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viernes, 14 de mayo de 2021

Relato Erótico : Del Whatsapp al trio con el amigo de mi marido

Relato Erótico : Del Whatsapp al trio con el amigo de mi marido

Últimamente, la vida sexual de mi marido y mía mejora por momentos. La verdad es que de hace un tiempo hasta ahora, hemos decidido salirnos de lo tradicional y probar cosas nuevas, cosas que nunca imaginé que llegaría a hacer, pero que ahora creo que son imprescindibles para darle “vidilla” a la relación. Por supuesto que muchas veces mantenemos relaciones sexuales normales, y son perfectas gracias a los momentos que pasamos con otras personas, juguetes, o simplemente calentándonos a distancia.

Hoy me gustaría contar lo que pasó hace un mes, más o menos. Tanto mi marido como yo, salimos de vez en cuando separados, cada uno con sus amigos, pero ese día, él se fue de cena y fiesta con ellos y yo me quedé en casa. Después de cenar, me eché un rato en el sofá para ver la televisión, en ese momento estaba empezando una película que parecía no tener mala pinta, así que decidí verla, en efecto, no me equivocaba, durante la peli hubieron algunas escenas subidas de tono, tengo que confesar, que este tipo de películas a mi me ponen muchísimo, cuando las veo, me imagino a mi marido y a mí en esa situación y siempre termino mojadísima.

La película terminó y me fui a la cama, llevaba un calentón enorme y empecé a enviarle a mi marido whatsapps con frases calientes y fotos de mi coño mojado. A él le encanta que haga esto, y siempre me sigue el juego.

- Saca el consolador y mastúrbate, quiero que te corras pensado en la follada que te voy a dar cuando llegue a casa, me envió mi marido.

No lo dudé ni un momento, me fui hasta el cajón de los juguetes y entre todos los juguetitos que tenemos, elegí el consolador que más se parece a una polla real. Me acosté en la cama, totalmente desnuda y puse el consolador a la entrada de mi coño para hacerle una foto que iría directa al whatssap de mi marido, estaba muy cachonda, y deseando meterme esos 21cm.

- Introdúcelo poco a poco dentro de tu coño. Siente como va abriéndote por dentro mientras te frotas el clítoris muy rápido. Me dijo mi marido.

Le hice caso, y con la mano derecha fui clavando el consolador dentro de mi coño. Estaba completamente mojada y notaba como se deslizaba dentro de mí sin ningún problema. Con la mano izquierda alternaba frotar mi clítoris a gran velocidad y enviarle fotos a mi marido para que viviera el momento a tiempo real.

- Imagínate que ahora te metes todo esto en la boca. Era un whatsapp de mi marido, acompañado de una foto de su polla empalmada. He tenido que meterme en el baño, para que mis amigos no se dieran cuenta.

No hace falta decir, lo caliente que me ponía ver su polla dura en esa foto. La velocidad con la que me metía el consolador iba en aumento, así que le dije a mi marido que soltaba el móvil, porque notaba que me iba a correr y quería disfrutar del momento, pero no lo hice, dejé el móvil fijo en un sitio y puse el modo video, para poder grabar el momento del orgasmo.

Al cabo de un momento, entre entradas y salidas del consolador en mi coño, junto con el roce de mi clítoris con mis dedos, llegué al orgasmo. Un calambre me subió por la espalda, algo que hizo contorsionarme del gusto, mientras un líquido ligeramente espeso iba saliendo de mi coño. No me corté a la hora de disfrutar del momento, y seguramente mis vecinos fueron partícipes de mis gritos, cosa que me encanta.

Quedé exhausta en la cama, y al momento me levante me limpié y limpié el consolador. Le envié el video a mi marido.

- Me encanta verte correr así, me ha puesto a mil y lo he tenido que compartir con Carlos, dice que ahora vamos a pegarte una buena follada. Me contestó mi marido.

La verdad que no hice mucho caso a ese mensaje, siempre me contesta algo similar, aunque en ese momento, deseé que fuera real. Carlos es el mejor amigo de mi marido, es un tío fuerte y alto, con una barbita de una semana que me pone muchísimo. Hace un tiempo se folló a una amiga mía, y lo que me contó ella, solo fueron cosas buenas, dijo que era un crack en la cama y que chupa el coño de forma espectacular. Por eso y más cosas de las que me fui enterando poco a poco, siempre me ha atraído y no me importaría compartir una noche de sexo con él. A mi marido se lo he dicho muchas veces, y siempre me contesta que “todo llegará”. Hemos hecho algún trío y orgía, aunque nunca con gente que conocíamos, aunque por Carlos, yo hago una excepción. jijiji

Pensado en esas cosas, me quedé en la cama. Aún no había cogido el sueño, cuando escuché la puerta. En un principio, pensaba que era marido, pero de repente, escuché una voz que me resultaba familiar. No dudé ni un momento, eran mi marido y Carlos, habían venido a tomarse la última a casa, así que me levanté de la cama, y me puse una bata que tengo cortísima encima de mi cuerpo desnudo, ya que solo había vuelto a ponerme unas braguitas de encaje después del momento de la masturbación. Salí al salón, allí estaban los dos manteniendo una conversación de lo más animada, cuando Carlos me vio aparecer me echó un vistazo de arriba abajo, repasó con su mirada mis largas piernas hasta quedarse mirando fijamente como se marcaban mis pezones en esa bata de color crema, yo era consciente que no dejaba nada a la imaginación, pero sabía que a mi marido le encantaba que me exhibiese de esa manera.

- Joder cariño, que sexy no has recibido, dijo mi marido cuando se percató de mi presencia.

- ¿Qué pasa, nos estabas esperando?, dijo Carlos.

En ese momento me entraron unas ganas enormes de contestarle la verdad, que sí, que estaba deseando que aparecieran los dos, pero me contuve y me senté al lado de mi marido. Creí que sería buena idea tomarme una copa con ellos, y así lo hice, me serví un Gin-tonic y me uní a la conversación.

Cuando nos dimos cuenta, ya eran más de las tres de la mañana, Carlos hizo intención de irse, aunque se notaba que no tenía muchas ganas, que se sentía muy a gusto charlando con nosotros. La conversación fue subiendo de tono, yo iba poniéndome a mil, y veía como mi marido también, así que me senté encima de él para darle un beso, en el cual nuestras lenguas jugaron durante un buen rato intercambiando fluidos.

- Ya está bien, ¿no?, dijo Carlos.

- Puedes unirte si quieres, le dije, seguro que a Mario no le importa.

Estaba completamente segura que Mario también estaba deseando que Carlos se uniera al juego, y lo pude comprobar cuando le miré y me correspondió con una sonrisa.

Carlos se levantó y se acercó a mí, en ese momento me plantó un besó en toda la boca que me dejó sin palabras, poco a poco fui reclinándome en el sofá sin parar de besarle y en ese momento noté como mi marido me subía ligeramente la bata y me bajaba lentamente las braguitas. Empezó a masajearme el clítoris con el dedo índice de su mano derecha, solo él sabe cómo hacerlo y le encanta ver cómo se va mojando mi clítoris. Carlos paró de besarme, y fue bajando lentamente su boca hasta mis pechos sin separar sus labios de mi piel. Me comió los dos pezones lentamente mientras mi marido iba introduciendo poco a poco sus dedos dentro de mí, alternando mis dos agujeros. Mi respiración cada vez era más agitada, estaba totalmente cachonda y quería tener sus pollas dentro de mi boca, así que, me incorporé y le bajé los pantalones a mi marido, iba notando su polla dura bajo del bóxer, cuando se lo quité salieron esos 16cm que me vuelven loca, y poco a poco fui metiéndomelos en la boca. Iba impregnándola de mi saliva, cada vez era más brillante, me la metía entera, hasta llegar a tocar mi barbilla con sus huevos.

Al momento, vi que Carlos se había quedado completamente desnudo y estaba sentado en el sofá masturbándose, le hice un gesto con la mano para que se acercara, y allí estaba yo, con una polla en cada mano, las cuales iba alternando con masturbación o mamada. La polla de Carlos mediría unos 20cm, era igual de gruesa que la de mi marido, pero en ella podía notar sus venas mucho más marcadas.

Después de pasar un rato jugando con las dos pollas, mi marido se sentó en el sofá y me invitó a sentarme encima de él, me puse de espaldas a él y poco a poco fui introduciendo su polla dentro de mi coño mientras no paraba de mamársela a Carlos. Subía y bajaba encima de la polla de mi marido mientras Carlos marcaba el ritmo de la mamada y me follaba la boca a su gusto. Mi saliva iba cayéndome por mis pechos, mientras mi marido me los masajeaba y me apretaba los pezones.

Mario invitó a Carlos a meterme su polla dentro de mi coño, y así lo hizo, se sentó en el sofá y me senté encima de él. Me la introduje entera y empecé a cabalgarle brutalmente, hasta que me pidió que parara o se corría. Cuando bajé la intensidad de mis movimientos mi marido aprovechó para estimularme mi agujero estrecho, primero me lo chupó y me lo llenó de saliva, y poco a poco fue metiendo sus dedos hasta que llegó a dilatármelo lo suficiente como para meterme su polla. Ellos dos gritaban de placer y yo estaba al borde del orgasmo.

- Eres una perra muy guarra, y sabes que me encanta, me dijo mi marido al oído.

Ese fue el detonante para que me corriera, empecé a gritar y a retorcerme del placer, ellos seguían reventándome el culo y el coño hasta que noté como mi marido echaba su leche caliente dentro de mi culo. Cuando sacó su polla, noté como el semen bajaba por mis partes íntimas hasta los huevos de Carlos. Seguí cabalgándole fuerte, hasta que noté como se corría dentro de mí, él también gritaba de placer, un placer que le dejó exhausto en el sofá.

Saqué su polla casi flácida de dentro de mí y me senté al lado de mi marido en el sofá, aprovechando para darle un beso que hacía que su polla volviera a ponerse tan dura como antes. Invitamos a Carlos a tomarse una ducha y él accedió. Cuando él se fue de casa, mi marido y yo nos duchamos juntos volviendo a mantener relaciones sexuales bajo la ducha, esta vez más relajadas pero con el mismo final placentero.

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domingo, 11 de abril de 2021

Relato erótico : Chica de Amazon tiene sexo con su hermano y el amigo

Relato erótico : Chica de Amazon tiene sexo con su hermano y el amigo

La noche anterior había sido más ajetreada que nunca y había hecho planes de ir al club saliendo a las 8 am para conseguirme con mis amigas desde temprano, pero fue más o menos a las 4 am que logre quedarme dormida después de un día bastante extraño con Daniel mi hermanito.

Cuando abrí los ojos en mi cama eran las 11 de la mañana, bajo la sábana vi el reloj en mi mesa de noche, mis planes del club ya no existían. Ayer me había masturbado tres veces, sin contar todo inicio sexual de mi hermanito conmigo, aparte de el material porno que ahora tenía en mi poder.

"Las películas y las revistas!!" Me levanté de golpe sin recordar donde las había puesto, mira rápidamente por el cuarto y la carátula del DVD porno de la película Taboo estaba a un lado del teclado de mi computadora en el escritorio. Sólo esperaba que nadie hubiese pasado a mi cuarto temprano porque estaba claramente visible.

Luego buscaba la bolsa, no estaba en ningún lugar, me agache bajo la cama sobre la punta de mis pies y ahí estaba.

Al ponerme de rodillas con las piernas separadas, los labios de mi vagina se separaron un poco, sentí un hormigueo en mi entrepierna, estaba tan sensible después de haberme masturbado tanto ayer, que lo más mínimo lo sentía el triple. Me incline para revisarme moviendo mi abdomen hacia atrás y sacando mi pelvis, estaba perfecta, sólo mis labios internos un poco más rojitos de lo normal, tome con cada mano mis labios y los estire un poco para revisarme y así sentir cuán sensible estaba. Lejos de dolor se sentía divino, aunque no estaba excitada, estaba bastante mojada y me quede unos segundos pensando en todo lo del día anterior, fue un incesto divino.

Reaccione me coloque el pantalón de algodón de mi pijama sin nada debajo, guarde el video en la bolsa que coloque en el closet escondida muy bien y salí al baño.

Al salir del cuarto el silencio en la casa era total, habían salido todos dije en mi cabeza, eche una ojeada rápida en los cuartos y no había nadie y continúe mi camino al baño.

Con toda la calma del mundo cepille mis dientes y al verme al espejo comencé a dialogar en mi mente conmigo misma, no podía creer todo lo que había hecho con mi hermanito el día anterior, era muchísimo más de lo que podía haber imaginado jamás, yo me había convertido a su tan temprana edad en su profesora sexual y la verdad ahora no lo veía tan mal, sentía que el al ver mi cuerpo lo disfrutaba y me encantaba ver que sea yo, siendo su hermana mayor la que no sólo causara ese cariño de hermanitos, también causaba pensamientos muy ricos, podía educarlo a mi gusto y hacerlo con calma. Ahora sentía que este incesto era lo que me gustaba.

Me senté en el inodoro para orinar, luego a darme una lavadita refrescante con la ducha de mano que se encuentra a un lado. Se sentía divino el agua fría llenando mis labios por dentro y por fuera, no era algo morboso pero se sentían cosquillitas suaves que me recorrían por dentro.

Me tome unos minutos y me percate que no había traído paño y que tampoco había en el baño. Frustrada me termine de quitar mi pantalón del pijama para no mojarlo y me levanté, salí del baño tranquilamente y en mitad del pasillo sin que me lo esperara, venían caminando desde la sala de la casa mi hermanito y su amiguito que hoy venía a la casa.

Terror y desesperación estaba desnuda y sólo cubrían mis pechos un top blancos, pero en esos 3 o 4 segundos pudieron los dos detallarme completamente sin nada frente a ellos. Sus caras eran indescriptibles y sus ojos tan abiertos parecía que se saldrían de su cabeza.

Sólo alcancé a taparme mi cadera con el pantalón que tenía en mis manos y salí disparada a mi cuarto tirando la puerta y gritando como si viera un fantasma.

Mis orejas estaban hirviendo y roja de la pena, me tire en la cama y mi cerebro sólo decía una oración que repetía sin parar "QUE PENA", me puse el pantalón de la pijama volando y me senté en la cama. Sentía vergüenza de que me vieran desnuda, no tanto por mi hermanito, pero el y su amiguito juntos era demasiado.

No sabía que hacer, no quería salir del cuarto ahora, me reía y me preguntaba con que cara los vería a los dos. Abrí sólo un poco la puerta y llame a Daniel para que viniera a mi cuarto con un grito fuerte, inmediatamente salió al pasillo:

-- Ven entra acá un segundo.- su cara fue como si lo fuera a regañar y no dijo una sola palabra.-- Dime que no se vio nada.
-- Si se vio todo.- respondió inmediato y de inmediato se comenzó a reír.
-- Cállate no te rías, baja la voz.- también me daba risa pero eso no eliminaba mi pena.
-- A que hora se va?.
-- Acaba de llegar.- es decir que debía enfrentar el momento con ese niño.-- Pero no le pares, más pena tenía el cuando te vio que tu, además no va a decir nada, no seas tonta.

