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lunes, 27 de abril de 2020

Relato Erótico : Sexo en el cine

Un detective privado, una mujer casada con tetazas impresionantes y oscuros deseos: le gusta hombres desconocidos se la follen en cines oscuros. Una mirona en el cine, a la que someto y seduzco para que se la folle mi ayudante, Paquito. Casada morbosa: le gusta que la follen en el cine, un relato erótico excelente. Si te gustó, no te pierdas este relato erótico de una experiencia swinger.

Relato Erótico : Sexo en el cine

Relato Erótico : Sexo en el cine

Soy detective. Tengo una oficina cutre y destartalada en un edificio de Madrid. Mi ocupación principal es perseguir infieles, un ‘huelebraguetas’, vale, no me importa. Me gano bien la vida. Los cornudos y las cornudas vienen a que les ayude a desenmascarar a sus cónyuges. El último en llegar hace unos días fue un ejecutivo de una importante empresa, un tío alto, muy moreno, aparentaba 40 años. Yo paso de los cincuenta, ya no tengo cuerpo de gimnasio como cuando era un veinteañero pero me conservo y de tarde en tarde vuelvo al gym. Poco, de acuerdo, la vida nocturna me pierde. Y el whisky también, lo reconozco.

—Cuénteme lo que le ocurre –le dije al tipo que entró en mi despacho a las doce del mediodía. Los detectives privados a veces somos como confesores

—Mi historia es muy simple –me dijo el hombre, que se llamaba Eduardo González.

—Le escucho –encendí un cigarro sin pedirle permiso (soy un fumador empedernido, lo sé, ya no se lleva, pero no voy a cambiar a estas alturas).

—Creo que mi mujer me engaña.

—¿Qué motivos tiene para pensarlo?

—Yo trabajo mucho, casi no paro en casa, viajo casi todos los fines de semana y muchas veces llamo al teléfono fijo de casa y nadie me contesta. Cuando le pregunto a mi mujer dónde se mete siempre se va por las ramas. Quiero contratar sus servicios para que averigüe lo que hace.

Nos pusimos de acuerdo sin problemas. Al tío la pasta se le salía de los bolsillos. Su mujer se llamaba Ana. Me dejó una fotografía. Una morena alta, esbelta, con unas tetazas impresionantes. Me puse cachondo al mirarla. “Será un trabajo interesante”, pensé, y me puse manos a la obra.

Localice una cafetería donde Ana, mi objetivo, desayunaba a diario con una amiga. En persona, la tía estaba mucho más buena que en las fotos. Si sus tetazas impresionaban, su culo y sus piernas te dejaban sin habla. ¡Qué culazo! Decidí desayunar yo también en la misma cafetería a la hora que llegaban las dos amigas. El segundo día de mi vigilancia me senté en una mesa al lado de la de ellas. Pedí café con churros, me concentré en la lectura de un periódico y me dediqué a escuchar su conversación.

—Mi marido es un panoli –decía Ana— y me aburre. Menos mal que se pasa la vida fuera de casa.

—¿Y en la cama? –le preguntaba la amiga, que se llamaba Elvira.

—Siempre ha sido una ruina. Poco y mal. No le saques del misionero y deprisa y corriendo, el tío se corre a velocidad del rayo y se duerme.

—Todos los tíos son iguales –decía Elvira—. ¿Y tú tienes fantasías sin cumplir?

—Algunas, como todas. ¿Tú también tendrás?

—Claro pero yo alguna sí he cumplido.

—Cuéntame, Elvira.

—Te interesa, ¿eh? Je je. A mí siempre me han dado morbo los desconocidos que van por las casas.

—No me jodas, tía, que te ponen los fontaneros.

—No, no. Yo sueño con la visita con un técnico de ordenadores.

—¿Un técnico de ordenadores?

—Sí, sí, Ana. Hace tres años tuve un problema con el ordenador de casa, un virus o lo que sea. La vecina del segundo me mandó a su hijo para reparármelo.

—¿Y te reparo otras cosa?

—Más o menos. El chico estuvo un rato trasteando y se puso a hacer pruebas. Se metió en chat que debía de utilizar mi marido. Entró en un chat erótico en el que salían muchas pollas. Puso trozos de pelis pornos que según él estaban en el disco duro del ordenador. Me puso cachonda, a mil, acabé sentándome a su lado…

—¿Te lo follaste, Elvira?

—Claro. Pero el chico se marchaba a los siete días a trabajar a Alemania. No le he vuelto a ver. Desde entonces tiemblo cada vez que estoy sola por la mañana y llaman al timbre. Sueño con que sea un técnico de ordenadores. Ja, ja. Pero no ha tocado ninguno a mi puerta desde aquel día. ¿Y cuál es tu fantasía, Anita?

—¿La mía? Me ponen los cines y los hombres solitarios y turbios. Sueño con que un desconocido me meta mano en un cine mientras me dice barbaridades al oído.

—¿Qué barbaridades?

—Quiero comerte las tetas y el culo, o algo más fuerte. No te rías. Me siento una putita al pensarlo.

—¿Y nunca te ha ocurrido nada en un cine?

—Nunca. Y fíjate que todos los martes voy a la sesión de las cuatro de la tarde y me siento en la última fila esperando que algún hombre se ponga a mi lado. Sólo de pensar que un tío se coloca junto a mí y empieza a hablarme cuando se apagan las luces del cine se me mojan las bragas.

—Vete a un cine porno, Anita.

—No, no, eso no tiene morbo. Tiene que ser en un cine normal. Por eso voy a los multicines del centro comercial.

—Pues hoy es martes, hoy te toca, a ver si tienes suerte.

La conversación de las dos tías me puso cachondo perdido, mi polla daba alaridos de deseo. Pensé que sería una buena idea seguir a Ana hasta los multicines. Eso es lo que hice. A las tres y media de la tarde estaba apostado frente al portal de su casa. Cuando salió vi que se había puesto una minifalda blanca y una camiseta muy ajustado. Sus tetazas querían explotar las costuras. Me pareció que no llevaba sostén. La fui siguiendo y sin parar de mirarla el culo. Estaba hecho para clavarle un pollón. La escuché pedir una entrada para la sala tres. Hice lo mismo. Me daba igual la película que echaran. Ella entró primero, yo esperé un rato. Cuando me metí en el cine vi que estaba semivacío. En la fila siete había una parejita. Ana se había colocado en la última fila, junto a la pared. Todavía no habían apagado las luces. Me quedé mirando hacia donde estaba sentada. Ella se fijó en mí. Yo fui ascendiendo muy lentamente hasta la última fila, como un torero haciendo el pasillo. Ella no me quitaba la vista de encima. Llegué hasta la última fila y pasé de butaca en butaca hasta que llegué donde estaba Ana. Me senté a su lado. Ella estaba sin habla. Me volví a mirarla y le dije:

—Estoy loco por comerte esas tetazas que tienes. ¿Siempre vas sin sujetador, putita?

Seguía sin hablar pero se notaba que sus pezones se habían endurecidos y querían salirse de la camiseta.

—¿Tienes que tener un chochito encantador?

Cuando estaba pronunciando estas palabras se apagaron las luces del cine. En ese momento puse la mano en su cintura y le subí un poco la camiseta

—¿Qué haces?

—Lo que estás deseando. Ya te lo he dicho: voy a comerte esas tetazas que me están volviendo loco.

Mientras se lo decía, mi mano estaba ya acariciando una de sus tetas.

—Estate quieto, que nos van a ver –me dijo Anita.

Dos chicas acababan de entrar en el cine. Se sentaron dos filas por delante de nosotros.

—Ellas vienen a ver la película.

Pero la más bajita de las dos, una culoncita que me pareció bastante fea se quedó mirando. Yo aproveché la ocasión para levantar la camiseta de Ana y poner mis labios en su pezón erguido y deseoso. Le guiñé un ojo a la feíta (no os he dicho que siempre me han dado morbo las tías sin encanto que no tienen éxito con los hombres, y esta parecía una de esas).

