tiempo.

Mientras el que me estaba cogiendo entraba y salía de mi los otros 3 se separaron, supongo que querían ver como me estaba cogiendo su compañero yo quede en cuatro patas los que estaban viendo se estaban masturbando, yo estaba nuevamente viviendo mi fantasía, pero esta vez con más fuerza, pues veía a 3 hombres masturbándose mientras otro me estaba cogiendo, que enorme placer sentía, como nunca me hubiera imaginado sentir, para esto sentí como empezó a echar chorros el que me estaba cogiendo, pues sentí todas mis nalgas y piernas chorreadas, se salió de mi y se retiro exhausto otro se acomodó detrás de mi y me la metió así, en cuatro como yo estaba, empezó a meterla y sacarla hasta que después de unos cuantos minutos, empezó a echar chorros también encima de mi.

El tercero se recostó y me pidió que me subiera en él, yo abrí las piernas me acomode sobre el y me la metió toda, empezó a entrar y salir de mi rajita que ya hasta palpitaba de tanto placer, el cuarto de ellos se acomodo detrás de mi y sin darme tiempo a negarme, me la metió por el culo (yo no la había hecho por ahí, a mi esposo cada que me lo pedía se lo negaba, era virgen de ahí) cuando entró su verga, solo grite porque sentí que me partió en dos pero el dolor se transformó en placer ahora estaba con dos vergas dentro de mi, una por delante y otra por mi culo, después de unos minutos sentí mi cuarto orgasmo y al mismo tiempo ellos se vinieron, los dos al mismo tiempo soltando chorros cada uno de semen dentro de mi.

Tomé mis ropas y me fui directo a mi recamara, después de un rato escuché que llegaba mi esposo y estuvieron conviviendo entre ellos, no sé si mi esposo tiene la idea de lo que me hizo vivir con sus amigos, no sé si algún día lo sepa pero no me puede culpar a mi de lo que pasó, pues él a eso me expuso, y lo peor es que me gustó la experiencia.
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