Era normal pensé, un niño de 17 años más bien se sentiría intimidado al verme desnuda, creo que me había calmado por unos segundos hasta que mi hermanito dijo:

-- Además el esta enamorado de ti.- se reía más al decir eso.- El es el que no quiere salir del cuarto ahora.
-- Que estas diciendo como va a estar enamorado de mi si es un niño.
-- Y que importa que sea menor que tu, no le pares a eso hermanita, yo siempre le hago bromas pero el tiene siempre mucha pena contigo y nunca quería que te lo dijera.

Era verdad, era notorio que siempre al estar ellos en casa y yo pasar cerca, el actuaba muy callado, no decía nada, sólo respondía lo justo. Pero claro siendo tan pequeño era normal.

Hice una pausa en mis pensamientos y recordé que según mi hermanito, parte de lo que estaba en la bolsa llena de revistas y vídeos pornográficos le pertenecía a Rubén, el amiguito de mi hermano. Lo que quería decir que no era tan santo como podía esperar de un niño de su edad.

Ahora llego a mi mente que estos dos bebés de 17 y 16 años eran dos adictos al sexo desde pequeños, y si yo era la enamorada de su amiguito, cuantas veces seguramente estaría en la imaginación de este chiquito cada vez que se masturbaba, sin querer quizás había cumplido su fantasía.

Haber tenido ese encuentro sexual con mi hermanito realmente me había cambiado la forma de pensar drásticamente con respecto a las cosas que en mi cabeza sería capaz de pensar en el sexo.

-- Bueno ya ni modo, sal de mi cuarto que tengo que vestirme, me quede dormida y ya no voy al club.

Su cara cambio con un gesto de asombro y frustración. Giró antes de salir del cuarto y me pregunto retóricamente:

-- Ya no vas a ir al club?
-- No estas viendo la hora, me quede dormida por tu culpa.- y acercándome le agarré un gluteo como para a verlo sonreír y apurarlo.
-- Por mi culpa?.- salto fuera del cuarto.
-- Claro que sí o no te acuerdas todo lo de ayer?.

Se quedo en la puerta sonriendo viéndome por unos segundos y antes de cerrarla dijo en voz muy baja casi suplicando:

-- Hermanita tu me puedes dar la bolsa que te la quedaste tu y tengo que devolver una de... - antes que terminara la oración lo interrumpi.
-- Ya va ahora no, esta decomisada.

Y con una sonrisa picara cerré la puerta. Era yo ahora la chica de los sueños de mi hermanito y ahora de su amiguito.

Me reía porque sentía que no era posible que los niños me vieran así, serán todos los pendejos adolescentes así?, tendré que cuidarme entonces, como han cambiado las cosas.

Me detuve en mitad del cuarto y pensé: " Y si le cuenta a su amiguito algo de anoche?". Inicie un dígalo conmigo misma, "No vale no creo que le cuente", "Pero que va a pensar cuando le diga que la bolsa la tengo yo?", "Pues ahora si le va a dar pena".

Mientras me quitaba el pantalón de la pijama y el top, pensaba en si yo misma entraba al cuarto y se la entregaba ahí a los dos, así podría ver la cara de esos dos niños al recibirla. La de mi hermanito ya me la imaginaba, pero la de su amiguito Rubén me causaba risa pensarla.

Buscaba ropa interior que ponerme mientras me reía sola imaginando la conversación y al verme desnuda frente al espejo pensé, "Y si voy con algo chiquito y los sorprendo?".

Saque una panty de Victoria Secret rosada, tiene una banda elástica de encajes muy suave y delicada, por delante es un triángulito pequeño y por detrás es hilo dental. Me la coloque y me pare frente al espejo, apenas tapaba los labios de mi vagina envolviéndolos y marcando la línea que los separa.

Me imagine entrando al cuarto así sin nada arriba, pero no, era demasiado loco hacer algo así. Volví a buscar en mi gaveta de ropa interior y saque una panty tipo short pequeño, también Victoria Secret, es de líneas blancas y moradas con bordes de encaje pequeños. Se marcaban mis nalgas perfectamente dejando la mitad de ellas al aire, por delante hacia la silueta perfecta de mi vagina, se notaban mis labios y su separación claramente, llegaban hasta el inicio de mis muslos definidos.

Me puse una camisa holgada de tiras color blanco que dejaba ver parte de mi abdomen dejando al aire mi ombligo, muy elegante como para usar de noche, y nuevamente frente al espejo me imagine entrando a su cuarto y esos dos niños excitados viéndome.

Hice una pausa, realmente me excitaba pensar en que ellos me vieran, en provocar a esos chiquitos dejándolos apreciar un cuerpo real de mujer.

Mirando mi cara en el espejo me dije: "No puedo creer que te excita provocar a esos niños" pero es que realmente sentía como me mojaba pensándolo, "Eso ya no es incesto, eso es pedofilia".

Haciendo un gesto de negación con mi cabeza trataba de sacarme eso de mi mente, pero de verdad quería hacerlo. Debo pensarlo mejor puedo hacerlo pero no así tan evidente, debe ser más recatada, " Que te pasa Vanessa?", me estaba volviendo loca.

Debía ser algo que les dejara ver pero disimuladamente, me pare frente al closet tratando de buscar una idea y ahí estaba, mis licras de hacer ejercicios.

Tenía dos una negra y una blanca, de algodón, con un corte a la cadera y llegaban un poco más abajo de las rodillas marca Adidas. Me quite la ropa interior y me puse la licra blanca, la subí bien para que se notará los labios de mi vagina y luego arremangue la licra a la altura de la cadera un poco para que quedara bien abajo, tan abajo que era casi el inicio de mi pubis, así se vería más provocativa. Se veía el inicio de mis nalgas claramente y se marcaban los dos agujeros al final de la espalda.

Tome la bolsa y salí del cuarto rumbo a la habitación, mi reflejo en el espejo del pasillo que estaba entre los cuartos, dejaba verme de pies a cabeza, vestida toda de blanco realmente me veía muy linda. Me pare frente a la puerta del cuarto de mi hermanito que estaba abierta, no podía faltar mi cerebro diciéndome "Estas loca" y entre sin avisar.

Los dos estaban sentados en la cama con un montón de juegos de PlayStation sobre el colchón hablando de eso me imagino y al verme, los dos se quedaron callados, fijamente viéndome. La cara de Rubén, el amiguito de mi hermanito era indescifrable.

-- Hola buenos días.- rompí el silencio.
-- Hola / Hola.- respondieron a destiempo los dos.

Seguí en dirección a Rubén quien se acomodo en la cama al verme ir hacia el sin pausa, se puso tan tenso que al acercarme encogió sus hombros como esperando algo desagradable, me causo risa y haciendo una pausa parada justo frente a el dije:

-- Oye cálmate no te voy a morder.

Me incline y lo salude con un beso en el cachete, deje mi cara suavemente recostada a su mejilla y luego coloque mis labios completos para que sintiera mi boca, un beso de esos que no se le dan a cualquiera. Su cara se puso roja que parecía algo raro, mi hermanito se comenzó a reír de el y yo le reproché que no se burlara.

Me separe de la cama quedando de pie frente a los dos. La mirada de ambos fue directa a la bolsa que sujetaba en mis manos, los dos sabían cual era el contenido.

-- Así que van a hacer intercambió de pornos.- levanté ligeramente la bolsa.

Los dos se vieron y se rieron juntos, pero no decían usa sola palabra.

-- Así que esto es tuyo Rubén.
-- Nooo eso es de Daniel.- dijo echándole la culpa a mi hermanito.

Comenzaron a discutir sobre el contenido y de quien era, me daba risa verlos así, se notaba que a Rubén le da a muchísima pena que yo supiera eso, así que debía calmarlo.

-- Ya va cálmense!!.- dije levantando la voz para que se callaran.-- No tengo problema con que sea de los dos o tuya Rubén, sólo que deben tener cuidado con esto porque no son cosas para adolescentes.

Los dos simplemente movían la cabeza de forma afirmativa, los do estaban rojos con la pena. A pesa de lo que había pasado entre mi hermanito y yo el aún le causaba pena estar en una situación así.

Coloque la bolsa sobre la cama y dije:

-- A ver Rubén que fue lo que trajiste nuevo.- inmediatamente el volteo a mirar a mi hermano en busca de una señal, ahora estaba pálido.
-- Nada nada.- dijo Rubén con un temor a que los siguiera descubriendo.
-- Saca las cosas no le pares, mi hermana no va a decir nada.- le dijo mi hermanito para que sintiera en confianza.

Rubén se paró de la cama y busco su morral, saco una toalla y la coloco sobre la cama y al desenrollarla había una revista de caricaturas porno, otra revista más y un CDque no tenía nada, imagino que tendría vídeos.

-- Woow Rubén.

Los dos chicos sonrieron viéndome, ya estaba entrando en confianza con los dos. Me acerque nuevamente al costado izquierdo de la cama donde estaba Rubén el amigo de mi hermanito y le indique que se arrimara dentro de la cama para yo sentarme en el borde.

Coloque la bolsa que tenía en la mano sobre la cama y comencé a ojear rápidamente las revistas que había traído este niño.

-- Te masturba mucho Rubén?.
-- Si a veces.- tenía pena de decirme.
-- Pero cuantas veces, todos los días o algunos días?
-- Casi todos los días.- se reía sin verme a la cara.
-- Y tu Daniel, no me has dicho si lo haces mucho?.
-- También todos los días.- respondió rápido, ya teníamos la confianza ganada.
-- Y lo hacen una vez al día o varias.
-- Depende/Varias.- respondieron ambos interrumpiendose.
-- Siempre se masturban viendo revistas o vídeos.
-- Yo no siempre porque para ver vídeos tengo que estar sólo en casa porque sólo puedo en el cuarto de mis papas y la puerta de mi cuarto no cierra con llave así que llevo una revista al baño para poder hacerlo.- Rubén se reía mientras me explicaba explicaba con detalle.-- Pero si no puedo lo hago en el cuarto imaginando.
-- Yo también.- respondió mi hermanito.- Lo bueno es que yo si puedo ver vídeos aquí.

Eran un par de niños amantes del sexo sin saber nada de ello. Sólo verlos hablar me hacía imaginar cosas que no debía.

Rubén al igual que mi hermanito también era un niño delgado, blanco y tenía cabello negro liso, seguramente peinado por su mama. Era bien educado, tenía padres estrictos, cosa que me causaba otra interrogante.

-- Y de donde sacas todas estas cosas.- le pregunte a Rubén.
-- Me las traigo de casa de mi tío que tiene miles, ese ni se da cuenta que me las llevo.

Me dio risa saber lo tremendos que eran los dos desde tan pequeños.

-- Y las novias que dicen?.- era una pregunta para provocar.
-- Yo no tengo.- dijo mi hermanito rápidamente.-- Ni yo.- agrego Rubén.
-- Y las enamoradas?.

Los dos se rieron al mismo tiempo mirándose, eran cómplices los dos. Ya sabía que yo estaba en la lista de enamoradas del amiguito de mi hermanito.

-- Hay muchas que nos gustan.- dijo mi hermanito.
-- Me imagino que en todas estas revistas tendrán un montón de enamoradas también.

Me daba risa averiguar de sus gustos y al decir esto me subí por completo en la cama, coloque las almohadas amontonadas en la cabecera y me senté con las piernas extendidas por completo, eso hacia que de notara claramente el boleto de mi vagina entre los muslos. La camisa arremangada dejaba ver todo mi abdomen, la forma de mis piernas se delineaban claramente, era como poder mostrarles mi silueta desnuda que se marcaba claramente en la licra.

-- A ver, siéntense los dos aquí a mi lado mirándome de frente.- ya había empezado las preguntas y me estaba gustando.- Yo soy la primera mujer real que ven desnuda?.

Los dos dijeron que si riendo y rojos de cara. Quería ahora provocarlos a ver si conseguía más confianza por parte de Rubén, ya con mi hermanito existía.

-- Y que parte del cuerpo de una chica les gusta más?.
-- A mi el tracero y la totona.- dijo Daniel.
-- A mi la totona, el tracero y las piernas.- dijo Rubén.

Me dio risa, totona a veces de le dice a la vagina de la mujer en mi país. Y viendo mi pelvis sujete la licra con los dejos y la estire para que se marcarán más los labios con las piernas cerradas y le di unas palmaditas suaves.

-- La mía es chiquita.- ahora si estaba provocándolos.- Y como les gusta, depilada completica o con pelitos?.
-- Depilada.- dijeron en coro los dos.
-- Y ustedes ya tienen pelitos?. Bueno ya se como es el tuyo Daniel.
-- Yo no tengo todavía.- dijo Rubén.

Ya sentía que me estaba calentando tener a estos dos chiquitos, estaba seduciendo a dos niños y me sentía como una sádica, pero me encantaba ser admirada así. Nuevamente era como la profesora de estos dos chicos.

-- Y que es lo que más les gustaría hacer de sexo?.
-- Que me la chupen.- dijo inmediatamente Daniel.- Y también meterla dentro.
-- Daniel!! Eso es lo que imaginas cuando te tocas el pene?.- me sorprendió lo rápido y directo.
-- Si eso me gusta.

Rubén se sujetaba por sobre su pantalón el pene como si estuviera aguantando las ganas de ir al baño, creo que ya estaba excitado y no se contenía pues se apretaba su entrepierna, aparte que a cada momento veía mis piernas y mi vagina delineada bajo mi licra. Intente no decirle nada para no intimidarlo.

-- Y tu hermanito que es lo que más te gustaría?.
-- También me gustaría saber que se siente que me la chupen y hacer todo lo demás.
-- Ustedes dos son unos diablitos.

Podía notar la erección de mi hermanito en su short y ahora también me daba cuenta de que Rubén también la tenía dura. Creo que había pasado la línea con ellos, quería seguir pero me dudaba si seguía o no.

Debía asegurarme antes con mi hermanito que hablará con el para que evitar que dijera algo, debía saber si mi hermanito consideraba que el era de confianza como para seguir hablando de esto.

-- Rubén sal a la sala y asomate por el balcón para ver si esta el carro de mis papas en el estacionamiento y vienes.

Era obvio que no estaba pues ellos habían salido, sólo necesitaba que saliera unos segundos.

Se levanto acomodando su pene que levantaba notoriamente su pantalón, salió del cuarto y de inmediato le dije a mi hermano:

-- Daniel dime de verdad, tu crees que Rubén es de confianza como para hablar de estas cosas?.
-- Si el guardara bien el secreto.
-- Estas seguro? Juramelo.- dice acercándome para que viera la seriedad con la que se lo decía.
-- Te juro que el no dirá nada de verdad.