—Ay, ay, qué me vas a hacer.

Yo le estaba masajeando bien las dos tetazas, se las lamía con ansia, primero una y luego la otra. Tenía unas aureolas grandes y oscuras y unos pezones excedpcionales. A la tía le encantaba que se las comiera.

—Quiero acariciarte las tetas con mi polla –le dije.

—Ay, ay, me estás poniendo muy caliente.

Ella se inclinó sobre mí como si fuera a chupármela y puso sus tetazas sobre mi polla tiesa. Yo la moví sobre sus pezones, se los acaricié con la punta. Intentaba ahogar sus gemidos, pero la feíta se volvía a cada momento para mirar.

—Ahora, chúpamela, cariño, seguro que lo haces muy bien.

No se lo tuve que repetir. La tía se bajó de su butaca y se puso de rodillas delante de mí. Se puso a chuparme la polla con glotonería, sin importarle un ápice que la feíta sólo se dedicase a mirarnos. Estaba cachonda perdida, histérica.

—Quítate las bragas, Anita.

Se las quitó y se sentó encima de mí mirando a la pantalla y a la feíta. A ella todo le daba igual y a mí también. Con una mano le acariciaba las tetas y con la otra empecé a tocarle el coño, se lo acariciaba, le metía los dedos, agarraba su clítoris. Su chochete era un río ardiente, me mojaba los pantalones. Mi polla estaba entre sus piernas y notaba su culazo espléndido encima de mí.

—Te voy a follar como no lo ha hecho nunca tu marido –le dije.

—Sí, sí, por favor. Métemela.

La butaca del cine no era el sitio más cómodo para follar, pero los dos estábamos excitados, borrachos de sexo y de morbo, ardiendo de deseo. Ella llevó mi polla con las manos hasta su coñito y se la metió un poco. Yo empujé lo que pude en aquella posición hasta que la tuvo dentro. Ella entonces empezó a moverse como una culebra. Yo le acariciaba sus tetazas que se movían de un lado a otro. La feíta estaba hipnotizada mirando.

—Ay, ay, ay, me estoy corriendo.

Yo tampoco pude resistir y me corrí salvajemente. Entonces me levanté y le dije: “Vamos al servicio”. No llegamos. Salimos de la sala a unos pasillos que estaban desiertos, nos refugiamos en un rincón, la hice ponerse de espaldas contra la pared. Le acaricie el culo muy lentamente, mis manos recorrían cada uno de sus rincones, mi dedo arañaba su ano. Mi polla volvió a dar brincos, le di golpecitos con con ella en su culazo.

—Sí, sí, quédate ahí y mira como se la meto por el culo hasta el fondo.

Se lo dije a la feíta que había salido también del cine, nos había seguido hasta allí y miraba con los ojos muy abiertos. Mis palabras la asustaron y se marchó corriendo. Una pena. No me importó, ya tendría tiempo de ocuparme de ella. Me agaché para ver de cerca aquel culazo que tenía desnudo delante de mí. Puse mi lengua en su rabadilla, la lamí, mis manos amasaban sus carrillos. Mi lengua recorría su raja del culo, se lo comí morbosamente, estaba delicioso, metí mi lengua en su ano, lo salivé, después puse un dedo, se lo meti y se lo saqué suavemente. Luego le introduje dos y le hice un metesaca lento con ellos.

—¿Qué me estás haciendo? –me preguntó Anita, a la que por las piernas le chorreaban sus fluidos.

—Te voy a follar ese culazo, putita.

—Ay, ay, eres un vicioso.

Con mi polla estaba paseándome por todo su culazo, le daba golpecitos, le empujaba en el ano sin metérsela. Me encantaba la situación. Aquella hembra espectacular deseando que le metiera la polla por el culo. Le hice algunas fotos (siempre es bueno tener pilladas a tías como esta). Y empujé mi polla dentro de su culazo.

—¡Ay, ay, ay, eres un animal!

Mi polla estaba enloquecida, movía mis caderas frenéticamente, mientras mis dedos acariciaban su coño y ella se derretía de gusto. Me corrí otra vez dentro de su culazo.

Cuando estábamos recomponiendo nuestra ropa, escuché las puertas de la sala, salieron las cuatro personas que quedaban en el cine. Me dio tiempo a sacar una tarjeta y un bolígrafo. Escribí: “Mándame un wasap a este número y te cuento el final de la película que te has perdido. Seguro que te va a gustar”. La feíta salía hablando con su amiga. Aproveché que la amiga se fue al servicio y la chica se quedó sola para acercarme a ella. Le di la nota y le dije: “Espero tu llamada, tengo la noche libre”. Anita se había marchado corriendo a su casa con todos sus agujeros llenos con mi semén. Pero yo quería más. No os lo he dicho: soy insaciable y me encanta el morbo.

Me marché a mi oficina y cuando llegaba me entró un mensaje por el wasap. Ponía: “Si tú no has visto la película”. “Pero te puedo contar la parte que tú te has perdido de la mía”, le contesté. Ella tenía ganas de marcha. “He visto suficiente”, me escribió. “Te has perdido lo mejor. Podemos tomar una copa en mi oficina y te enseño lo más unteresante. Sólo pongo una condición”. “¿Cuál?”, me preguntó. “Tienes que venir con una faldita muy corta, con un tanguita rojo, un top ceñido, con la tripa al aire y unas botas negras altas”, le propuse. “Tú estás loco”. “Te espero dentro de una hora en la farola que hay en el portal de entrada a mi oficina (le puse la dirección)”. “No voy a ir así”, me dijo. “Si no te viste así no hay paraíso”. “Eres un enfermo”, volvió a escribir. “Seguramente. Te espero”. Me mandó un par de mensajes más pero ya no conteste. Lo que hice fue llamar a Paquito, mi ayudante. Es un chico de 20 años, torpón, que no se come una rosca ni pagando. Es feo y gordo, vale, medio lelo, de acuerdo, pero un buen chico. Y tiene un arma secreta, oxidada por falta de uso: una polla descomunal. Cuando digo descomunal es descomunal: dos veces la mía de largo y de ancha. Pero solo había follado dos veces en su vida, y a dos putitas que le había proporcionado yo. Por eso le llamé: me gusta hacer favores a la gente.

—Paquito, vente al despacho ahora mismo, y ponte ropa interior limpia.

—No me jodas, jefe, que ya me iba a meter en el sobre.

—¿Confías en mí, chaval?

—Sí, sí.

—Vente corriendo a la oficina que hoy follas, Paquito.

—¿Y cuánto me va a costar?

—Hoy es gratis. La tía está cachonda perdida.

—Jefe, cuando me vea no va a querer.

—Tranquilo, Paquito, eso es cosa mía.

Veinte minutos después Paquito estaba en la oficina. Desde el balcón veíamos la farola donde había citado a la chica, a Patricia, que es como se llamaba la feíta. Ella apareció exactamente a la hora prevista.

—Es esa –le dije a Paquito.

—Si parece una puta, jefe.

—Le he pedido que viniese vestida así para motivarte, chaval.

—¡Qué culito!

—Dentro de un ratito le vas a meter ese pollón por todos sus agujeros.

Paquito babea mirando a la chica apoyada en la farola.

—¡Jefe, ya me estoy poniendo a mil solo de mirarla!

—Me bajo a por ella, tú quédate escondido en el balcón y dedícate a mirar, sólo tienes que entrar cuando yo te lo diga.

—A sus órdenes.

La chica estaba más buena de lo que pensaba. Le fallaba la cara, esa nariz aguileña y torcida y los ojos saltones la estropeaban. Pensé que era como una amiga del colegio a la que llamábamos la gamba. “De esa se come todo menos la cabeza”, bromeábamos entre nosotros.

—No sé si he hecho bien en venir –me dijo Patricia nada más entrar en la oficina—. Y menos vestida de esta manera.