Parecía que mi hermanito sabía que quería seguir con un plan y a el le encantaba la idea.

-- Bueno en lo que venga el yo voy a salir del cuarto para ir a mi cuarto y tu vas a hablar con el que no debe hablar con nadie lo que pase aquí y jurartelo, que después se lo diré yo.

Acepto de inmediato y al entrar su amiguito me levanté de la cama:

-- No hay nadie.- dijo al entrar.
-- Perfecto Rubén, ya vengo denme un minuto.

Salí de la habitación rumbo a la mía para hacer tiempo de que mi hermanito hablara con el.

Me detuve frente al espejo de la peinadora de mi cuarto, no sabía que era lo que quería hacer, pero provocarlos me tenía excitada. Me encantaba la idea de convertirme yo en lo que son sus revistas y vídeos, me gustaba la idea de experimentar con alguien tan joven y más después de saber lo rico que fue lo que habíamos hecho mi hermanito y yo. Sentía como me mojaba por dentro, mi pulsó estaba a mil por hora, era una locura lo que hacía pero eso lo convertía en algo más excitante.

Le di unos 4 min para que Daniel hablara con su amiguito y volví a si cuarto.

-- Listo estoy de vuelta.- los dos estaban sentados en la cama aún como antes, me causo risa lo obedientes.-- Que obedientes mis niños.

Me coloque de pie frente a la cama y los dos giraron quedando sentados frente a mi.

-- Lo primero que tengo que decirte Rubén es que lo que hablamos y hagamos es secreto.- estaba nerviosa.-- Tiene que ser un súper secreto así como yo guardó el secreto de su bolsa de cosas, Ok?.
-- Si si.- movía su cabeza afirmativamente.
-- Juramelo.
-- Lo Juro Vanessa que será secreto.

Ahora tenía el control, era más que una fantasía, más porque era algo inimaginable que salió de la nada.

-- Sigamos con lo que estábamos hablando, hagamos un juego. Ustedes deben tocar con una mano las partes que les gustan de mi, Ok?.

Rubén abrió los ojos asombrado y miro a mi hermanito. Era claro que les gustaba el juego pero les daría pena tocar, así que empezaría con Daniel para que su amiguito no se sintiera incómodo.

-- A ver Daniel ponte de pie, debes tocar las partes de mi que te gustan y decir porque.
-- Y decir porque??!!.- fue como mucho quizás eso que le pedí.
-- Bueno si quieres decir puedes decirlo.

Se coloco de pie y lo primero que toco fue mi trasero, luego mis senos, luego señalo mi vagina de muy cera pero no la tocó.

-- Debes tocarla.- quería que lo hiciera.
-- Es que me da pena.

Tome su mano y la coloque sobre mi vagina cubierta apenas con una fina licra. Su mano estaba tensa, caliente, su cara se puso roja. Sujetando su mano pase sus dedos y la palma, suave varias veces acariciandome con ella, se sentía divino las cosquillas que hacia frotarle contra el. Lo hice unas 6 veces y le solté la mano.

-- Que más?.

Toco no cara mi cabello mis piernas mi abdomen.. Casi toda lo único que falto fue mi espalda.

-- Te gusto toda completa.- le dije riendo.-- Ahora le toca a Rubén.

Inmediatamente se levanto y se coloco frente a mi, se notaba claramente el bultico de su erección que parado frente a mi me apuntaba directamente.

Sin pensarlo puso su mano completa sobre mi vagina, de la sujete por la muñeca suavemente y la apretaba contra mi para que sintiera mi calor. Podía abrir como el me la apretaba suave, miraba como me tocaba y por segundos volteaba a ver mi cara.

-- Te gusta mi vagina?.- quería que en momento fuera más morboso.
-- Si.
-- Porque?.
-- Porque la tienes afeitadita.- tenía la imagen en su mente d cuando me vio sin ropa.
-- Te gustó cuando me viste sin ropa?.- mientras le preguntaba seguía dejándolo que me tocara toda la vagina como quisiera.
-- Si me gustó mucho.

Le separe la mano y le dije que continuara con las otras cosas que le gustaban de mi.

Daniel estaba sentado en la cama apretando su pene sobre su ropa como masturbandose mientras veía. Fue tan excitante verlo hacer eso y más excitante aún estar ahí con los dos. Estaba hiper caliente, creo que jamás me había sentido así de excitada y aún sin sexo, era puro deseo.

Toco mi trasero apretándolo un rato, mis senos, mis piernas, me tocó completa.

Ya no aguantaba más quería masturbarme y hacerlo con ellos, pero era un paso que no sabía si estaba dispuesta a dar. Pensaba también que mis papás podían llegar en algún momento.

Rubén se sentó en la cama y la cara de mi hermanito era como si estuviera a punto de acabar:

-- No se vale Daniel, detente.- le dije para que dejara de masturbarse.-- Todavía no he dicho que se pueden tocar.

Quería seguir pero no sabía como.

-- Me gustaría ver como es el pene de ustedes. Los dos ya me vieron desnuda, ahora me toca ver a mi.

Ya el de mi hermanito lo sabía de memoria pero aún así quería verlo paradito para mi. Me moría de ganas de ver el de su amiguito Rubén.

Se colocaron de pie los dos frente a la cama y yo me puse de rodillas para estar más a su altura. Me movi un poco para quedar frente a Rubén, su pantalón estaba apuntandome, metí mis dedos debajo de la elástica de su pantalón y lo baje hasta las rodillas, su interior era azul y al pasar mis dedos debajo de la elástica de su ropa interior, hizo un movimiento hacia atrás con su cadera, se sujetó de mi brazo y con la otra mano se tapó el pene sujetándolo debajo de su ropa interior.

Por un segundo pensé que le había hecho daño o que quería detenerse, le pregunte que paso de inmediato y el cerrando los ojos dijo que nada. Podía ve como el azul de su ropa interior se hacía más oscuro entre los dedos de su mano.

Rubén estaba acabando frente a mi.

-- No tienes que tener pena Rubén, eso es algo normal.- era tan rico saber que le excitaba tanto que sólo tenerme así cerca era suficiente para hacerlo acabar.
-- Es que no me pude aguantar.- dijo jadeando
-- Eso es rico mi lindo, a ver quita la mano.

Al apartar la mano de su bóxer se notaba la gran cantidad de poquito que mojó su ropa interior.

Mi hermanito no decía una sola palabra, miraba fijamente y se masturbaba apretando su pene sobre su pantalón.

Dije la elástica de la ropa interior de Rubén y la baje suavemente, su pene salió disparado como una abra de metal apuntando a mi cara. La piel que cubre el glande estaba hasta la mitad de su cabeza y salían gotas aún.

No me pide contener y cine se a tocarme sobre la licra apretando suavemente mi clítoris.

-- Que divino Runben, eso que hiciste me encanto.- me incline hacia el y le di un beso profundo en el cachete pero mi boca toco la de el en un costado con toda la intención de que sintiera mi boca.-- Siéntate en la cama que ahora le toca a Daniel.

Rápido mi hermanito se coloco frente a mi, baje su pantalón y no tenía ropa interior, lo que hizo que su pene estuviera listo frente a mi.

-- Woow aquí esta mi amiguito, y no va a acabar?.

De inmediato Daniel tomo su pene en la mano y lo movía con velocidad increíble subiendo y bajando la piel que tapaba casi la punta de su pene, lo hizo unas seis o diez veces y salió dudara toda esa sorpresa. Nuevamente salió su agüita transparente, era su semen de niño directo en mi pecho, llenó toda mi camisa y luego en mi licra, el piso, le salió muchísimo.

-- Explimelo, que le salga todo. Ven tu también Rubén, exprimelo.

Los dos parados frente a mi estaban tocandose el pene para mi. Me sentía como una estrella porno. Tenía la ropa llena de semen de mi hermanito y en el piso había semen de ellos dos, me puse de pie y dije:

-- Se tienen que quitar los zapatos el pantalón y el interior.
-- Y si llega alguien?.- dijo Rubén.
-- No van a venir hasta la tarde así que tranquilos.

Ahora de pie si podía ver que estaba manchada de esperma de mi hermanito por toda la ropa. Mi hermano fue el primero en quitarse la ropa.

-- Busca el rollo de papel que esta en la cocina y lo traes para limpiar el piso.- quería quedar sola con Rubén unos segundos.

Al salir mi hermanito del cuarto me quite la camisa lentamente dejando mis senos al aire, luego me quite la licra dejando desnudo mi cuerpo delante de el que aún tenía su bóxer puesto. Podía ver la erección y la mancha de semen en su ropita.

-- Te gusto Rubén?.- me acerque más a el y el sólo movió la cabeza diciendo que si.-- Yo se que estas enamorado de mi.- se puso más colorado que nunca.
-- Quien te dijo?.- se notó que le daba pena.
-- Me lo dijo Daniel pero no te tienes que molestar, me gusta que estés enamorado de mi.
-- También Daniel esta enamorado de ti.- eso si me tomo por sorpresa, me estaba diciendo que mi hermanito le gustaba como mujer.

Quizás era normal por ser un niño aún, pero estos dos chiquitos estaban pensando en mi de otra manera y sabrá dios desde cuando estaba pasando eso.

Me incline y le si un beso en la boca, suave y chiquito.

-- Es tu primer beso en la boca?
-- Si.- estaba hipnotizado viéndome desnuda.

Mi vagina estaba súper mojada, estaba excitada al máximo. Le quite los zapatos a Rubén y le baje el bóxer, estaba justo agachada terminando de quitarlo de sus pies y llego mi hermanito.

-- Dame el papel yo lo limpio.- estaba apoyada con las rodillas juntas sentada en el piso delante de ellos aún.

Limpie rápido el piso y me levanté, camine hasta la papelera que estaba a un lado de la puerta y al volver los dos estaban detallando cada centímetro de mi. Pase por un lado de ellos y me senté en la esquina de la cama con mis pies apoyados en el piso.

-- Vamos a hacer algo, yo les voy a explicar a ustedes cositas de sexo para que vayan aprendiendo, voy a ser como su profesora, quieren jugar?.
-- SIII.- sincronizados aceptaron.
-- Bueno empecemos por sus partes.- me moría por tocarlos.-- Esta parte de aquí se llama glande, es como una cabecita.

Comencé primero apretando entre mis dedos la punta del pene de mi hermanito, al apretarla se abrió el guequito y salió una gótica pequeña que esparcí in el dedo gordo regando la por todo el glande.

Inmediatamente agarré la de Rubén, no tina la circuncisión como el pene de mi hermano, así que sujete su piel suave y la empuje hacia atrás hasta que su glande salió por completo, estaba mojado y brillante. Los dos tenían sus penes duros como piedra, podía sentirlo agarrándolos a los dos.

-- Este es el glande Rubén, debes intentar siempre sacarlo completo para que sientas más rico.
-- Si es que se me sube cuando lo muevo.- dijo riendo con pena.
-- Ok, y mira que pasa cuando lo aprieto.- podía sentir cuando palpitaba su pene de placer y se asomó una gota grande de líquido transparente.-- Sale agüita que es lubricante con un poquito de semen.

Con mi pulgar regaba haciendo círculos todo el líquido por su glande, sus ojos se cerraban por segundos por la sensación tan rival que le hacía sentir.

-- Cuando los hombres se excitan mucho les sale agüita así como a ustedes.- les seguía explicando sin dejar de mover mis dedos sobre todo ese capullo.

Baje mis manos hasta las bolas de cada uno, eran unas bolsitas ahora duras y arrugaditas, las metí en mis manos y mis dedos se metieron entre sus piernas tocando con la punta la entrada de su ano. Sentí claramente cuando casi al mismo tiempo los dos apretaron el recto al sentir mis dedos.

-- Esta parte de aquí también es muy sensible para los hombres.
-- Si en las películas a veces las mujeres le hacen cosas con la boca y la lengua ahí.- dijo mi hermanito.
-- Exacto, si le hago así cariñitos que sienten?.- les pasaba la punta de mis dedos y las uñas muy suave entre sus piernas y por sus bolitas.
-- Se siente bien/Se siente sabroso.- dijeron los dos.
-- Es como cuando ustedes se masturban?.
-- Mucho mucho mejor.- dijo Rubén viendo mi mano como le daba placer en su pene.

La contracciones de excitación que tenían hacían que sus penes se movieran como brincando, se ponían más tensos y subían. Se marcaban las venitas a lo largo de sus cositas.

-- Les gusta?.- sus miradas saltaban mientras veían mi cuerpo desnudo, mi cara al hablarles y mis manos darles placer.

Me incline hacia adelante en dirección al pene de mi hermanito y tome la puntica de su pene y la metí entre mis labios succionado suave como un beso profundo. Estaba sujetándolo por la cadera y pude sentir como se apretaron sus nalgas y su pene se movió entre mis labios.

Luego fui donde Rubén y repetí la operación, me tomo por el cabello con un gesto tan lindo que mi beso en su pene fue un poquito más largo.

Tenía el sabor saladito en mi boca, sus glandes parecían de cerámica de lo liso y duro que se sentían.

-- Ese es un besito de cariño, eso es algo ya casi como sexo oral.
-- Pero no se vale, en las películas se lo meten todo en la boca.- dijo Rubén, me dio risa que fuera tan vivo de provocar así.
-- Pero eso es en las películas Rubén.- sentía como pena de continuar.
-- Profe no se vale, eso no fue completo, queremos aprender.- agrego mi hermanito apoyando a su amiguito.
-- Y ustedes se pusieron de acuerdo?, como que lo tenían planeado todo.

Bueno ya estábamos los tres desnudos ya que más da, pensé justificando lo que haría.

Me coloqué frente a Daniel, me agache apoyada en la punta de mis pies con las piernas abiertas, lo agarre con ambas manos por la cadera y lo acerque más a mi, podía sentir como se abrían más los labios de mi vagina dejando verla por completo. Mire de reojo a Rubén que veía mi entrepierna abierta mientras se agarraba su pene.

Mire a mi hermanito a los ojos y le sonreí, me puse su pene cerca de la boca, le di un beso chupandole suavemente la punta y tomándolo de la cadera lo traje hacia mi cara metiendo todo su pene duro hasta sentir sus bolas en mis labios y su abdomen chocar contra mi nariz y mi frente. Lo aleje unos centímetro y volví a meterlo, lo succionaba suave pero profundo mientras lo movía por su cintura como si me cogiera por la boca. Lo hice así unas seis veces cada vez más lento, podía sentir como su punta se hacía más gruesa. Lo saque me mi boca, trague la saliva con sabor a su pene mirándolo a la cara, tenía la boca abierta, estaba lleno de placer.

Su pene estaba duro a más no poder apuntando hacia arriba, lo mordí suave pasando mis dientes y chupando debajo de su glande y bajando por todo su pene hasta sus bolas, las comencé a lamer haciendo círculos con mi lengua, se ponían duras, su piel se arrugo, su pene palpitaba, podía ver su cara como disfrutaba. Apretaba sus nalgas y metía sus bolas en mi boca mientras las acariciaba con la lengua succionandolas suave.

Sentí como me sujetó los brazos duro, sus muslos de apretaron y sus nalgas también, estaba a punto de hacerlo acabar.

Rápidamente volví a meter su pene en mi boca hasta la mitad, aprisione con mi lengua su pene contra mi paladar chupandolo suave. Sentí como su glande creció, se hizo más gordo dentro de mi boca, hundí mis dedos en sus glúteos duros y de pronto arqueó un poco si espalda hacia atrás.

Abrí mis ojos y mi hermanito respiraba por la boca completamente abierta viéndome fijamente como le mamaba su verga. De pronto sin esperarlo sentí su primera contracción, su pene intentaba ligeramente empujar mi paladar hacia arriba y en mis labios sentí como se llenó su verga de semen, lleno toda mi lengua y el cielo de mi boca de líquido, trate de tragar rápido pero inmediatamente salió otro chorro que al aflojar mi lengua salió disparado en mi garganta directamente. Con cada contracción salía un chorro de semen y sentía como apretaba su cuerpo con cada una. Trague todo lo que tenía y comencé a mover mi cabeza sacándolo y metiéndolo sólo un poco mientras chupaba suave para ayudarlo a sacar todo. Sus manos temblaban mientras me agarraba, tragaba todo lo que descargaba en mi boca, era salado, ligeramente amargo y súper caliente.

Deje mi boca quieta pero succionaba suave, ahora sus ojos estaban cerrados y casi perdió el equilibrio porque estaba muy sensible.

Lo saque de mi boca y sonreí viendo su cara de satisfacción, su respiración estaba acelerada, lo separe y le dije que se sentará en el piso a descansar.

Tomé a su amiguito Rubén por la mano y lo puse frente a mi, me metí los dedos en mi vagina y me masturbe duro, los metía y sacaba pegando la palma de mi mano con fuerza contra mis labios, con una mano me sujetaba de su mano y lo veía mientras me daba placer, el miraba como entraban mis dedos entre mis labios y brillaban al llenarme de líquidos, de escuchaba claramente lo mojada que estaba.

Lo agarre con mis dos manos por su cintura y puse su pene en mi cara, de una lo metí hasta el fondo y lo abrace con mis brazos rodeando sus caderas. Comencé a mover mi cabeza con fuerza metiendo y sacando su pene hasta la mitad masturbandolo en mi boca, lo mamaba fuerte.

Me agarró por la cabeza, sujetaba mi cabello con sus dedos, el mismo comenzó a mover sus caderas llevando el ritmo hasta el punto que deje mi cabeza quieta y era el quien lo movía en mi boca pegado con cada embestida su abdomen contra mi cara, abrí mis ojos del asombro de ver como este niño se movía de rico, subí la mirada y veía su mirada fija y los jadeos de excitación que hacía era lo máximo. Su pene era más grande que el de mi hermanito, llegaba mucho más adentro de mi boca.

Pude sentir como se inclinó hacia adelante, casi acostándose sobre mi cabeza, su pene se puso mucho más gordo, estaba a punto de acabar, deje sólo un brazo en su cintura y con una mano comencé a frotar mi clítoris rápido, estaba súper mojada y mi clítoris estaba inmenso.

De pronto apretó mi cabeza contra el con fuerza y lo metió hasta lo más profundo que pudo en mi boca, tocaba mi garganta, me cortaba la respiración de la fuerza que hacia apretándome contra el. Su primer chorro fue directo a mi traquea, estaba tan caliente que sentía como su calor recorrió mi garganta hasta llegar a mi estómago mientras bajaba al tragarlo, luego fueron tres cargas seguidas abundantes y espesas, estaban calientes.

Sentí electricidad en mi cuerpo justo antes de llegar al orgasmo y de pronto me estremeció, mi piel se erizó, estaba acabando al mismo tiempo Rubén lo hacía dentro de mi, mis piernas se intentaban cerrar chocando con las de el, no podía controlarlas era un orgasmo bien intenso. Abrí mi boca para jadear de placer y respirar. Mientras tenía mis contracciones, a el aún le salían chorros más pequeños de su semen transparente que ahora se derramaban mezclados con mi saliva cayendo en mis muslos y mi pecho. Estaba teniendo un orgasmo divino tocándome, con el pene de un niño en mi boca que me llenaba de esperma virgen.

Rubén terminó de acabar y se separó un poco de mi. Coloque mis rodillas en el piso y me apoye con una mano, tenía los ojos cerrados y la mente en blanco, estaba llena de placer y había tenido un orgasmo demasiado rico.

Daniel estaba acostado en el piso, Rubén estaba sentándose cansado y yo estaba completamente extasiada. Me había comido todo el semen de estos dos niños, les había dado placer al máximo, jamás me había atrevido a que acabarán en mi boca con nadie y este día había dejado que dos pequeños me llenaran con una buena cantidad, aún sentía caliente mi estómago y el sabor profundo en mi boca, aún tragaba residuos que quedaba.

Era una locura lo que habíamos hecho hoy, estaba mojando el piso de lo húmeda que estaba después de acabar, no sabía que podía llegar a estos niveles de excitación y morbo.

-- Que tal?, les gusto como el sexo oral?.- 
-- Esto debe ser lo mejor del mundo.- dijo mi hermanito.
-- Podría hacerlo todos los días de mi vida.- riendo dijo si amiguito.

Me dio risa pero me sentía como la mejor de las mejores, es lo máximo sentir y ver que das placer a alguien hasta ese nivel.

Me levanté, debía ir al baño. Al ponerme de pie, mis dos pequeños se incorporaron para admirarme desnuda. No podía creer lo que veía, sólo de verme desnuda nuevamente sus penes se ponían duros poco a poco, ellos se deleitaban viéndome y yo viéndolos a ellos como les calentaba verme.

-- Que bella eres hermanita.- dijo Daniel, que bello pensé, fue tierno que dijera eso.
-- Tu debes ser la más linda del mundo.- dijo Rubén.

Mi sonrisa fue tan grande que por poco se me sale de la cara, me puse colorada, no de pena, era un sentimiento bonito. Sentí como mi piel se erizó, fue algo que jamás espere que dijeran unos chicos tan pequeños.

-- Gracias mis novios hermosos.- les tire un beso a cada uno mientras los dejaba verme completa.

Pase entre los dos mientras seguían viéndome fijamente y fui en dirección al baño. Iba pensando que realmente me consideró una chica bastante atractiva, tengo muy buen cuerpo, siempre llamo la atención, estoy contenta con cada parte de mi, pero hoy me sentía como la mujer más sensual del universo.

Me pare frente al lavamanos y al mirarme al espejo aún tenía mis pezones duros, me sujete el cabello con una cola y me enjuagué la boca. Aún tenía el sabor a semen dentro, me reía en silencio sorprendida de la cantidad de semen que trague. Tragar semen jamás fue algo que le gustara, por eso jamás lo había hecho pues me parecía desagradable, pero hoy lo hice tan natural y fue tan rico, mientras jugaba con el enjuague bucal en mi boca podía recordar como se sentía el movimiento de sus penes dentro y como se sentía cada descarga dentro de mi, lo caliente, el sabor, la cantidad. Realmente Rubén había acabado muchísima más cantidad que mi hermanito.

Me salí de mi pensamiento y podía escuchar como se reían en el cuarto celebrando todo lo que les había hecho disfrutar.

Tome una cantidad de papel de baño y lo humedecí un poco para poder quitar el semen y saliva que tenía en mi seno y los muslos. Por momentos mientras me limpiaba pensaba en cosas de sexo con ellos dos, con mi hermanito sola o con Rubén. Me sentía demasiado puta ya y al mismo tiempo de daba risa.

Los llame al baño para que se lavaran y los dos llegaron de inmediato, ambos tenían sus penes pequeños así podía ver cuanto le crecían porque así se veían tan chiquitos y luego al este erectos aumentaban mucho su tamaño.

Rubén de inmediato de coloco frente al inodoro para orinar, fue natural y sin pena, parecía que esto pasara todos los días, los tres desnudos en el baño.

Le indique a mi hermanito que se colocará sobre el banco que estaba frente al lavamanos. Es una pequeña escalerilla de dos peldaños que usaba desde pequeño para subir a lavar los dientes, pero ahora que esa más grande le sirve para subir y verse al espejo. Ahora al subir al segundo escalón su pene queda a la altura del lavamanos.

Abrí el agua y la regule hasta que quedara tibia. Rubén había terminado de orinar y ahora se había puesto a un lado, cerca de la puerta para observar todo lo que hacia.

Moje mis manos y luego tome el pene de mi hermanito para humedecerlo, pase mis manos por sus bolas y de inmediato su pene se comenzó a llenar de sangre por dentro, me detuve a ver como crecía frente a mis ojos sólo por haberlo tocado unos segundos.

Debo admitirlo, jamás había visto el pene de un niño crecer así por la excitación y eso me calentó nuevamente de forma inmediata. Los tres nos vimos unos con otros y nos reímos.

-- Ustedes tienen esa espadita lista siempre en cualquier momento.
-- Yo siempre.- dijo mi hermanito.
-- Yo también yo también.- dijo Rubén subiendo en un costado de la escalerita.

Los dos tenían sus penes asomados dentro del lavamanos para limpiarlos. El de Rubén también crecía aún sin haberlo tocado.

-- Que están esperando?.- puse mis manos mi cintura como gesto de regaño.-- Están pasados de flojos, no pretenderán que también tengo que lavarles el pipí.
-- Tu dijiste que eras la profesora hoy.- dijo Rubén, los dos se reían como pícaros.-- Tienes que enseñarnos a lavarlo bien.

Mi niños siendo morbosos conmigo, eso era excitante. Ya los dos tenían sus penes completamente duros apuntando al frente, tome un poco de agua en mi mano y moje el pene de Rubén hasta sus bolitas.

Sujete la piel que cubría la mitad de su glande y la empuje hacia atrás dejando que saliera por completo.

-- Ok la primera lección es para Rubén, debes siempre para lavarlo llevar la piel de tu pene hasta atrás para lavarlo bien que salga toda la cabecita, sobretodo en esta zona.- con mis dedos pase suavemente alrededor de la línea que separa su glande del resto de su pene.

Llene mi mano de jabón y frotándolas hice espuma suficiente, con una mano enjabonaba a mi hermanito y con la otra a Rubén. Lo hacía suave como si los masturbara pero fregando bien toda sus espaditas hasta las bolas. Pasaba la punta de mis dedos por su glande y eso hacia que se movieran dando pequeños brincos producto de las contracciones, aún estaban sensibles.

Retire todo el jabón y me puse a medirlos cerrando mi puño sujetándolos, el de Rubén era más largo por uno o dos centímetros, pero el de Daniel mi hermanito era mucho más grueso.

-- Ustedes son incansables, después de lo que acabamos de hacer se les pone dura aún.

Esas sonrisas en sus caritas era lo máximo, tenía el control total.

En ese momento sonó el teléfono de la casa y salí del baño ordenándoles que se secaran. Era mi padrastro para avisar que saldríamos a cenar a final de la tarde al club así que cuando estuvieran por llegar llamarían para que estuviéramos listos los tres, lo que nos dejaba unas horas más solos en casa.

Regrese al baño y lleve a los dos de la mano a mi cuarto esta vez, me senté nuevamente en la esquina de la cama, abrí mis pierna un poco y coloque a cada uno con mi pierna entre las de ellos que estaban de pie, sus bolas casi tocaban mis muslos. Rubén sin decir nada toco mi seno y paso su dedo por mi pezón que se había arrugado y estaba muy duro. No me lo esperaba y actúe como si nada para que sintiera la confianza de hacerlo cuando quiera, aparte que se sintió divino.

-- Ya va Rubén, ahora voy a enseñarles una lección importante.- quería educarlos a mi gusto, ahora quería que aprendieran a darme placer.-- Tienen que aprender a besar, eso es básico para que una mujer se excite.

Comencé con mi hermanito, lo sujete por la cadera y lo acerque hacia mi hasta que quedo pegado a mi cuerpo, su pene quedo apretado entre mi cuerpo y el suyo. Mi pierna derecha estaba entre sus piernas, pase mi brazo derecho por su espalda y comencé a besar su cuello, suavemente pasaba mis labios y le daba pequeños besitos en diferentes lugares, subí hasta su mentón y luego volví a bajar hasta el inicio de su pecho.

Podía sentir como el movía su cadera muy suavemente para frotar su pene contra mi. Lo sujete con más fuerza por la espalda para que su pene se aprisionara con fuerza contra mi.

Lo besaba ahora más profundo, chupaba su cuello y pasaba mi lengua lo más sensual posible, subía lamiendo y besando hasta su oreja. Al llegar ahí causo que el moviera su cabeza, porque sentía unas cosquillas extrañas, lo chupaba y mordía suavemente y comenzaba a pasar mis dedos y uñas por la espalda. De pronto toda su piel en todo su cuerpo se erizó, toda una corriente paso por su cuerpo, logre hacer que hiciera gemidos de placer y en ese momento me detuve.

-- Como se siente?
-- Perfecto.- respondió soltando todo el aire de sus pulmones.

Separe a Daniel un poco de mi cuerpo y acerque a su amiguito contra mi.

Comencé a besar su pecho, lamí sus pezones que se pusieron duros en mi lengua, subí besándolo hasta su cuello y podía sentir su respiración como se aceleraba.

Lo sujete por las nalgas y lo pegue a mi cuerpo, su pene estaba apoyado a la altura de mis costillas y de inmediato comenzó a mover su cadera frotándolo contra mi masturbandose mientras lo lamia hasta sus orejas.

Le causaba cosquillas de placer, continúe por su mejilla hasta llegar al mentón, lo chupe suave y subí hasta su boca. Abrí mis ojos y el envía la mirada fija en mi, parecía con miedo porque no se esperaba eso, así que lo bese con todo chupando sus labios y mordiendo los suaves, si cuerpo se puso rígido, metí mi lengua en su boca, primero la punta para que no se incomodara y luego la pero más adentro tocando su lengua y moviéndola entre la mía.

Me sujeto con sus manos por el cabello y pego con más fuerza su cadera para frotar más si pene contra mi. Nos estábamos besando como locos, aunque el hacía unos movimientos inexpertos, por eso me detuve y sin despegar mi boca de la suya le dije:

-- Déjame primero enseñarte a besarme.

Continúe haciéndolo y el sólo me dejaba a mi. En ese momento sentí como mi hermanito que estaba a un lado de nosotros con mi pierna entre las suyas comenzó a frotar su pene corta mi muslo para masturbarse, se sujetaba con la dos manos de mi pierna y movía su cadera fregando su pee y bolas contra mi, podía sentir sus bolitas en mi rodilla y su duro pene en mi muslo.