—Te sienta muy bien. Eres una putita a la que le gusta mucho mirar. Eres una putita muy mala.

Yo me había sentado en una silla y la hice tumbarse en mis rodillas.

—¿Qué haces? ¿Qué quieres?

—Has sido una putita muy mala.

Le bajé las bragas, le levanté la falda minúscula y comencé a azotarla el culo, primer flojito y luego un poquito más fuerte hasta que sus carrillos se fueron enrojeciendo.

—¡Ay, ay, tú estás loco, déjame.

Paquito estaba mirando desde el balcón, yo suponía que asombrado. Le llamé.

—Paquito, ven ya, esta chica necesita que le des un buen masaje en el culete.

Paquito entró dando traspiés, todo colorado, con un bulto enorme entre las piernas. Patricia se incorporó para verlo. Dio un grito.

—¿Quién es ese?

No la dejé a hablar. La tumbé de espaldas en el sofá de la oficina. Yo me senté en un lateral y le puse su boca entre mis piernas. Me quité los pantalones y me saqué la polla.

—Mira que contenta se pone al verte, Patricia. Chúpamela bien, putita.

La tía se puso a darme lametones como una loca.

—Es tu oportunidad, Paquito –le dije a mi ayudante.

El chico se arrodilló y empezó a acariciar el culito de Patricia. Yo notaba como movía sus dedazos y se los clavaba en el ano de la chica.

—Como me gusta, jefe.

Después se puso a olerle el culo como si fuera un perrillo. Paquito tenía una lengua gorda y larga. Vi cómo le daba lametones a Patricia por toda la raja del culo. La hizo poner el culo en pompa y su lengua se movía de un lado a otro, de delante a atrás. Le comía todo, le metía la lengua por todos los agujeros, le sobaba con la mano entera, como un animal enfebrecido. Ella se puso frenética, excitadísima, enloquecía con aquel lengua brutal recorriéndole el culo y el chocho. Paquito jadeaba y babeaba como si fuera un perro de verdad.

—No has visto lo mejor, Patri. Verás cuando Paquito te meta la polla.

Yo le masajeaba las tetas, le arañaba los pezones mientras ella se metía mi polla entera en la boca.

—Sois unos salvaje –me dijo después de que yo me hubiera corrido dentro de su boca.

Paquito estaba disfrutando como nunca. Se había desnudado y su polla era un espectáculo.

—¿Puedo follármela, jefe?

—Seguro que le encanta, chaval.

Patricia miraba la polla de Paquito como si estuviera hipnotizada. Seguro que no había visto nada de aquel tamaño en vivo, solo aparecen así en películas porno. La polla de Paquito era más grande y ancha que la de Nacho Vidal.

—¿Me vas a meter todo eso? –dijo Patricia, un poco alarmada

Pero Paquito ya estaba encima de ella, intentando meterle aquel pollón. Ella daba grititos, yo no sabía si de miedo a de placer. A Paquito ya no había quien pudiera pararle, estaba desatado, con su cuerpazo aplastaba a la chica mientras su polla era un hierro candente que arrasaba todo a su paso. Patricia tenía los ojos en blanco y daba gritos como si la estuvieran matando. Estuve a punto de decirle a Paquito que no siguiese, pero me callé cuando hoy lo que decía la chica.

—¡Ay! ¡Ay! ¡Qué bestia eres! Sigue, sigue, méteme todo eso hasta el fondo. Me estás volviendo loca. Fóllame, fóllame.

Ya os he dicho que a Paquito no hacía falta animarle. Se puso a dar unas embestidas brutales. La chica cada vez gritaba más. Entre los dos me animaron y decidí unirme a la fiesta (vale, sí, el cuarto polvo del día, tampoco es para tanto y ya os he dicho que estoy bien entrenado). Empecé a darle una crema en el culito a Patricia (no hacía falta, la verdad, después de los lametazos que le había pegado Paquito).

—Verás cómo te gusta con dos pollas, una gigante por delante y una más modestita por detrás.

Mientras se lo decía le puse la polla en el culo y se la clavé hasta el fondo. Paquito seguía moviéndose como si le fuera la vida en ellos, un salvaje en pleno frenesí. Os lo tengo que decir: fue una noche memorable. Paquito se corrió como si tuviera dentro un surtidor, echó leche que debía tener acumulada desde el principio de los tiempos. Yo me quedé a dormir en la oficina y Paquito acompañó a la chica a casa. Al día siguiente me contó que se la volvió a follar y se quedó a dormir con ella. “Menuda nochecita, jefe. Esa tía es un volcán. Cuando tenga otra como esa me avisa, jefe.”. “Vale, chaval, quizá pueda contar contigo para otra aventura. ¿Tú entiendes de ordenadores?”. “¿Hace falta saber de ordenadores para follar, jefe?”. “Paquito, Paquito, hay que saber muchas cosas para seducir a las mujeres”. Me había acordado de la amiga de Ana, la que desayunaba con ella en la cafetería. Esa soñaba con la visita de un técnico de ordenadores. “Paquito, cuídame la oficina que a lo mejor hoy también hay jugada”. Me marché a hacer guardia en la cafetería de Ana. Llegué cuando las dos se iban. Las seguí. Vivían en el mismo portal. Cuando subieron mandé un wasap a Ana con una foto de las que le hice mientras me la follaba. “Has salido muy favorecida, seguro que a tu marido le van a gustar. Pero como vas a ser buena chica no se las voy a enseñar porque le tienes con la mosca detrás de la oreja. Soy el detective al que ha contratado para vigilarte. Vas a tener suerte y le daré un informe muy favorable si te portas bien. Y para empezar dime en que piso vive tu amiga la de la cafetería”. Inmediatamente me llegó la respuesta. “No le digas nada. Haré lo que quieras. En la escalera dos, en el cuarto A”. “Buena chica”, le escribí. Entré en la casa, me metí en la escalera dos y subí al cuarto piso. Llamé a la letra A”.

—Soy el técnico de ordenadores de la tienda de las esquina. Estoy revisando los aparatos a los vecinos que quieran porque hay muchos virus en el barrio. Seguro que le pueden venir bien mis servicios –le dije por la rendija de la puerta. Entonces quitó la cadena.

—Pase. Creo que me interesa.

Pero esa ya es otra historia. Quizá os la cuente algún día.
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Relato Erótico : Aventura con el padrastro de mi amiga

¿Qué pasa cuando la curiosidad y el deseo llevan a una experiencia inolvidable? Este relato anónimo, encontrado en la red, nos sumerge en una situación llena de complicidad y exploración. "Aventura con el padrastro de mi amiga" es un relato erótico que combina la sensualidad con la audacia, llevándonos a un encuentro íntimo donde el placer aumenta exponencialmente.

La narrativa es picante, llena de detalles que te mantendrán enganchado desde el principio, y perfecta para quienes disfrutan de los relatos que desafían lo convencional.

Si este relato te deja con ganas de más, no te pierdas el relato erótico de Padrastro e hijastra. En esta historia, los límites familiares se cruzan en un encuentro lleno de pasión y riesgo.

Aventura con el padrastro de mi amiga

Relato Erótico : Aventura con el padrastro de mi amiga


Pasamos toda la tarde nadando en la piscina, yo aguantando las bromas que Elena hacia acerca de mi vello púbico que luchaba por salir por las orillas de mi bikini cada vez que me daba un chapuzón. Realmente la estábamos pasando bien.

Don Miguel estaba a unos cuanto metros de nosotras en la pequeña mini cocina que tenían al lado de la piscina, trabajando en algo de sus negocios. Lo veía sortear hojas y mas hojas de papel al tiempo que de repente levantaba la mirada para ver como nos zambullíamos en la piscina.