Así pasamos unos minutos ellos dos disfrutando masturbare en mi cuerpo y yo ahora completamente mojada de excitación.

No me pude conteneme y con una mano comencé a masajear mi clítoris que estaba inmenso, lleno de deseo, se salía del capullo que lo envuelve y mis líquidos ya se salían fácilmente entre mis labios. Estaba excitada al máximo.

Mis dos chicos se movían sobre mi cuerpo ahora tan fuerte que me hicieron perder el equilibrio y me fui hacia atrás sobre la cama, me apoye sobre mis brazos quedando frente a ellos que veían ahora mi vagina que de había enrojecido un poco por masturbarme. Tenían sus penes erectos apuntandome.

-- Vengan vamos a subirnos sobre la cama.- me impulse con nos brazos subiéndome boca arriba sobre el colchón.-- Acuestence uno de cada lado.

Los dos se subieron rápidamente y se acostaron Daniel a mi derecha y Rubén a mi izquierda.

-- Acérquense, tienen que quedar pegaditos a mi.- quería sentirlos y que ellos me sintieran a mi.-- Quiero que ahora me enseñen si aprendieron lo que les acabo de enseñar, uno a cada lado.

Los dos me abrazaron de lado montando cada uno una pierna sobre mi abdomen, podía sentir sus penes a cada lado en mis caderas. Los abrace acercándolos a mi aún más y abrí un poco mis piernas, estaba demasiado excitada pero en esa posición no podía hacerlo con mis manos, no llegaba.

Primero empezó mi hermanito a besarme el cuello, lo hacía de forma muy tosca, pero se sentía divino el calor de su boca en mi piel.

Sujete a Rubén por su cabello y lo acerque a mi cuello para que se le quitará el temor. Iba indicándoles como debían besarme suave y cuando chuparme como yo de los hice a ellos.

Giraba mi cabeza a cada lado y los besaba profundo en la boca, dejaba que metieran su lengua en mi boca. Comencé con mi hermanito, mojaba su boca con mi saliva y luego lo tome por el cabello llevándolo hasta mi cuello para que continuara besando me y gire al otro lado para besar a Rubén.

Me sorprendió porque de inmediato metió su lengua en mi boca y lamía la mía rápido, inexperto pero muy sexual, estaba desesperado, le indique que se calmara y que lo hiciera idéntico pero más suave y así lo hizo. Lleve mano deslizandola por toda su espalda hasta sus nalgas y las apreté empujandolas contra mi para que se masturbara contra mi, me excitaba que hicieran eso.

Sujete a mi hermano por su cabello y baje un poco su cabeza hasta llevarla a mis senos, lleve su boca hasta mi pezón y levanté un poco el pecho pegando mi pezón en sus labios, no podía hablar porque me besaba con su amiguito, pero capto la idea, comenzó a besarlo y lo lamia.

Apreté su rostro contra mi seno y me separe del beso con Daniel para decirle:

-- Chupa mi pezón, hazlo fuerte que se sienta.- de inmediato lo hizo y electricidad paso por todo mi cuerpo.
-- Te gusta eso?.- me pregunto Rubén mientras veía como mi hermanito chupaba y lamía todo mi seno derecho.
-- Me encanta.- dije jadeando mientras veía como mi hermanito lo hacía perfecto.

Rubén bajó sin que le dijera nada y comenzó a lamerlo, lo mordía suave, lo chupaba, se nota que había visto muchas películas porno.

Era demasiado para mi que estos dos niños estuvieran haciendo esto al mismo tiempo.

Pase mi brazo izquierdo por debajo de Rubén y me comencé a tocar de una vez como loca. Podía ver como los dos abrían los ojos para mirar como lo hacía y eso me causaba una excitación tremenda poder enseñarle a estos dos chicos como me masturbaba.

El pene de Rubén en ocasiones rozaba mi brazo, podía abrir lo duro que estaba. Los tres estábamos sudando, yo más que ellos, frotaba mi clítoris con fuerza con los dos dedos medios de mi mano subiendo y bajando la pequeña piel que cubre mi clítoris.

De pronto sentía las contracciones justo antes del orgasmo, apretaba mis músculos dentro de mi vagina, mis piernas se pusieron rígidas como madera y se juntaron, sentía mis dedos con más fuerza ahora y me salían líquidos entre mis labios. La sensación que me causaban mi hermanito y su amigo al chupar mis pezones fue demasiado combinado con lo que hacían yo. De pronto ya no podía más.

-- Miren como acabo.- fue lo que alcancé a decir justo antes de mi orgasmo.

Mi cuello se tensó y luego cada músculo de mi cuerpo, sentí como un vacío y electricidad recorría mi cuerpo y en especial en mis pezones. Sin poder evitarlo comencé a temblar ligeramente y apreté a mi hermanito contra mi y mis dedos detuvieron su movimiento en mi vagina, sólo apretaba los labios con fuerza y sentía como la entrada de mi vagina tenía espasmos de placer, que duraron más de 20 segundos.

Se detuvieron y se quedaron viendo como simplemente intentaba recobrar el aliento. Jamás había tenido un orgasmo de esa magnitud, no sabía que mis pezones de ponían tan sensibles al hacerlo así.

Se apartaron de mi lado y se colocaron sentados de rodillas sobre la cama a cada costado de mi cuerpo y con los ojos cerrados y aún jadeando les dije:

-- Lo que acaban de ver es un orgasmo, los dos me hicieron acabar supe fuerte.- los dos se rieron al mismo tiempo.
-- Y que sentiste?.- pregunto mi hermanito.
-- Es complicado de describir, no se como sienten ustedes, pero es como si estuvieras cayendo en una montaña rusa, es divino.

Abrí mis ojos y los dos se deleitaban viendo mi cuerpo desnudo extendido sobre la cama para ellos.

Abrí mis pierna y lleve mis rodillas casi hasta el pecho separándolas, así quedaba bien abierta para que me vieran. Quería enseñarles como había quedado después de acabar.

Coloque mis brazos entre mis piernas empujando las rodillas hacia los lados abriéndome más. Sus caras eran de asombro al verme así, pase mi mano desde la entrada de mi ano hasta mi clítoris, estaba llena de mis líquidos.

-- Nunca habían visto una chica así de abierta real.- movían sus cabezas diciendo no y viendo mi vagina y mi culo fijamente.-- Ven como esta de mojada?.
-- Y siempre se pone así de mojada?.- pregunto Rubén, la verdad es que estaba muy mojada, había líquido hasta en la sábana.
-- No siempre eso depende de lo excitada que este.

Sujete un labio con cada mano separándolos un poco para que la vieran completa.

-- Esta es la entradita de mi vagina.- les dije señalando con un dedo el orificio de entrada a mi cosita.
-- Y cuantas veces lo has hecho?.- pregunto mi hermanito.
-- No muchas pero si lo suficiente.
-- Y que se siente cuando se mete.- pregunto Rubén inclinándose y mirando con detenimiento.
-- Me imagino que ustedes los hombres sienten rico, yo siento rico, pero debe estar así mojadita, sino no se siente tan bien.- extendí nos manos para invitarlos.-- Permítanme sus manos.

Sujete cada mano y coloque la punta de sus dedos en mis labios externos indicándoles que apoyaran sus dedos en ellos y haciendo una suave presión abrí mi vagina con sus dedos. Me inclinen un poco hacía adelante para ver bien como me veían y tocaban.

Mis labios internos eran pequeños, mi clítoris se levanto como una punta que sobresalía de todo.

-- Esta es la entradita por donde se mete.

Metí dos dedos dentro de mi y los saque suavemente completamente mojados, los metí y saque varias veces para que vieran como se hacía.

Aparte sus manos y me abrí los labios yo como ellos lo estaban haciendo y le dije a mi hermanito que metiera sus dedos.

-- Extiende dos dedos y ponlos duros y suavemente vas a meterlos por mi entradita.

Sus dedos índice y medio entraron poco a poco dentro de mi, se sentía tan divino y más porque estaba tan sensible. Por primera vez mi hermanito estaba dentro de mi, me daba un morbo terrible poder ser yo su primera experiencia.

Comenzó a moverlos poco a poco metiéndolos y sacándolos, sus dedos eran más delgados que los míos así que podía decirle que metiera otro:

-- Pon tres dedos juntos así.- le indique juntando tres dedos de mi mano.-- Y mételos igual.

Sus dedos salían húmedos de mi.

-- Van a turnarse, cada uno lo va a meter y sacar 10 veces.

Fue lo máximo dejar que jugarán con sus dedos dentro de mi, me lograron excitar nuevamente en segundos.

-- Y como es por detrás?.- pregunto Rubén tocando mi nalga izquierda suavemente mientras estaba en su turno mi hermanito metiéndome sus dedos.
-- Por detrás es lo mismo, pero es medio doloroso para la mujer a veces si no se sabe hacer.
-- Pero que sientes si hago esto?.- dijo mi hermanito sacando sus dedos dentro de mi y pasándolos por todo mi ano.
-- Uff de siente rico.- me arranco un suspiro y la sensación de sus dedos hay hizo que lo apretara un poco.
-- Si lo mueves así es que te gusta?.- pregunto Rubén.
-- Si, aprieto sin querer pero es porque se siente rico.

Tome la mano de Rubén y lleve sus dedos a mi ano también. Mientras ellos tocaban y estiraban suavemente la entradita de mi culo, metí mi dedo medio en mi vagina para humedecerlo un poco y lo lleve a la entrada de mi ano. Comencé a introducirlo suave, muy lento hasta meterlo completo.

-- Así es el sexo anal, por aquí.- les decía mientras sacaba lentamente mi dedo de mi culo.
-- Y te duele?.- dijo mi hermanito
-- No porque los dedos no son tan grandes y gruesos como un pene.
-- Podemos ver como se siente?.- mi hermanito quería sentir como era mi año también.
-- Esta bien pero sólo una vez cada uno y antes de meterlo deben poner saliva en la entradita para lubricar.

Y así lo hizo mi hermanito primero dejo caer saliva en sus dedos y coloco dos en la entrada y presionando los empujo dentro.

No esperaba dos dedos por detrás pero no dije nada, no estaban tan gruesos, a su edad sus dedos eran mucho más delgados y se sentía rico.

Los metió y saco unas tres veces:

-- EYYYY!! Sólo era una vez.- dije riendo.
-- Ok!.- los saco de inmediato.
-- Ahora tu Rubén.

Hizo la misma operación tenía ahora dos dedos de Rubén llenos de su saliva dentro de mi ano. Hoy había pasado todos los límites de sexo con ellos.

Por dentro quería saber que se sentiría desvirgar a unos chicos tan jóvenes, quería sentir como sería tenerlos dentro, pero sentía tenía de hacer eso, llegar a ese punto ya era algo delicado, no estaba tomando pastillas y a unos niños como ellos un preservativo no les serviría. Sentía temor de que pudiera quedar embarazada.

De pronto el sonido del teléfono rompió mis pensamientos y la clase de sexo con mi hermanito y su amiguito. Eran nuestros padres pensé de inmediato y nosotros tres estábamos desnudos aún.

-- Vístanse rápido que deben ser ellos.- dije refiriéndome a nuestros padres.

Salí corriendo al teléfono para atender y efectivamente era mi padrastro.

-- Alo.
-- Venias corriendo que suenas tan agitada?.- noto mi respiración acelerada producto de la carrera que di para llegar a tiempo al teléfono más todo el sexo acumulado.
-- Si es que estaba en el cuarto y salí corriendo.
-- Ya vamos en camino a buscarlos en 20 min llegamos.
-- Esta bien.

Colgué el teléfono y me fui directo al baño a lavarme, estaba llena de líquidos de mi sexo, sentía aún que tenía ganas de más.

Salí del baño aún desnuda y pase a revisar que estaban listos y los dos ya se estaban poniendo los zapatos.

-- Terminan y los dos se van a lavar las manos que tienen todos los dedos llenos de mi.- y les di una sonrisa picara.

Fui a mi cuarto y me coloque una falda negra plegada, parecida a las que se usan en el tenis que por debajo son como un short pero queda muy holgada, la usaba generalmente cuando iba a la playa, pero hoy quería verme sexy. Pensaba ponerme ropa interior pero no lo hice. Me coloqué una camisa pegada deportiva de tirantes y un suéter negro del mismo conjunto de mi falda short, zapatos deportivos blancos. Parecía que salía del gimnasio, me solté el cabello y realmente hoy me sentía hermosa.

Antes de que llegarán fui al cuarto de mi hermanito y nuevamente me pare frente a ellos:

-- Recuerden este es nuestro secreto, no se puede decir a nadie ni que pase lo que pase, A NADIE!!
-- Si/Esta bien.- respondieron los dos.
-- Juerenlo. 
-- Lo juramos.- respondieron en coro.

Les di un beso en la boca a cada uno y les ordene que bajarán a la sala. No paso mucho para que soñara el intercomunicador, eran nuestros padres que ya habían llegado.

Estábamos saliendo y mi mama entro a la casa para buscar unas cosas que debían llevar, yo baje con mi hermanito y su amigo al carro.

Al llegar mi padrastro estaba ordenando unas cosas en la parte de atrás de la camioneta y cuando nos vio llegar fue la primera vez en mi vida desde que sale con mi mama que lo vi mirarme así, por momentos pensé que quizás era mi idea, pero mientras nos organizamos para entrar y sentarnos me dijo algo que corroboró lo que pensaba:

-- Vanessa estas bella, te ves bien así deportiva.
-- Gracias.- si era verdad me había visto detenidamente mientras caminaba al carro.

Quizás no era nada, quizás fue demasiado sexo en tan pocos días que me hacia ver todo de otra manera, quizás me sentía culpable por todo lo que había hecho y ahora las cosas normales las juzgaba mal.

Nos sentamos en el asiento de atrás de la camioneta y tenía a mi hermanito a mi derecha y a su amiguito a mi izquierda, no pensaba discutir con ellos como siempre hacen por quien iría en la ventana.

Me sentía como si hubiese robado un banco, a pesar que los chicos actuaban de lo más normal como si nada, yo me sentía extraña, pero trataba de disimularlo.

No es normal que una chica de mi edad este corrompiendo unos adolescentes de 17 años y aparte que le excite la idea de hacerlo. Me sentía como una sádica, pero eso no me hacia sentir mal, por el contrario me gustaba poder sacar ese lado que no yo misma sabía que tenía, me sentía capaz de hacer cualquier cosa.

Fin del relato erótico de la chica de Amazon que tiene sexo con su hermano y el amigo. Autor : Anónimo
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sábado, 10 de abril de 2021

Relato Erótico : Cornudo viendo a su esposa chaparrita con el amante

Este relato que les platicaré es mi historia de como hice que mi esposa fuera disfrutada por otro hombre mientras que yo escondido en el clóset solo me limitaba a mirar. Para iniciar le comentaré que este relato tuvo lugar hace 10 años y es hasta ahora que me he atrevido a platicarlo. Actualmente tengo 51 años y mi esposa 43 lo que significa que cuando pasó ella tenía 33 años.

Bueno al grano en nuestro matrimonio ya no existen tabú que nos impidan gozar al máximo nuestra sexualidad, para iniciar le diré que mi esposa es una linda chaparrita pues mide 1.60 aproximadamente para identificarnos, le diré que mi nombre es Arturo y el de mi esposa será el de Silvia tiene un hermoso culo lo que ellas llaman chaparreras, su puchita es deliciosa con bastante vello púbico, sus senos aunque son chicos están deliciosos. Nuestra odisea pasó con comentarios qué hacíamos sobre un chico de nombre Mario, según parece ella decía que estaba guapo y encamable.

Lo conocíamos y vivía a lado de nuestra casa fantaseábamos con que si se animaría a estar a solas con él y qué le haría aunque al principio ella reaccionaba mal poniéndose seria, pero con el tiempo se animaba contestando que le haría lo mismo que me hace a mi que es abrazos besos masaje a mi verga y una rica cogida, sin embargo creo que solo lo decía por decirlo ya que hacerlo era otra cosa. Sucede que por razones de trabajo nos mudamos al estado de Jalisco ya que nuestra residencia era Zacapu en el estado de Michoacán, bueno nuestra fantasía seguía ya que de cierta forma él le gustaba como hombre yo por mi parte si deseaba que se diera el gusto de coger con él por ello le animé a que le escribiera una carta algo picante lo que hizo. Pasaron 10 días y ¡oohhh sorpresa! un día al llevar mi esposa a los niños a la escuela, él ahí estaba más no ocurrió nada solo charlaron y se despidieron no sin antes darle un beso en la comisura de los labios según me platicó ella dejándole un número de teléfono. Silvia por su parte se emocionó eso se notó en cuanto me platicó, igual a mi me puso cachondo y esa noche cogimos de lo más sabroso. Cinco días después la animé a que le llamara y acordara una cita con él, lo que así ocurrió. Quedaron para un día miércoles, llegó ese día por lo que preparamos el asuntillo, llevamos a los niños a casa de su mamá y posteriormente ella se preparó. Hizo que escogiera la ropa sugiriéndole un camisón demasiado corto sin nada abajo y que lo invitara a pasar a nuestra casa para después que él se duchara y el iniciativa parándose enfrente a él para supuestamente ver quien estaba más grande y yo por mi parte no veía en ese momento nada solo escuchaba sus respiros entrecortados, sin embargo Silvia actuó con rapidez llevándolo a un lugar donde tuviera mejor visión, se abrazaron dándose un largo y apasionado beso mientras Mario llevaba sus manos a las nalgas de Silvia agarrándoselas, después su atención fueron sus dos pequeñas chiches ella por su parte le acariciaba su pecho, espalda, deteniéndose en su abultada verga dentro de sus calzoncillos, animándose a sacársela y dándole una graciosa apretada primero en forma despacio y después con más confianza le pajeaba la verga como queriendo doblegarla, Mario por su parte la llevó a la cama acostándola de espaldas besándole en todas partes principalmente sus chiches y pasando a su riquísima pucha dándole una lengüeteada que creo que ni yo se la había dado como este cabrón, Silvia gemía o casi lloraba creo que alcanzó su primer orgasmo entre grititos y gemidos, ella no desaprovechó no le soltaba ya su enorme verga que desde mi escondite así se la veía. Mario pasó a la acción directa, se puso en posición de misionero y le colocó su verga en la entrada de su puchita que ya pedía a gritos que la penetrara se la dejó ir de un solo embiste comenzando un entre y sale de lo que hasta ese momento era solo mía ambos gemían diciendo palabras que parecía más que deseo súplicas de tener otra chorreada.

El palo que este recabrón le estaba echando a mi mujer sólo duró unos minutos porque él entre bufidos tuvo una tremenda venida inundando todo su interior de leche que más que venida parece que se estaba meando, pero al parecer mi querida esposa no terminó en ese momento por lo que Mario muy caballeroso y preocupado le preguntó que como ella tiene sus orgasmos aparte de sexo oral. Lo que de inmediato ella dice que se acostara él de espaldas subiéndose ella como en posición de misionero y que se quedara inmóvil ella por su parte le tomó la verga con una mano guiándola a su entrada de su pucha e iniciando un movimiento circular y no tardó nada en tener su primera venida descansando un rato arriba de él sin sacarse la verga de su interior para después iniciar de nuevo los movimientos logrando una segunda venida abrasándolo fuerte y besándolo agradeciéndole que se hubiera preocupado por que ella también gozara. Una vez termina Silvia, él inicia una segunda bombeada moviéndose más lentamente queriendo gozar mejor este palo mientras se besaban con lujuria mamándole sus tetitas lo que le provocó a Mario que se viniera no menor que su primera chorreada, pero esta vez la sacó y se los aventó fuera de su chochita mojándole todo su pelambre después de la tempestad los dos fueron al baño y no se que ocurrió. 15 minutos más tarde regresaron secándose el agua, completamente desnudos se sentaron en la cama a charlar y a fumar un cigarrillo yo por mi parte en mi escondite tuve dos grandes venidas aunque sin gritos ni gemidos por temor a ser descubierto.

Así trascurrieron los 15 minutos, pasando de nuevo a la acción. El muy cabrón de Mario quería seguir disfrutando del culo de mi mujer solo silencio y ellos abrazados al borde de la cama besándose agasajándose todo el cuerpo de Silvia mientras ésta le agarraba su rica verga pagándose en una de sus piernas, no tardó mucho para lograr que la verga se pusiera dura de nuevo y coger el culo de mi mujer, pero esta vez la puso en cuatro patas para cogerla de a perrito ella gemía con lo que le quedaba, de nuevo un beso y se despidió con la promesa de verse otro día.

Por la noche mi esposa y yo tuvimos una gran noche de sexo cogimos como locos para después agradecernos mutuamente por lo sucedido.

Relato Erótico : Cornudo viendo a su esposa chaparrita con el amante

Autor: Anónimo

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lunes, 27 de abril de 2020

Relato Erótico : Los deseos de mi amigo para su mujer

Acudo a un bautizo muy especial y al final mi gran amigo se ha soltado del todo y quiere cumplir un deseo para su mujer, eso dice, pero él tiene más ganas aun que su mujer. Un relato erótico genial.

Relato Erótico : Los deseos de mi amigo para su mujer

Relato Erótico : Los deseos de mi amigo para su mujer

No podía empezar mejor la semana después del fin de semana que había pasado. La semana seria corta, porque sería hasta el jueves, que me había pillado un día para ir al bautizo. La semana se pasó rápida porque tuve varias salidas por trabajo. El viernes llegue a mitad de la mañana a Valencia y Juan Carlos que se había tomado también el día libre me estaba esperando. Como estábamos solos quise tener una conversación con él, no quería que nada ni nadie interfiriera en lo que tenía que decirle.

- Mira Juan Carlos estamos a tiempo de que me vaya a un hotel y no quedarme en tu casa. Sabes que puede ser muy “peligroso” y me entiendes.

- ¿Vamos a volver a la conversación de la última vez? Que pesado eres, ya te dije que no pasaría nada por nuestra parte y si pasara, ¿QUE?

- No sería tan sencillo, te lo dije y te lo digo, todo iría de forma distinta hermano, hazme caso, me voy al hotel del otro día y ya está.

- Jaja, si al final va a tener razón Amparo, que te has tirado a alguna de las dos.

- No te equivoques, que no ha pasado nada con ninguna, que lo pasamos bien, pero solo eso, sin ningún tipo de relación sexual. Tu mujer que es muy mal pensada.

- Vale, vale, si eso se lo he dicho yo. Pero a lo que vamos, no puedes hacerme ese feo.

- Tu veras, lo que tu decidas, pero luego no quiero lamentos.

- Lamentos ninguno.

Ya dejamos la conversación y nos fuimos para su casa. Amparo no estaba, porque se había ido a ultimar los últimos preparativos del día siguiente. Mi habitación era la contigua a la de ellos. Y en ese momento me dio la sorpresa Juan Carlos, “En las otras dos habitaciones están mis suegros y mis padres, ves cómo es imposible que pase nada, jaja” lo que me dijo me alivio un montón. El padre de ella y el de Juan Carlos, eran socios en algunos negocios. Cuando llegaron se enrollaron conmigo, sobre todo el padre de Juan Carlos, que tanto el cómo su mujer me trataban como a un hijo más. Hasta el punto que me ofrecieron una vez que terminara en Madrid, que no quedaba mucho, para que pidiera la excedencia y me fuera a trabajar con ellos, me ofrecieron de todo y si no hubiera pasado lo que paso con sus respectivos hijos, hubiera aceptado sin pensármelo. No les di un no rotundo, pero les dije que estaba ya medio comprometido y me parecería muy mal faltar a mi compromiso. Lo entendieron y me dijeron que si no salía por lo que fuera, me acordara de ellos. Hasta Juan Carlos me animo y también se dio cuenta de que los estaba esquivando y ya no dijo nada más.

Luego llegaron las madres y la hija con la hija. Hubo saludos, encantadas con la nieta y volvían a sacarle parecidos a Juan Carlos y a Amparo, yo a todo decía que sí, les daba la razón. Amparo seguía mirándome con bastante inquina, no lo podía disimular. Un poco antes de comer dijeron de irnos, porque comíamos fuera y en compañía de los otros dos matrimonios. Cuando llegamos al restaurante, tanto Carmen como Marta, fueron muy efusivas y se pusieron muy alegres. Contaban lo bien que lo habíamos pasado el fin de semana anterior, que no paramos de bailar y más cosas, omitiendo algunos “capítulos” de esa noche. En la comida me senté junto a ellas y estuvimos de broma, risas y algún roce que otro con las piernas y las manos, pero todo sin llamar la atención. La “risa” me dio cuando los dos abuelos hicieron un brindis conjunto, brindaron por su nieta y para que pronto le dieran un hermanito. Brinde con el resto y no quería mirar a nadie.

El único que dijo algo fue Juan Carlos, que decía que era muy pronto para pensar en más niños. La madre de Amparo se lo recrimino, porque decía que su hija si quería tener más y la madre de Juan Carlos lo refrendo. Amparo no dijo nada y se puso tan colorada y nerviosa como Juan Carlos. Luego vino la parte en la que se metían conmigo por no tener ni novia. Tampoco quise hacer ningún comentario y dejé que dijeran lo que querían. La noche anterior dormí poco, madrugue y conduje hasta Valencia, no es que estuviera muy agotado, pero en previsión a la salida nocturna que ya estaba programada, decidí darme una pequeña siesta. Aproveche que Juan Carlos y su mujer iban a su casa para que la niña descansase un poco, mientras el resto se iban a tomar algo por ahí. El camino a su casa hablábamos Juan Carlos y yo y ella nos ignoraba descaradamente. En el camino la niña se enrabieto y no había manera de que se callara, al llegar a su casa Amparo dijo que iba a su habitación a darle el pecho y a ver si lograba que se durmiese. Mi amigo quería que nos tomáramos un café y yo quería echarme un rato, aunque no durmiera.

- ¿Te has dado cuenta de cómo tienes a Amparo?

- Ya he visto que ni me habla, me ignora descaradamente, pero como no le he hecho nada malo, es un problema suyo.

- Macho, si es que ni la has dado dos besos cuando la has visto, has sido a la única que no has saludado. (Me di cuenta de que era verdad)

- ¡ES VERDAD!, no ha sido intencionado, que metedura de pata. Tratare de arreglarlo aunque no sé cómo.

- Si quieres ves ahora y le dices que no fue intencionado.

- No jodas tío, que ahora está dando de mamar a la niña y no es plan.

- Ante los demás tienes que disimular, pero entre nosotros no, es tu hija también y no más a ver nada que hayas visto ya.

- Deja, deja, esperare que salga.

- No te conocía esa faceta de miedoso (Me cabreo oírle decir eso)

- Yo tampoco conocía tu faceta de cornudo, ya estamos iguales (Se lo dije para devolvérsela)

- Estoy de acuerdo contigo, yo tampoco conocía esa faceta mía, pero la diferencia que lo he asumido y tú no lo asumes.

Llego Amparo y nos preguntó de que hablábamos porque teníamos cara de cabreo. El que tomó la palabra fue su marido.

JUAN C.- Nada que aquí mi hermano, me decía que desconocía mi faceta de cornudo y yo le decía que lo tenía asumido y que el no, porque es muy miedoso.

YO.- Sabes que lo has sacado de contexto, no he pretendido ofenderte y lo sabes.

AMPARO.- No te equivoques, que no se ofende y lo tiene asumido. Que lo hemos hablado tranquilamente.

Y.- Me parece muy bien que lo tengáis hablado. Oye Amparo, antes de seguir hablando mil perdones por no haberte saludado, ha sido imperdonable, pero que no fue con intención. (Mostro un indicio de sonrisa)

J.C.- A lo que íbamos, nosotros tenemos asumido todo ya. No nos asusta nada de lo que pueda venir. Lo único que ella no quiere ir pasando de mano en mano. Además los que le he propuesto han sido un no rotundo, porque dice que le tienen que gustar a ella.

Y.- Es que así tiene que ser. Lo primero que le tienes que preguntar es cuál es su tipo de hombre, que seguro que no lo has hecho.

J.C.- Es verdad no se lo he preguntado. Nena, ¿Cuál es tu tipo de hombre ideal?

A.- Alto, fuerte, dominante, que sepa cómo tratarme en cada momento, que no se crea que soy de porcelana, que no haga falta que le diga cómo tiene que hacerlo, resumiendo un perfecto CABRÓN (Cuando dijo esta última palabra me miro intensamente)

Viendo el cariz que tomaba la conversación y para evitar más tentaciones, dije que me iba a echar un rato. Los deje solos y me marche resoplando. Había esquivado una buena. Porque si hubiera seguido con ellos hubiera pasado algo. A Amparo el ser madre le había sentado muy bien, estaba mucho mejor que antes, se la veía más morbosa. Oí hablar a Juan Carlos por teléfono y deduje que era su madre, acabo la conversación diciéndole, “No que va no te preocupes, es por saber si veníais ahora, que nos íbamos a echar y como no lleváis llave por esperarme” luego se oyó poco más y se acabó la conversación, silencio en toda la casa y si se distinguía algún murmullo en la habitación de ello, porque las paredes eran muy finas.