Los trajes de baño que había escogido Elena eran demasiado pequeños, por lo tanto cada vez que salia de el agua tenia que ajustármelo para cubrirme ya sea mis pezones que se escapaban de el top del traje o acomodar mi vello púbico que salía por los bordes del bikini por el efecto del agua. Obviamente todo esto lo hacia posicionándome descaradamente enfrente de don Miguel, al que volteaba de repente a verlo y mas de una vez lo atrapé mirándome. El solo atinaba a bajar la cabeza apenado al sentirse descubierto. La situación era tanto divertida como cachonda.

-'Eres una puta' -me dijo Elena riendo.

-'Ah chingao! Porque me dices así? -contesté.

-'Como porque? Te has pasado todo el día exhibiéndote a mi padrastro. Ya lo tienes todo atolondrado, ni trabajar lo dejas wey'

-'Jajaja No mames, no es cierto. Yo no tengo la culpa que los bikinis que escogiste no alcancen a taparme nada. Además si el quisiera podría meterse a la casa, nadie lo tiene aquí afuera a fuerzas'

-'Bueno, en eso tienes razón. Pero pues es su casa, puede estar donde el quiera y obviamente lo que quiere es estar viendo a mi amiga la puta' -dijo Elena, llamándome otra vez de esa manera.

-'Ya no me digas así, pendeja. No me gusta' -le respondí.

-'Jajaja Ahora resulta que no te gusta. Si bien que que te encanta que te digan así cuando estas cogiendo'

-'Pues si wey, tu lo has dicho. Cuando estoy cogiendo hasta la madre me pueden mentar. Así ahorita pues no, se siente feo jajaja' -le dije tomándola por sorpresa y jalándole el top del bikini hacia abajo, a lo cual sus pechos saltaron libres.

-'Ahhhh wey, no mames! -gritó Elena queriéndose cubrir sus senos con ambas manos y acomodándose el top.

-'Sigue chingando y te encuero, bitch' -le dije riéndome y alejándome a la parte media de la piscina para evitar que me hiciera lo mismo. Voltíe de repente a ver a don Miguel y lo atrapé mirándonos de nuevo. Levanté mi mano en forma de saludo al cual me respondió sonriendo y levantando su mano también, dejándole claro de que no había problema que me mirara.

-'Elena......no te molesta que tu padrastro me vea o que yo me exhiba ante el? -pregunté a mi amiga con cautela.

-'Amy....no estoy pendeja. La relación entre mi mamá y mi padrastro es mas por interés que por amor. Con el tiempo me he dado cuenta que ellos hacen lo que quieren cada uno por su lado, y ambos lo saben. Si ellos quieren vivir asi, pues allá ellos. Yo no soy quien para decirles que hacer con sus vidas, ya son adultos, no? -refutó mi amiga todavía batallando con acomodarse su top.

-'Bueno, pues eso es cierto. Pero es raro' -dije.

-'Jajaja Tu familia tampoco se queda atrás en lo raro. Empezando contigo, pinche ninfómana! Asi que si te lo quieres coger a mi padrastro, pues tu sabes. Nomas que no se entere mi mamá. Por mi no hay problema' -dijo Elena tirándome la seña con el dedo medio.

-'No soy ninfómana wey! Solo soy sexualmente activa Jajaja' -le contesté aventándole agua con mis manos.

-'O lo que es lo mismo, te encanta la verga' -dijo Elena zambulléndose al agua para evitar que la salpicara de agua.

Don Miguel contestó una llamada en su cel, y se levantó dirigiéndose a la puerta. Minutos después regresó dirigiéndose a nosotras.

-'A ver chicas, sé que se están divirtiendo pero tienen que comer algo' -dijo don Miguel al tiempo que se acercaba con varias cajas de pizza y una bolsa plastica con botellas de refresco.

-'Esperese deje le ayudo, no se le vayan a caer!' -dije mientras saltaba fuera de la piscina, aun con agua escurriendo de mi cuerpo. Llegué a donde estaba el y entre los dos acomodamos las pizzas y las bebidas en la pequeña barra que estaba en el patio cerca de la piscina. Aunque no podria decir que fueran 'millonarios', los padres de Elena tenian una buena posicion economica que les permitia tener una casa bastante lujosa.

Don Miguel no apartaba su mirada de mis pechos, que al correr hacia el rebotaban impudicamente. Mientras trataba de ayudarlo, bajé mi mirada a mis pechos, notando que uno de mis pezones habia salido del bikini, y se mostraba completamente a la mirada de don Miguel. Al tener mis manos ocupadas no podia acomodarme el bikini para ocultar el travieso pezon rosado.

-'Jajaja Perdon, que pena! -dije.

-'Ahhh, no te preocupes. Accidentes pasan!' -me dijo don Miguel tratando de minimizar el incidente, pero sin dejar de verme mis pechos que lucian empapados de agua. Sentir su mirada sobre mi volvió a ponerme erectos los pezones, haciendo aun mas risible la situacion.

Pusimos un par de cajas de pizza calientes en la barra, junto con las bebidas y servilletas mientras Elena se acercaba hacia nosotros, al tiempo que yo trataba de acomodar mi bikini con ambas manos. Don Miguel se sentó en un taburete de bar, tomando su propia rebanada y una cerveza fría.

-'Creo que tomaré una cerveza, hace demasiado calor aquí' -dijo sonriendome en una especie de complicidad.

-'Mmmm, pepperoni! Mi favorita! lo único malo de la pizza es lo mucho que nos engorda' -dijo Elena, seleccionando una rebanada y poniéndola en su plato

-'No puedo permitirme ganar nada de peso, especialmente si pienso seguir usando este bikini!' -dije mirando a don Miguel.

-'Usted es un hombre, don Miguel......Qué piensa? ¿Cree que necesito perder peso?'

Me paré frente a el, con una rebanada de pizza en una mano y en la otra un refresco, mientras trataba de 'modelar' mi cuerpo frente a el, como si deveras esperaba su opinión.

Aunque no tenía una protuberancia visible en la barriga, mis enormes pechos sobresalían impudicamente. Mis pezones se endurecieron nuevamente al sentir la mirada nerviosa de don Miguel. La cara burlesca de Elena me decía que no creía que estubiera exhibiendome ante su padrastro de esa manera.

-'Qué piensa? Mi vientre es demasiado grande? - pregunté a don Miguel.

-'No, Amy, no seas tonta. No estás gorda' -dijo Miguel. 'Ambas son hermosas y sexys'

Elena me miró sonriendo y gesticulando la palabra PUTA en silencio.

-'Gracias Señor Miguel' -dije mientras Elena y yo divertidas intercambiabamos miradas.

-No quiero romper el momento, pero......puedo tomar una cerveza?' -dijo Elena, interrumpiendo mi descarado cachondeo con su padrastro.

-'Mmmmmm, sabes que a tu madre no le gusta que tomes. Y a mi tampoco, debo decir' -dijo el padrastro de Elena,

-'Lo sé, pero pues mi mamá no esta aqui y pues....una no es ninguna. Ándale, no seas malito, si? Me dejas? -dijo Elena a su padrastro, haciendo puchero de niña chiple. Eso nunca falla, pensé para mis adentros.

-'Ok, pero si te hace cruda, no me culpes ni me descubras con tu madre. No quiero problemas'

-'Ok papi, prometo guardar el secreto' -dijo Elena divertida mientras tomaba un par de botellas.

-'Y tú Amy, sabes guardar secretos tambien?' -me dijo don Miguel, de una forma que a todas luces era en doble sentido.

-'Claro, cualquier cosa que pase aqui en su casa me lo llevaré a la tumba como secreto inconfesable' -le dije sonriendo y sin apartarle la mirada de igual manera tratando de que entendiera el doble sentido en mi respuesta.

-'Ok, pero tampoco abusen. Solo un par de cervezas y ya' -nos dijo don Miguel, mas para zafarse de alguna culpa que verdaderamente prohibirnos tomar de mas.