Al rato oí en mi puerta que daban muy suavemente con los dedos y me hice el loco. Silencio. Murmullos. Silencio y nuevamente golpecitos muy suaves en la puerta, esta vez decían mi nombre, me preguntaban si estaba despierto y era Juan Carlos. Hice lo mismo guardé silencio. Estaba tumbado y solo con los slip. Volvió el silencio y unos minutos después, alguien como mucho cuidado abría la puerta, era Juan Carlos, se puso un dedo en la boca para que no dijera nada. Cerro se me acerco y le dije en voz baja pero con tono serio, “¿Qué coño haces aquí? No ves que no he querido contestarte cuando has estado llamando antes” me miro con una mirada distinta, nunca antes se la había visto y me respondió, “Estoy ejerciendo de cornudo y Amparo quiere que la folles” después de oírle eso sabía que todas mis buenas intenciones se habían ido a la mierda, mire a mi amigo diciéndole, “Mira que te lo advertí, dile a la puta de Amparo que por interrumpir mi descanso la voy a azotar hasta cansarme y luego veré si me la follo, pero antes, quiero que seas tú quien la prepare, quiero verla muy zorra y me la entregaras” ni me contesto salió disparado.

Tardaron un poco, pero oí como llamaban a la puerta y Juan Carlos abría la puerta, entro dio la mano a su mujer y joder como la traía, menuda imaginación tenía mi amigo, había acertado de pleno. Amparo venia solo con ropa interior de encaje, toda de color blanco. Medias, braguitas, porque eran mini, sujetador que no podía aguantar esos melones que se le habían puesto y UN VELO, todo era lo que llevo el día de su boda. Mi rabo se salió por la parte de arriba de mi slip, quedando la cabeza de mi capullo pegada a mi ombligo, estaba a reventar. Ella venia con cara de puta salida, pero muy en plan vergonzosa, que lo hacía muy bien. Juan Carlos la ayudo a darse la vuelta y el culo estaba prácticamente al aire, lo dicho eran una mini braguitas.

Me levante estire una mano y ella me dio la suya. La atraje hacia mí, le quité el velo. Como ya avisé a mi amigo, no iba a ser condescendiente, ahora no sería ni Juan Carlos, ni mi amigo. Le dije, “CORNUDO, desnúdala, que hay que darle un castigo primero” ella iba a decir algo, supongo que por lo de cornudo, pero le puse un dedo en sus labios para que se callara. Cuando su marido empezó a desnudarla, su expresión cambio, puso cara de zorra. Lo último que hizo fue quitarle las braguitas y le dije, “¿Huelen bien cornudo?” y Juan Carlos con voz cachonda me dijo, “Me ha puesto hasta cachondo” le dije que se desnudara mientras castigaba a mi puta. Le hice que lo hiciera delante de ella, que estaba a cuatro patas sobre la cama.

- Mira lo cornudo que es tu marido. Si esta empalmado solo de vernos. ¿Te das cuenta? (Le di varios azotes en su culo)

- Ah, ah, ah, ya me doy cuenta, es un cornudo.

- (Zas, zas, zas) Te gusta que lo sea ¿Verdad? (Zas, zas, zas)

- SIIIIII, me vuelve loca.

- (Zas, zas, zas) Estabas deseando esto y lo que viene, ¿A que sí? Díselo al cornudo.

- Si lo deseaba, te echaba de menos. El cornudo no me da lo que tú.

Juan Carlos tuvo que parar de hacerse la paja que se hacía, porque vi que se corría y eso que acabábamos de empezar. Mira cómo va a hacer el cornudo. “Cornudo ven y termina de desnudarme” se acercó se agacho y me quito el slip. El rabo quedo delante de su cara y Amparo se mordía el labio mirando a su marido, que la miro y ella le hizo un gesto con la cabeza, se metió mi rabo en la boca y su mujer soltó un gemido solo de verlo, le acariciaba la cabeza y le decía que verlo le ponía cachondísima y era verdad, me comió la boca muy ardientemente. No me escandalizaba, pero si me sorprendía porque siempre había sabido la opinión de mi amigo en cuestiones sexuales. Tuve que quitarle porque en algunos momentos me hacía daño y era por el nerviosismo, mezclado con la excitación. Amparo que tenía el culo bien colorado, pedía que le metiera el rabo, pero le dije que no le iba a follar el coño, que la iba a dar por culo. Trataba de convencerme y no cedía en mi empeño, le ordene a Juan Carlos, “Venga cornudo prepara el culo de esta zorra, cómeselo bien” era asombrosa la obediencia de Juan Carlos, que metió su morro entre las nalgas de su mujer.

Amparo ya aceptaba todo lo que le decía, lo único que me pidió, “Por favor ponme algo para que entre mejor, no seas malo” le conteste que me lo pensaría, pero no quise ser malo como ella decía. Cogí una crema que tenía para las manos y también cogí un condón. Ella al verlo respiro y me sonrió. Nuevamente tuve que hacer que Juan Carlos parara que se ponía el solo como una moto. Le pase la crema y el condón. Se me quedo mirando y esta vez su mujer que estaba cachonda como una perra le dijo, “No te quedes embobado, pónselo y luego le pones la crema y no tardes que mi culo no puede esperar más”, otra vez que Juan Carlos se puso más cachondo, le costó ponerme el condón, pero por los nervios y luego si no le vuelve a cortar su mujer más que untarme la crema me hacia una paja. Ella estaba a cuatro patas, pero cuando me subí a la cama, pego lo que es el pecho sobre el colchón y el culo quedo bien empinado. Cuando iba a empezar a follarla, suena un timbrazo corto en la puerta de la calle y nos quedamos parados, Juan Carlos va corriendo y vuelve corriendo, se pone a vestirse deprisa y corriendo, diciendo, “Joder, son NUESTROS PADRES, COÑO”

Amparo bufando de cabreo se iba a bajar y le di un azote bien fuerte, “Tu quédate como estas, que mi rabo no se va a quedar con el calentón, tu cornudo, abre los entretienes y que ella esta acostada con el niño, que no den voces y yo estoy echando la siesta, VAMOS VES” se quedó mirando a su mujer y se oyó otro timbrazo, Amparo le dijo “Ve, él es el que manda, te quiero”. Mientras oíamos voces como lejanas, empecé a follar el culo de Amparo, que se tapaba la boca con la almohada. Seguía teniendo el culo bien apretado, entraba bien y cuando ya está mi rabo metido dentro por completo, me quede parado y ella en voz muy bajita me pedía que me moviera, le di un pequeño azote y le dije, “No, serás tú quien se folle el culo” y al principio, empezó a moverse en círculos, pero poco a poco fue cambiando el movimiento.

Empezó un saca y mete ella sola, ella lo hacía muy despacio, como si alguien fuera a oír como entraba y salía mi rabo. El sonido de fondo eran algunas voces y la televisión. Me incline un poco sobre ella, lo suficiente para que una de mis manos pudiera llegar hasta su clítoris y eso la desato, porque se empezó a follar con violencia, los culazos que me daban eran monumentales, hasta que se quedó pegada a mi cuerpo apretando su culo y aunque la almohada lo anulo prácticamente se oyó un fuerte y prolongado gemido. Saque suavemente mi rabo y se veía su culito super abierto. Me quite el condón, mi rabo se guía completamente empalmado, me baje de la cama y me quede de pies delante de ella, que se sentó en el borde de la cama y se puso a hacerme una mamada, paro un momento y me dijo, “Deja que me siente encima de ti, túmbate, ya verás como no te arrepientes y te correes dentro, que no hay peligro” agarre su cabeza y la lleve de nuevo a mi rabo.

Mientras le decía en voz baja, “Te follare el coño y me correré en él, esta noche cuando salgamos, te follare donde vayamos y por eso no llevaras nada debajo”, me corrí de golpe sin avisar y ella se lo trago todo como buena glotona, estuvo un buen rato limpiándome bien el rabo, cuando termino me dio una de las imágenes más excitantes, que fue mirarme y pasarse toda la lengua lentamente por sus labios. Ahora entre susurros le dije.

- ¿Cómo vas a salir ahora? Porque no creo que vayas a salir con el velo, jaja.

- Jaja, que gracioso esta mi niño. Pues no quedaría bien. Que más de una le provocaría un ictus. Me pondré un pantalón corto y una camiseta de Juan Carlos, que en este armario hay alguna. (Efectivamente abrió y se colocó lo que había dicho)

- Ves como no tenía que venir a quedarme en vuestra casa.

- Pues yo lo estaba deseando, pero me he dado cuenta que lo mismo tu amigo lo deseaba más. Y ahora que caigo, lo de esta noche lo decías en broma, ¿Verdad?

- Te puedo asegurar que no lo he dicho en broma, lo único que no sabrás es cuando te voy a follar, si en la cena, en las copas. Estarás atenta a una seña e iras a los aseos de donde estemos.

- Tu estas muy loco.

Salí yo primero y al llegar al salón saludé de nuevo a todos los presentes y ellos a mí. Unos cinco minutos después salió Amparo fingiendo que se acababa de despertar y con los pelos revueltos, nos regañó por el ruido. Juan Carlos se acercó y le dio un leve morreo, por su cara casi se corre. Ella se fue a la cocina y Juan Carlos detrás, al volver los dos, Juan Carlos me miraba con ojos encendidos pero llenos de deshonestidad. Sin embargo Amparo los tenia de golfa. Su marido se sentó en un sillón y ella en el reposabrazos, me miraba mientras acariciaba la cabeza de su marido y me decía menudo zorrón la mosquita muerta.

En cuanto pudo y nos quedamos apartados de los demás Juana Carlos se me acerco, “Oye ya me ha dicho Amparo lo que pretendes esta noche y entiéndelo, pero eso no se puede” mi respuesta fue seca y directa, “OK vosotros mismos” sé que esperaba que hubiera puesto alguna pega, que le hubiera tratado de convencer de lo contrario, pero no lo hice. Desde ese mismo instante empecé a “tontear” más con Marta y con Carmen, que entraban más al juego. Lo que llevaba a que Amparo pusiera malas caras. Nos fuimos de cena y ya hice yo por estar cerca de Carmen y Marta, no me resulto difícil. La cena fue bastante rápida y paso como la otra vez. Suegros y consuegros se marcharon a casa con la niña y el resto nos dispusimos a ir de marcha. Fuimos al mismo sitio. Esta vez sí venia el marido de Carmen, ni en la discoteca perdió su estado anodino. Se pego a Paco y Juan Carlos.

Marcelo que así se llamaba el marido de Carmen, era muy anodino, pero bien que el daba al codo, parecía que venía de recorrer el desierto. Los comentarios de Carmen y Marta me dejaron claro que era muy habitual en ellos, porque según ellas no había fin de semana, ya fuera en casa de uno o de otros, al final de la noche se tenían que quedar allí a dormir de la borrachera que se cogían sus respectivos como ellas lo llamaban. Eso sí, durante la semana ni una cerveza. Nosotros bailando y aunque costo Amparo también se animó y allí estaba con las tres. En uno de esos roces del baile toque el culo de Amparo y note que llevaba bragas, le dije al oído, “Me has defraudado, me tendré que buscar a otra para follar” me echo una sonrisa como de desprecio, como diciéndome, iluso, con quien vas a follar.

Empecé mi avance con las dos maduras, pero me decante en un principio por Carmen, porque era su tía, le daría más rabia. Carmen no se cortaba para nada y en cuanto noto mi rabo empalmado su entrega fue mayor. La situación se puso de tal manera que Amparo, entre cabreada, asombra y escandalizada le recrimino a su tía, “Tía, que te estas pasando, que estas casada, que ya eres mayorcita y sobre todo que tu marido y tu familia están aquí, CÓRTATE” y Carmen que estaba bastante encendida por su calentura le dijo, “Hija no seas aguafiestas que no pasa nada, solo estamos pasándolo bien, no seas mojigata, parece mentira que tengas la edad que tienes”, la cara de Amparo se congestiono más y quiso volver a recriminar a su tía, quien la corto en seco diciéndola, “Oye, ya bien, soy tu tía y no me vas a decir lo que puedo y no puedo hacer, si no te parece bien, ya sabes lo que tienes que hacer, irte a sentar con los hombres o hacer como la otra vez, irte a casa”

Amparo se fue a sentar y nos quedamos nosotros bailando, las dos me vacilaban provocándome y yo me dejaba querer. El ambiente era muy bueno, porque además las dos sabían que me había follado también con la otra y esa complicidad lo hacía más morboso. A las dos en distintos momentos les dije lo mismo sin que la otra lo supiera y como si fuera un secreto, era que cuando les hiciera una seña, quería decir ir al aseo a follar. Estando las dos de acuerdo. Eran dos “artistas” hacían beber a los maridos, aunque a Marcelo no le hacía falta ayuda. El que estaba más castigado era Juan Carlos, también porque nunca había sido bebedor. Me acerque al oído de Amparo para contestarle a una pregunta que me hizo, pero en vez de decirle lo que ella esperaba, le lamí la oreja y le dije, “que pena que no quieras follar” puso una cara de compromiso como si nada hubiera pasado.

Era el momento apropiado, hice las dos señas acordadas a Carmen y Marta, me levanté y me fui. Justo en ese momento Marta dijo que iba a la barra, que era un camino distinto al que yo llevaba. Me quede mirando en el pasillo de los aseos. Vi como Marta daba la vuelta para ir hacia los aseos y también vi como Carmen venia en mi dirección. Las dos al verse llegar y yo esperando se echaron a reír y me dijeron que era un “cabroncete”. Marta se nos quedó mirando, pero más a su prima y pregunto, “Bueno y llegados a este extremo qué hacemos, ¿Lo echamos a piedra, papel o tijera? o ¿Qué hacemos?” y fue Carmen quien sin decir nada marco el rumbo, me agarro de la muñeca y le dijo a su rima, “Vamos y no perdamos el tiempo” y nos fuimos a los aseos de mujeres. No vimos a nadie, pero si se oía a varias que hablaban prácticamente a voces, cada una desde su reservado.

Nosotros nos metimos en uno que estaba abierto. No era muy grande pero tampoco estábamos incomodos los tres. Nos teníamos que aguantar las risas, sobre todo ellas porque se veía que era la primera vez que se les daba esa situación y los nervios afloraban. Según empecé a acariciarlas, las risas nerviosas fueron desapareciendo y cuando todo cambio, fue cuando besé a Marta que la vi más nerviosa, el morreo que nos dimos fue de órdago. Luego se lo di a Carmen que no quiso quedarse atrás. Las dos me iban tocando y note cuando entre las dos me sobaban el rabo y como me desabrochaban el pantalón entre las dos. Quise que nos besáramos los tres a la vez, pero no lo logre. Eran remisas a acercar sus bocas a ellas mismas. No forcé nada, de momento.

Marta se sentó en el váter y empezó a comerme el rabo, lo hacía muy tranquila pero Carmen estaba más incómoda estando de pie. Si me lamia una la otra se apartaba, era un coñazo tanto escrúpulo. Hice que le hiciera un sitio a Carmen y se sentaron las dos, pero seguían igual, con cada mano agarre una barbilla, levante sus caras y les dije en voz baja, pero serio, “Os dejáis de tonterías o me salgo de aquí, no sé a qué viene tanta necedad” agarre sus cabezas y las acerque a mi rabo, ahora seguían con algo de escrúpulos, porque cada una me lamia el rabo por un lado pero sin tocarse. Hasta que las di otro achuchón con mis manos, para que lamieran el capullo y allí hubo algún roce de lenguas y alguna retirada instintiva, pero al final prevaleció la calentura y ya no me hacía falta hacer nada, sus lenguas se tocaban ya sin problemas, se les escapaba alguna risa vergonzosa pero seguían. Les daba hasta igual oír entrar y salir mujeres.

Ya fuimos cogiendo un buen ritmo y sin nada de tonterías. Carmen quería ser la primera en ser follada, pero cambie el orden, porque para lo que quería veía a Carmen más lanzada, con menos prejuicios. Por eso quise empezar con Marta. Que se levantó y no le quedó más remedio que apoyarse sobre los hombros de su prima. Le metí el rabo y se aguantó el decir nada, pero se notó que el gusto. Hice que Carmen me diera la mano y le dije, “Venga ayuda a tu prima, que lo estas deseando” y lleve su mano al coño de Marta. Se hizo la remilgada uno segundos y luego se puso a tocarla. Marta que no había mostrado el más mínimo rechazo, se limitó a bajar la cabeza y a moverse más. Agarre su melena y tire para atrás, para que quedara encarada a Carmen, que la miraba con mucha lujuria. Carmen estaba muy excitada porque tocaba sus tetas por encima de su ropa y sus pezones estaban duros y grandísimos.

Carmen de pronto e inesperadamente dejo de tocar el coño de su prima, le agarro la cara con las dos manos y empezó a tratar de besarla, su prima se quiso resistir pero al final se dejó llevar y se daban unos morreos inmensos y volvía a tocar a su prima. Pararon de besarse y Marta estaba a punto de correrse y cuando lo iba a hacer le pidió a su prima que la besara, se fundieron en un gran beso y se corrió brutalmente. Carmen no la dio ni un respiro, se levantó y la quito. Estaba chorreando y quería follar, cambiaron las posiciones y mi rabo entro suavemente en su coño. Marta le desabrocho toda la delantera y sin más se puso a comer esas grandes tetas. Carmen acariciaba su cabeza mientras me la follaba.

De pronto nos llevamos un susto enorme, porque sonaron unos golpes en la puerta y era Amparo, “¿Estáis ahí? ¿Qué hacéis? Abrirme” ninguno decía nada, hasta que hablo su tía. “Amparo, ahora no puedo abrirte, que estoy haciendo mis cosas. Luego hablamos, vete con los demás” y ella dijo “No me jedáis que sé que estás ahí con Pelayo” le hice una seña a Carmen de que no hablara más y seguimos a lo nuestro. Pero Amparo cada vez se ponía peor, no paraba de dar golpes. Carmen ante el cariz de la situación le dijo, “Vale ahora salgo, pero espérame fuera, si abro la puerta y estás ahí, la vuelvo a cerrar” ella dijo que vale y nos arreglamos, Marta se quedó dentro, si no la había descubierto no quería que se enterara. Salimos los dos y Amparo estaba en plan moralista, “De verdad tía como me has defraudado y tú, vergüenza te tendría que dar liarte con una mujer mayor”

Me moví para que nos apartáramos de allí y así pudiera salir Marta. Efectivamente Marta logro salir sin ser vista. Al final tanto su tía como yo la cortamos en seco y Amparo se fue muy cabreada y nosotros nos quedamos a medias. En un momento se llevó a Juan Carlos aparte y vi como hablaban, mi amigo miraba en nuestra discreción y mientras oía a su mujer, tenía un leve movimiento de cabeza, en plan resignación. La verdad que esperaba que se marcharan y así tener el campo libre, pero no, aguantaron hasta el final. Esta vez me toco ir con ellos en el taxi. Íbamos todos muy callados y Amparo me miraba de reojo, sé que esperaba que dijera algo, pero me limite a mirar mi móvil y a sonreír. Veía que eso la cabreaba más. La realidad que tenía un calentó encima exagerado.

Al llegar a su casa entramos con mucho sigilo y sin hacer nada de ruido para no molestar a los padres. Yo me fui a la cocina a tomar un vaso de leche, Amparo dijo que iba a llevarse a la niña a su habitación y Juan Carlos se vino conmigo, lo primero que me soltó, “Tío ya te vale, mira que zumbarte a la tía en los baños, ¿Es que no tenías a otra? Menudo disgusto que tiene Amparo, porque le preocupa que su tío se entere” mi contestación fue muy sincera, “Juan Carlos, que no ha sido por eso, esta cabreada porque no era ella. Se cree que soy de su exclusividad y además la tía ya sabe lo que se hace. Y tú de verdad, ¿Crees que el marido no sabe cómo es su mujer?” Juan Carlos me decía que no quería entrar en discusiones, que posiblemente tendría razón, pero que no sabía. Vino Amparo que ya estaba cambiada y traía una bata puesta, nos dio las buenas noches y le dijo a su marido que no hiciera ruido cuando fuera a acostarse. Nada más irse le dije, “Amigo esta noche por culpa de tu mujer me he quedado a medias, así que ahora me lo va a pagar ella” Juan Carlos con cara de espanto me pregunto, “¿Qué me quieres decir con eso?” puse una sonrisa malévola y le dije al oído acercando mi boca, “Que ahora mismo voy a ir a follármela y tú te quedaras en mi habitación”

Me encamine a mi habitación y mi amigo venia detrás tratando de hacerme ver que no era el mejor momento, estando sus padres y sus suegros. Me quede en pelotas delante de él y al ver mi erección le dije, señalando mi rabo, que alguien lo tenía que solucionar y para calmarle le hice ver, que nadie podría oír nada, al estar las otras habitaciones más apartadas. Con cierta resignación y mucha calentura, Juan Carlos me dijo, “No la conoces, te va a mandar a tomar por culo y no quiero un escándalo. Así que si se enfada hazme el favor de salir” le volví a mirar esta vez con indulgencia, “¿De verdad crees que la zorra de tu mujer me va a echar?” y el muy seguro me dijo que si, vi que lo decía muy convencido, tanto que hasta dude de mi opinión.

Me fui a la habitación con un pantalón corto y una camiseta como únicas prendas. Abrí la puerta con mucho cuidado y me dirigí a la cama. Antes de meterme en ella me desnude completamente. Cuando entre la vi tumbada de lado, mirando hacia la cuna y de espaldas a la puerta y a mí. Lo pude ver porque había una pequeña luz para la niña, una luz muy tenue. Al oírme y pensando que era mi amigo, dijo, “Y mañana Juanca, hazlo como quieras, pero que tu amigo se vaya, buscar cualquier excusa, que se vaya al hotel con sus amiguitas”, levante la ropa de cama y me acosté. La toque y llevaba un camisón cortito. Nada más notar mis manos levantando más su camisón me dijo secamente “Estate quieto, que hoy precisamente no está el horno para bollos, así que olvídate o ves a chupársela a tu amigo”, me costaba no reírme, menudo cabreo que tenía.

Me fui acercando a su espalda y me preparé para colocarle el rabo entre las piernas, pero también para agarrarla y que no saliera corriendo. Ya estaba preparado y metí por detrás el rabo entre sus muslos, no llevaba bragas y lo note enseguida, igual que ella noto que no era el rabo de su marido y antes de que pudiera reaccionar le dije, “Está bien zorra, mañana me iré, pero esta noche te voy a follar sin descanso y me da igual lo que digas” no me mando a tomar por culo, ni tampoco monto ningún follón, simplemente y sin girase me decía, “Por favor, no es el momento, hay mucha gente en la casa, cualquiera nos puede oír, además no quiero nada contigo. Si hubo algo alguna vez esta noche se acabó” seguía diciendo muchas más cosas, pero lo que era un hecho, es que mi rabo cada vez estaba más mojado por su coño. Moví mi cuerpo para que el rabo fuera de atrás para adelante, así durante bastante rato y en su momento justo, encaje mi capullo en su coño, pero sin hacerlo del todo, se tensó, se le escapo un gemido y cuando sentí como colocaba el culo hacia atrás, para darme facilidades en mi penetración, me pare, no continúe, pero no me salí.

“¿Ahora qué es lo que quieres puta? ¿Quieres que te meta el rabo hasta el fondo? Lo que sea me lo tendrás que pedir y si no me marchare” le dije, aunque sabia de sobra la respuesta. Ella no me decía nada y entonces hice el paripé de hacer que me iba a ir, seguía sin decir nada, pero echo un brazo para atrás y me agarro mi culo, indicación de que me quedara. Le dije que eso no me valía, que quería oírla y entonces con la voz entrecortada me dijo, “Te tenía que haber hecho caso, era a mí a quien tenías que haberte follado en los baños y me vuelve loca que me hagas sentir tan puta, FÓLLAME” me puso cachondo y empecé a follarla, lo hacíamos en la posición de cucharita y mientras sobaba bien sus tetas y sus pezones. Le dije que se tocara para mí y me obedeció en el acto.

Mientras me la follaba le contaba lo que me había dicho Juan Carlos de que me iba a mandar a tomar por culo y me dijo, “Yo soy inocente, pero el mucho más, que sabrá el” y las palabras cada vez se le entrecortaban más y nuestros movimientos iban en aumento, pego su culo contra mí, respiraba de forma acelerada y la embestía porque sabía que se iba a correr y vaya que se corrió. No quería correrme todavía, por lo que hice que se pusiera encima y nos pusimos a hacer un 69. Que delicia de mujer, como se entregaba y pude percibir como alguien abría la puerta y echaba el cerrojo. Amparo paro de comer mi rabo y dijo, “Ya estabas tardando cornudo, sabía que no aguantarías sin vernos, anda acércate” y ella se incorporó pero sin quitarse de mi boca, note una boca que no era la suya, ella le animaba, “Vamos cornudo, cómetela, métetela más, como me pone viendo cómo te comes un pollón, aaahhh, que guarrete que eres, sigue, ordéñalo que estás loco por que se corra en tu boca y te llena de leche” ella según hablaba se ponía más cachonda y me pegaba con más intensidad su coño en mi boca, era un rio y Juan Carlos no se quedaba atrás, era oír a su mujer y ponerse como un loco con mi rabo.

No quería correrme en la boca de mi amigo, quería correrme en el culo de Amparo, Amparo dejo de hablar y se empezaba a tensar todo su cuerpo, ya conocía de sobra cuando se iba a correr y no se pudo aguantar, se corrió de tal manera que no me pude quitar y tampoco aguantar, me corrí en la boca de mi amigo, que no despego su boca de mi rabo. Amparo que se había corrido ya y se dio cuenta le decía, “Vamos putita cómela bien, no le dejes escapar ni una gota y ven a besarme” y cuando él se quitó, ya se había quitado también Amparo de encima mía, le garro la cara y se comieron la boca. Cuando terminaron Amparo muy caliente le dijo a su marido, “Que ganas tengo de ver cómo te rompen el culo, para que seas tan puta como yo”, Juan Carlos no dijo nada, se limitó a comerle la boca de nuevo.

Juan Carlos una vez estamos reposando todos, le dijo a su mujer con mucha complicidad, “Que puta que eres, nunca imagine que lo fueras tanto” ella se echó una sonrisita y yo le replique, “Lo que tú dices de que es tan puta, solo es la punta del iceberg, tu mujer es mucho más puta aun, solo falta emputecerla un poco más y saldrá todo” ella me decía que era un exagerado y que más no se podía ser, le decía que se equivocaba, pero que no era el momento, Juan Carlos no hizo ningún comentario. La celebración fue como la seda y todo acabo perfectamente. El día que me marchaba, Juan Carlos me dijo que antes de irme quería hablar conmigo y lo que hice fue despedirme de todo el mundo antes de la hora que tenía prevista y Juan Carlos se bajó conmigo a acompañarme al coche y aprovechamos para tomar algo y hablar.

- Desde anoche llevo dándole vueltas a algo que dijiste.

- Pues amigo al grano, que no hay mucho tiempo y confianza tenemos de sobra y mucho más que antes.

- ¿De verdad crees que Amparo puede ser aún más? Ya me entiendes.

- Jaja, era eso. Pues yo creo que sí, la veo potencial, entrega y muchas ganas. Eso te pasa por abrir la puerta.

- Llámame pervertido o enfermo, pero me gustaría hacerlo realidad y quisiera que fueras tu quien lo consiguiera. Quiero verlo.

- No te voy a llamar nada, porque me lo llamaría entonces a mí mismo. Lo único que te digo que ese es otro camino “peligroso” porque hay que estar muy preparado. Y no sé si sería lo mejor ni para ti ni para ella.

- Por mí no te preocupes, que sabes que si en algún momento no me gustase, lo diría y lo cortaría. Ahora si lo dices porque a Amparo no le vaya a gustar, entonces te entiendo.

- Estoy muy convencido de que tu mujer si pusiera algún reparo, seria por apariencia, pero en cinco segundos estaría haciendo lo que fuera.

- Pues vamos a intentarlo, le daremos una sorpresa. Vente un fin de semana y ya está.

- Déjame que lo piense, pero si lo hiciéramos seria en Madrid, lejos de ojos que nos pudieran conocer y para que así estuvierais más tranquilos.

- Mira eso es buena idea. ¿Pero para cuándo?

- Déjame que lo prepare, pero ya te digo que no será para ya, paciencia, mucha paciencia.

Quedamos en eso y cuando me fui ya iba pensando durante todo el viaje en preparar algo, no tenía ninguna duda, pero quería que fuera algo especial, morboso, que no se esperase en ningún momento nada de lo que pudiera suceder. Tenía que ser todo un abanico de sorpresas. Había que tomarse un tiempo en preparar todo muy bien. Por lo menos tenía que desarrollarse en dos días. Por ejemplo un viernes y sábado noche.

Este relato va dedicado a Whbonny y su hermosa mujer.

Aun sabiendo que tendré más de una crítica, Whbonny a tu mujer le digo que, la felicidad de un cornudo pocas personas la entiende, porque hay mucha falsedad y la gente no es sincera. Muchos se “indignan” por ver a su esposa interactuar libre y alegremente con otros hombres, aunque en el fondo están cachondos. Solo el que es cornudo consentido sabe, entiende, disfruta, goza, se llena de placer viendo a su mujer con otro. Así que esposa de Whbonny, no pierdas el tiempo, haz disfrutar al cornudo de tu marido y tu gozaras como nunca lo imaginaste. Solo piensa en el momento que te estén follando y veas la cara de tu marido. ¿Te lo imaginas?
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