Pasamos el resto de la tarde platicando y contando divertidas anécdotas, en compañía de don Miguel. Yo aprovechaba para lucirme delante de el en la mas minima oportunidad. Igual Elena aprovechaba las distracciones de su padrastro para seguir tomando. Pasado el tiempo decidimos que ya era hora de ir a dormir, no solo por lo tarde si no porque Elena ya daba muestras de haber bebido demasiado.

-'Bueno, vamos a rendirnosss, papaá' -dijo Elena, con su voz ronca y arrastrando las palabras. 'Gracias de nuevo por llevarnosss al centro comercial, por las pizzasss, la cervezaa y por todoo. Buenas nochesss, duerme bien'

Ella se inclinó para besarle la mejilla, tropezando torpemente sobre su padrastro. Definitivamente Elena habia tomado demasiado y la cerveza habia hecho su efecto. Miguel la abrazó rápidamente para evitar que cayera al suelo, mientras yo soltaba la carcajada involuntariamente.

-'Jajajaja perdon, yo se que no deberia reirme pero no pude evitarlo' -dije apenada a don Miguel.

-'Ahhh no te preocupes. Esta niña tonta que no sabe tomar. Me ayudas a llevarla a su recamara? Yo la cargo, tu solamente abreme las puertas' -me dijo Miguel al tiempo que cargaba a Elena. Con el movimiento los pechos de Elena escaparon de su diminuto bikini.

-'Ooops! Ya le dimos show sin querer' -le dije divertida tratando de acomodar el top del bikini de Elena.

-'Jajaja Lo sé, y vaya show. No me puedo quejar, la verdad' -dijo don Miguel sin dejar de ver los hermosos senos de su hijastra.

-'Toda la culpa es de Elena, que me convenció a que usáramos estos trajes de baño tan pequeños' -dije mirando mis propios pechos a ver si no se habían escapado mis pezones también.

-'Bueno, eso sera una cosa que le tengo que agradecer a esta niña boba' -dijo don Miguel, ya acostando a Elena en su cama tiernamente.

No bien acabaron de acostarla cuando ya Elena estaba roncando con la bocota abierta. Cerramos la puerta y don Miguel y yo nos dirigimos a la cocina de la casa. Miguel abrió el refrigerador, sacando dos cervezas y ofreciéndome una, la cual de inmediato tomé.

-'Espero que lo de guardar secretos haya sido en serio, Amy. No me gustaria que Marel se entere de la borrachera que Elena se puso por mi culpa' -me dijo don Miguel al tiempo que chocaba su botella con la mia en una especia de brindis. Marel es la mamá de Elena.

-'Jajaja Noooo, ya le dije que cualquier cosa que pase en esta casa se queda en secreto entre usted y yo' -dije sonriendole picaramente.

-'Cualquier cosa, Amy? Segura, segura?' -dijo don Miguel tanteando el terreno. Estaba por dar el paso pero obviamente queria estar seguro. Decidí ser yo quien diera el primer paso.

-'Cualquier cosaaaaa' -dije arrastrando las palabras y tomando un gran trago de la cerveza, para luego acercarme a el y plantarle un beso aún con mi boca llena de cerveza, la cual escurrió por entre nuestros labios hambrientos.

Don Miguel respondió a mi beso repegando su cuerpo contra el mio. Sus manos inmediatamente se fueron hacia mis carnosos pechos. Habia estado provocandolo todo el dia que se moría por tocarlos, apretarlos, tenerlos entre sus manos. Sin interrumpir el beso, me levantó en sus brazos y me llevó escaleras arriba, cruzando la sala al estilo de noche de bodas. Quería besarlo, tocarlo, manosearlo, pero tampoco quería distraerlo mientras subíamos las escaleras me imagino que hacia la recamara.

Una vez que llegamos al dormitorio principal, me acostó en la cama, se quitó rápidamente la ropa y se arrastró sobre mí. Inmediatamente, su boca poseyó de nuevo la mía en un caliente y apasionado beso. El saber que estabamos en la cama donde cogia con su esposa me prendió muy cabron. Podía sentir sus manos correr arriba y abajo de mi cuerpo, acariciando mis pechos, mi cintura, mis nalgas.

Su mano se deslizó debajo de el top del bikini, y la levantó, sobre mi cuerpo, desnudandome. Una vez que mis pechos estuvieron expuestos, su boca estaba sobre ellos. Él alternó de uno, y luego al otro; besando, chupando, mordisqueando y mordiendo suavemente hasta que mis pezones rosas estaban llenos de su saliva.

-'Dios, no sabes las ganas que tenia de hacerte esto' -dijo mientras amasaba mis grandes pechos.

-'Chupeme, muerdame don Miguel. Mis tetas son suyaaas' -le decia yo con mi voz cortada por el placer.

Pasé mis dedos por su pelo grueso, lleno de incipientes canas. Su boca y sus manos me estaban volviendo loca, y podía sentir que mi vagina se humedecía con sus hábiles cuidados. Se notaba su experiencia. Era un hombre, no un niño. Ni siquiera mi novio Franki u cualquier otro me habia prendido de esa manera. Entre gemidos, traté de dirigirlo.

-'Más abajo ... Por favor, don Miguel ... más abajo …' -lloriqueé. Mi pezón se salió de su boca.

-'Dime que quieres'

-'Mi vagina ... pon tu boca en mi vagina'

Él sonrió. No hay nada mas excitante que una mujer rogando por sexo y ambos lo sabiamos. Su rostro me indicaba que le encantaba que le suplicara y decidí incorporar eso al momento que estabamos viviendo.

-'Por favor, don Miguel ... no se burle de mí. Quiero sentir su lengua en mi. Quiero sentir su verga' -dije haciendo incapié en llamarlo 'don'. Queria dejar claro el hecho de que el era un hombre mayor y yo su adolescente conquista.

Se tomó su tiempo, tentadoramente, atormentándome. Lentamente besó su camino por mi estómago mientras sus manos nunca dejaban mis pechos. Su boca viajó más al sur hasta mi ombligo, su lengua entrando y saliendo. Solté un pequeño gemido cuando me mordió, dejando pequeñas marcas de dientes en mi estómago. Lo escuché inhalar profundamente.

-'Puedo oler tu coño, me encanta lo caliente y húmeda que te encuentras'

-'Por favor, don Miguel ... Por favor …' -gemí mientras intentaba desesperadamente bajar la cabeza.

Cogiéndome por sorpresa, él envolvió sus brazos debajo y luego a través de mis muslos. Luego me empujó hacia la cabecera de la cama, al mismo tiempo que separó mis piernas y levantó mi culo del colchón quitandome de tirón la parte baja de mi traje de baño.

-'Oh Dios!' -gemí cuando hundió su lengua dentro de mi empapada vagina.

Casi de inmediato, sentí como si un rayo atravesara mi cuerpo. Pude sentir su lengua lamer las paredes de mi vagina antes de salir y mover hacia arriba a mi clítoris. Jadeé cuando se llevó mi pequeño botón a la boca y comenzó a chuparlo deliciosamente. Gemí entre pequeños sorbos de aliento. Sus manos aún estaban sobre mis pechos, y él estaba alternando entre amasarlas y apretar mis pezones con la punta de sus dedos. Sentí que mi orgasmo comenzaba a desarrollarse mientras continuaba su ataque contra mi vagina. Todo mi cuerpo se sentía como si estuviera en llamas mientras él continuaba lamiendo mi clítoris.

-'Solo un poco más, don Miguel ... solo un poco más …' -dije sabiendo que no me contestaria pues tenia su rostro enterrado en inchada vagina y tomando mis jugos.Traté de contener mi orgasmo tanto como pude porque no quería que terminara el placer intenso que me estaba dando. Desafortunadamente, solo pude durar unos segundos más antes de soltar y liberar mi cuerpo.

-'Ahhhhh… aaaahhh.. haaaww!! Ahhhh ….aaaaggggg gggg….ggg me voy a venir!! Me voy a veniiir' -grité al tiempo que sentia como mil descargas electricas cruzaban sobre mi cuerpo, soltando chorros de liquidos que fueron a caer directos a la cara de mi macho. No todas las mujeres podemos hacer squirt al llegar al orgasmo, y don Miguel me premiaba poniendo su boca abierta, avida de mis flujos vaginales, tomadoselos, tratando de no desperdiciar ni una gota.

Mi cuerpo no dejaba de temblar y don Miguel no dejaba de comerme por mi panocha. Y sin poder evitarlo un orgasmo más llegó con toda su fuerza soltando cantidades de jugos en la boca de mi macho, esta vez acompañado de chorros de orines como siempre me pasaba.

-'Agghhh....queee ricooogg.....que ricog meg cogeeee don migueeel. Quieroo mas, quieroo maaaas' -decia yo jadeando, luchando por articular palabras. Jamás hasta ahora alguien me habia provocado un orgasmo tan devastador con solo hacerme sexo oral. Definitivamente estaba con un hombre.

-'Me encanta como gimes y jadeas como una perrita, Amy' -me dijo don Miguel cariñosamente, con su rostro empapado con mis jugos.

-'Si papi,...si.....soy su perrita. Soy su puta perra cogelona, papi. Y usted es un hombre. Un hombre de verdad y no chingaderas' -le dije recuperando un poco el aire.

-'Te miras hermosa con tu carita de niña y diciendo malas palabras. Me calientas como no tienes idea, Amy' -dijo don Miguel dandome un beso en los empapados pelos de mi vagina.

-'Digame como quiere que hable, yo lo obedezco. Yo hablo como usted me diga. Yo puedo ser quien usted quiera. Una puta, una niña, una perra. Puedo ser su esposa. Puedo ser Elena si usted quiere, pero no deje de lamberme, de chuparme papi' -le dije ansiosa de sentir su lengua dentro de mi nuevamente. Lo sentí tensarse al escuchar el nombre de su hijastra, pero de inmediato recuperó la compostura. No sabia yo si habia pasado los limites, pero decidi seguir con el juego. Queria enloquecerlo de pasión. Habia yo leido tantos relatos de amor filial que me mataba la idea de descubrir si en verdad esas cosas pasaban.

-'Eres una perrita sexual, Amy, y eso me encanta mi muñequita' -dijo mi hombre con su rostro húmedo con mis jugos. No le respondí, solo saqué mi lengua de forma erótica simulando ser una perra en celo y dejando caer mi saliva por mis labios.

-'Estás listo para un poco más?' -preguntó con voz ronca.

-'Quiero su verga en mi boca' -dije en voz baja.

Moviendose en la cama, se colocó encima de mi de manera que su rostro quedó en mi vagina y su miembro en mi cara, haciendo un delicioso 69. Pasé la punta de mi lengua por la cabeza de su pene y recogí el liquido pre-seminal que se había formado allí. Podía escuchar un gemido silencioso deslizarse por sus labios. Lo agarré en mi mano y su verga se sintió viva mientras palpitaba y revoloteaba.

Juguetonamente pasé mi lengua arriba y abajo por la parte inferior de su pene, lo que provocó que escaparan gemidos de sus labios. Cuanto más jugué con su miembro, más semen se filtró de la cabeza de su verga. Hice un sonido lascivo, mientras recogía esas pequeñas gotas que se habían acumulado en la punta de su erecto miembro. Las sorbia haciendo escandalosos ruidos con mi saliva en mi boca.

Tomándolo por sorpresa, metí su verga profundamente en mi boca. Pude oírlo jadear y gemir mientras lo trabajaba dentro y fuera de mi hambrienta boca.

Tomé una respiración profunda, relajé mi garganta, y comencé a meterlo más profundamente. Un reflejo nauseoso inmediatamente me llegó, provocandome ganas de vomitar, mientras luchaba por acomodar su enorme miembro dentro de mi boca. En cuestión de segundos, lo llevé hasta la raíz.

-'Asi bebé, asii, cometela toda mi amor. Te gusta?' -me decia don Miguel con su voz en una mezcla de ternura y pasión.

-'Meg guggta mucggghoo. Me guggtaaa mucggho gu vegggaaa' -trataba de responderle con mi boca llena de su pene, haciendo que mi boca produciera enorme cantidad de babas que escurrian por mis comisuras hasta llegar a mi cuello y mi cabello. Trataba de gritar, de alzar mi voz para que Elena nos escuchara. Era tanta mi calentura que deseaba que Elena despertara y me encontrara teniendo sexo con su padrastro. La verga de don Miguel me impedia gritar, mas el hecho de que Elena estaba muerta de borracha tambien influia a no poder realizar mi cometido. Pero solo de pensarlo sentia como mi vagina se empapaba de jugos.

-'Agghh, asi perrita....asiii....cometela toda, mi amor' -me decia don Miguel, empujando aun mas su miembro dentro de mi boca, que en la posicion en la que estaba encima de mi me imposibilitaba moverme y empujaba mi cabeza enterandome en la cama.

-'Ggggghhhh.....gemmeee maaggg....gemme magggg!' -traté de animarlo a que me diera mas verga, pero luego me fue imposible al sentir los efectos de su profunda penetración en mi garganta, provocandome arcadas que anunciaban mi inminente vomito.

Su respiración cambió y supe que se estaba acercando. Podría haberse corrido en mi boca si quisiera, pero en cambio, gentilmente me apartó. Al sentirme libre de su miembro, respire profundamente por mi boca, tratando de tomar aire y escupiendo una gran cantidad de babas que fueron a caer en sus testiculos, para luego escurrir a mi rostro.

Ya recuperada de mi aliento, tomé uno de sus testículos en mi boca y lo lamí suavemente.

-'Oh Dios, Amy ... Sí ... eso se siente bien'

Me dio tanto placer saber que estaba disfrutando de lo que estaba haciendo. Abrió más las piernas, lo que me dio un mejor acceso. Continué chupando y lamiendo suavemente sus redondos huevos mientras provocaba suaves gemidos. Quería prenderlo, calentarlo, ponerlo a mil. Darle el mejor sexo de su vida, hacerlo olvidarse de su puta esposa.

Inconscientemente, comencé a lamer mas allá de sus testiculos y un escalofrío erótico corrió por mi cuerpo. Me había involucrado en las lambidas de culo otras veces con mujeres que sabía que lo disfrutaban y les encantaba corresponderme. Lo acababa de hacer con Elena unas horas antes. Sin embargo, la idea de hacerlo con un hombre nunca se me había pasado por la cabeza, hasta ese momento.

Vacilante, empiezo a lamer más arriba, lo que llamó inmediatamente la atención de don Miguel y nuestros ojos se encontraron. Por unos segundos, silenciosamente me miró como si estuviera cuestionando si era lo suficientemente valiente como para hacerlo. En ese punto, más que nada, quería abrir nuevos caminos. Quería complacerlo de una manera que nunca había hecho antes. En ese momento, no era algo que quería, sino algo que necesitaba. Lamí un poco más cerca de su ano hasta que su voz rompió el silencio.

-'Solo tu lengua, nada más' -dijo

Le brindé mi mejor mirada sexy y picante. 'Sí, papá' -dije seductoramente tratando de imitar la voz de Elena,

Suavemente, lamí su culo varias veces y pude oírlo gemir y sentir su cuerpo tensarse. Dios, él ama esto. Recogí la mayor cantidad de saliva que pude en la punta de mi lengua para la lubricación, y lentamente comencé a empujarla dentro de su pequeño agujero fruncido. Don Miguel dejó escapar un gemido bajo y gutural. Me acerqué más a él y pude deslizar mi lengua un poco más profundo.

Unos segundos más tarde, una de sus manos tomó mi cabeza y comenzó a empujarme, indicandome que continuara yo lambiendo su culo. Después de unos momentos, pude escuchar su respiración cambiar y supe que se estaba acercando. Por un momento, pensé que iba a perder el control, pero en el último segundo posible, él me empujó y fue capaz de recuperar la compostura. Rompiendo el riquisimo 69 que estabamos haciendo. Para ser un hombre mayor, tenia bastante control.

Me acercó a él y me dio un beso largo y húmedo. Después de que rompió nuestro abrazo, habló.

-'Eres jodidamente increíble Amy' - dijo con voz profunda y ronca.

No pude evitar sonreír.

-'Quiero su verga dentro de mí, don Miguel' -dije cachondamente.


Me acercó a él y me dio un beso largo y húmedo. Después de que rompió nuestro abrazo, habló.

-'Eres jodidamente increíble Amy' - dijo con voz profunda y ronca.

No pude evitar sonreír.

-'Quiero su verga dentro de mí, don Miguel' -dije cachondamente.

En lo que se acomodaba para penetrarme pude verlo desnudo completamente por primera vez. A pesar de ser un señor que pasaba los 50 años, estaba bastante bien conservado. No tenia panza, y aunque no estaba musculoso si tenia un cuerpo bastante cuidado y trabajado por el gym, me imagino. Tenia el pecho, los brazos y las piernas cubiertas de vello. Era un hombre muy atractivo.

Don Miguel puso sus grandes manos en mis caderas y guió su erecta verga hacia mí. Me empujó hacia atrás en la cama y luego se movió hacia arriba, su peso me aplastaba sensualmente. Podía sentir su pene presionar contra el interior de mi muslo, y rápidamente lo tomó en su mano y encontró mi apertura.

-'Ughhhh......papiiii. Que grande verga tieneeeeee' -le dije al sentir como la cabeza de su pene empezaba a empujar mis labios vaginales, que se abrieron al contacto con su verga.

-'Asi Amy, asiii......abrete para mi, mi niña' -me dijo don Miguel, sintiendo como mi peluda vagina lo recibia ansiosa.

Mi panocha estaba tan resbaladiza y mojada por los juegos preliminares. Mi cuerpo ofrecía poca resistencia y se hundió en mí con un golpe largo y suave. Su pene se sentía tan grande dentro de mí.

-'Agghhhh don Migueeeel! Me esta abriendo todaaaa! -jadié al sentir su grueso miembro abrirse paso.

Intenté pero no logré contener un pequeño grito. Su verga me llenaba. Luego, con un último golpe duro, logró entrar en mí por completo, llenandome. Me estaba penetrando profundamente. Grité en voz alta y él cubrió mi boca, tratando de silenciarme para que no nos escuchara Elena.

Don Miguel me montó ansiosamente, abriendo mis piernas al maximo para poder tener mas dominio de mi cuerpo y llegar mas profundamente. Lo cual estaba teniendo exito, pues sentia su enorme verga llegarme hasta el estomago, lo cual claro que no sucedia pero la sensacion que me causaba me hacia pensar que asi era.

Sus grandes y ásperas manos acariciaban y apretaban mis enormes tetas, para luego bajar desde la parte superior de mi cuerpo hasta el torso y las caderas. Don Miguel jadeaba como un animal, empujando su miembro cada vez mas fuerte dentro de mi y arrancandome gritos. Gritos que yo cada vez los lanzaba mas fuerte, con la intencion de que Elena nos escuchara. Me prendia la idea de que mi amiga bajara de su recamara y me encontrara teniendo sexo con su padrastro.

-'Ahhh, ahhhh más, papi, máaaassss! Deme mas, don Miguel, deme mas. Revienteme, partame en dos pero no deje de cogermeee! -le gritaba.

-'Asi mi niña, asii es como queria tenerte. Tenias toda la tarde calentandome que si no te cogia me ibas a volver loco' -me decia don Miguel entre jadeos.

-'Aahh ... Fólleme, cójame. Haré cualquier cosa por ti papá' – le dije gimiendo, tratando de imitar la voz de Elena y ronroneando como una gata en celo.

Don Miguel no podia soportarlo más a medida que su verga se ponia más y más dura dentro de mi, especialmente cada vez que escuchaba que lo llamaba papi. Senti su verga expanderse dentro de mi, provocandome mi segundo orgasmo de el dia.

-'Ahhhhhhhuuuggg!, Si, siii, asiii papii, asiiii! -gritaba yo desesperada al sentir la verga de don Miguel partiendome en dos en cada embestida.

-'Asi hermosa, asii...aprietamela, aprietamela toda' -decia don Miguel mientras me pompeaba con furia.

Envolví mis brazos y piernas alrededor de su cuerpo, y nos movimos salvajemente al unísono. Se sentía como si fuéramos uno. En poco tiempo, el sudor de nuestros cuerpos comenzó a mezclarse, lo que parecía aumentar nuestra pasión. El peso de su cuerpo encima de mí, su olor varonil, su torso aplastando sensualmente mis senos, todo se agregó a la experiencia erótica para mí.

A diferencia de muchas de mis relaciones previas, el saber que don Miguel estaba casado, que estábamos haciéndolo en la cama que compartía con su esposa Marel, y que su hijastra Elena estaba en la otra recamara y que en cualquier momento podía descubrirnos, me prendía de una manera como ninguna otra vez anterior. Quería que continuara, quería sentir su venida dentro de mi. Pero también quería enloquecerlo y satisfacer mi morbo. Por lo cual decidí jugármela y sugerirle algo para prender mas el momento.

-'Espere don Miguel...espere! No se venga aún. Traiga su cel, traigalo. Necesito guardar este momento! -le dije, deteniendo sus poderosos embates.

-'Que cosa se te ocurrió, loquita? -me dijo don Miguel, algo decepcionado de que lo detuviera, pero lleno de curiosidad .

-'Solo tráigalo. Quiero que me grabe! -contesté,

Vi como los ojos de don Miguel brillaron al escucharme. Yo era su trofeo y la idea de grabar el momento era algo que definitivamente no podía dejar pasar. Sacando su miembro de mi empapada vagina, se acercó a donde estaba su ropa tirada en el suelo y no tardó ni un segundo en regresar con su celular en la mano, poniéndolo inmediatamente en modo cámara.

Tomándolo por completa sorpresa, lo abracé y rodamos los dos hacia la cama, cambiando de posición, y ahora yo estaba encima de él. Miré hacia abajo, y nuestros ojos se encontraron.

-'Métamela hasta adentro' -gemí roncamente.

Puse mis manos sobre su velludo pecho, y colocando con mis manos su erecto miembro, lo dirigí a la entrada de mi vagina, la cual hambrienta lo engulló toda, llenándome por completo. Estaba encima de el, empalada en su dura verga, con don Miguel grabándome con su celular. Tenia yo mi cuerpo y manos libres, lo que me facilitaba el apalancamiento y tomar el control. Siempre me ha resultado más fácil tener un orgasmo en esta posición cuando podía controlar la inclinación y los movimientos. -

-'Aggghhh, sii.....siii. Cojame así rico, don Miguel! Estas viendo esto, Marel? Lo estas viendo?? Así es como se coge a un hombre. Me estoy cogiendo a tu macho! Ahora es mío, nomas miooo! -gritaba yo dirigiéndome a el celular, como si me estuviera dirigiendo a la esposa de don Miguel.

-'Ufff....eres el demonio, pequeña! Eres el diablo en persona...! -decía don Miguel. Mis palabras lo habían tomado por sorpresa, pero era demasiada la calentura que lo pasó por alto y empezó a darme vergazos mas y mas fuerte justo al oírme hablar.

-'Así es como se complace a un macho. Asiii como lo estamos haciendooo! Aprende Marel, veeme como complazco a tu hombre. Mirameeee! Augghhhh!! -grité yo fuera de si, sintiendo como la reata de mi amante se enterraba mas en mis entrañas. Mis palabras lo estaban volviendo loco. Empecé a moler mi pelvis en él cambiando el ángulo, por lo que su gruesa verga estaba perfectamente contra mi clítoris.

Me movía yo de arriba hacia abajo, haciendo que mis enormes tetas rebotaran violentamente. No me contuve y después de un minuto más o menos estaba temblando encima de él mientras mi orgasmo sacudía mi cuerpo. Mi vagina empezó a soltar chorros, empapando a don Miguel y las sabanas de la cama. Cuando terminé, él estaba mirándome directamente a los ojos. Estaba también por venirse, podía sentirlo en su mirada. Continuaba moviéndose en mi, tratando de llegar al orgasmo.

-'Podría cogerte todo el día' -dijo entre jadeos.

-'Córrete conmigo, papi. Lléname de leche. Préñame. Hazme lo que quieras. Soy tu perra, soy tu puta y tu eres mi dueño esta nocheee' – le dije tomando aire y tratando de recuperarme de mi venida. Don Miguel seguía grabándome y quería yo darle la mejor de las cogidas.

-'Si mi baby, sii... muévete más, déjame venirme dentro de ti. Me encantas! No puedo creer que tras esa carita de niña buena se esconda un maldito demonio' -dijo don Miguel, con la cara descompuesta por el esfuerzo y la calentura.

-'Oiste Elena? Oisteee?? Tu papi me va a preñar, me va hacer un hijo. Te vamos a dar un hermanito! Ven! Ven culera! Mírame como me estoy chingando a tu padrastro! -gritaba yo fuertemente hacia el celular con toda la intención de nuevo de que Elena nos escuchara. Realmente deseaba que Elena bajara y me encontrara encima de su padre. Y si no era esta noche, sería otro dia. Pero de que iba a pasar iba a pasar, me prometí a mi misma.

Él aumentó el ritmo un poco, y apreté mis músculos vaginales tan fuerte como pude, algo que habia aprendido a hacer y sabía que los hombres amaban sentirlo. Su verga se sintió tan grande dentro de mí mientras continuó empujando. Su respiración comenzó a cambiar, y supe que se estaba acercando. Unos momentos más tarde, sentí su cuerpo comenzar a ponerse rígido y temblar, y me dejé llevar. Simultáneamente, su pene latió dentro de mí y pude sentir su semen entrar en mi vagina.

-'Agggghhh, sii! Asiii, tómalos Amy.....toma mi lecheee! -gritó don Miguel de forma desesperada mientras dejaba su semilla en mí.

-'Si papi, siiii! Lléname toda mi vida, lléname como llenas a tu puta esposa! -le dije tratando de darle una ultima calentada que provocara aun mas su orgasmo.

Uno, dos, tres chorros chocaron contra mis adentros, llenando mi útero de sus mecos viscosos. Estaba tomando la pastilla, si no seguramente hubiera terminado embarazada esa noche.

Me desplomé sobre él mientras ambos luchamos por recobrar el aliento. Desde mi despertar al sexo, había tenido compartido mi cama y mi tiempo con verdaderos sementales.

Sin embargo, esta noche, este hombre y esta experiencia abrían una puerta que definitivamente era algo nuevo para mi, Mi mundo se sintió perfecto, y no había otro lugar en el que hubiera preferido estar. -'Amy......te estas cuidando, verdad? -me preguntó don Miguel, recuperando el aliento y la conciencia de lo que acabábamos de hacer. -'Jajaja Si, no sea tontito. No pasa nada, no se preocupe. Estoy tomando la píldora. Puede venirse todas las veces que quiera en mi' -le dije dándole un beso, y sintiendo como su leche empezaba a salir de mi hinchada vagina.

Puse una mano en la entrada de mi vagina, para impedir que saliera su semen de mis adentros. Tenia en menta una ultima diablura que hacer y no quería perdérmela.

-'Tengo que irme a acostar, no vaya ser que Elena se despierte y nos encuentre así' -le dije.

-'Jajajaja, hace unos minutos no parecía preocuparte eso Amy' – me respondió don Miguel acercándose a mi para besarme.

-'Le molestó? O lo volvería a hacer? -le dije acariciando su miembro ya flácido, llenando mis dedos de su pegajoso semen.

-'Lo haría mil veces y otras mil veces mas. Eres el diablo y seguramente me causaras problemas, niña. Pero prefiero eso a no volver a tenerte en mi cama, Amy' -me dijo al tiempo que nos besamos metiendo nuestras lenguas en nuestras bocas de forma impúdica.

-'Ok, conste. Porque yo también quiero volver a probar ese pedazote de carne que tiene entre las piernas. Pero por ahora me voy a acostar. Me dejó bien cogida. Mañana le doy mi número para mensajearnos y que me mande el video. No lo vaya a borrar y si lo borra mándemelo primero, si? -le dije despidiéndome mientras me dirigía a hacia la recamara de Elena, poniendo mi mano en mi vagina para impedir que el semen de don Miguel saliera de mi.

Habia hecho mal al meterme con el padrastro de mi amiga? -pensé para mis adentros.

No lo sabia en ese momento, pero de lo que estaba segura era de que tenia que hacerlo de nuevo.

Epilogo:

Entré a la recamara de Elena silenciosamente, para evitar despertarla. Lo cual no fue gran esfuerzo, pues mi amiga estaba totalmente dormida y roncando a boca abierta tirada en la cama, tal si estuviera en coma. Si no había despertado con mis gritos, menos escucharía mis pasos que sigilosamente daba hacia la cama.

Poco a poco me subí a la cama, y me posicioné encima de Elena, sobre su rostro. Con mi mano libre abrí mas su boca y me acomodé poniendo mi vagina justo arriba. Quité la mano que tapaba la entrada de mi vagina, y pujando empecé a dejar caer la gran cantidad de semen que guardaba en mi, la cual inmediatamente empezó a escurrir dentro de su boca abierta.

Elena empezó a toser al sentir el liquido en su boca, pero hábilmente le cerré sus labios, forzándola a tragar el semen de su padrastro. Reí para mis adentros por semejante locura que estaba haciendo con mi amiga. Pero como lo dijera don Miguel hace unos minutos, soy un demonio y me encantaba la idea de seguir siéndolo. Me calentaba horrores ver como Elena tragaba el semen de su padrastro.

-'Buenas noches, Elenita. Espero te haya sabido rico el regalito que te traje' -dije mientras le daba un pequeño beso a mi amiga en sus labios entreabiertos, acomodándome a su lado para dormir.

FIN DEL RELATO
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Relato Erótico : Entregué el culo por culpa de tus celos

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Nos casamos hace ocho años, Javier tiene 36 años y yo 30, desde que éramos novios mi marido me celaba de manera enfermiza, mi madre me lo advirtió: - No te cases con un hombre celoso, como tu padre – pero los hijos nunca hacemos caso, creemos que el amor puede con todo, que más adelante cambiará, que voy a poner todo de mi parte para que no haya problemas, pero Javier me inclinó a serle infiel, tres veces y no sé si siga haciéndolo porque sus celos van en aumento.

Cuando me casé yo era una flacucha insignificante, usaba lentes y me vestía fatal, y no es que mi marido fuera un Dios griego, pero comparado conmigo, era muy superior, todos en su familia le decían que podía encontrarse una mujer más atractiva, pero ya se sabe, el amor no acepta consejos. ¿Por qué me celaba si era insignificante? Bueno, primero porque tengo un carácter chispeante, segundo porque soy muy inteligente, me recibí como abanderada de mi colegio y con honores y, por último, dicen que tengo un rostro muy bello.

Sus celos son insoportables, en una ocasión me sacó del pelo literalmente porque estaba bailando con un primo suyo, el bochorno se recuerda hasta la fecha en su familia. Otra vez, un chico de España me pidió amistad por Facebook, nos intercambiamos algunas fotos, nada indecentes, él se enteró y me obligó a cerrar mi Facebook y la peor fue que, Walter, el hombre que me quitó la virginidad… y yo de bruta se lo conté… lo fue a buscar a su casa, Walter ya estaba casado y le dio una golpiza tremenda delante de su familia, y mi ex sin saber por qué, le tuve que pedir que no lo denunciara para evitar la cárcel de Javier.

Lo peor para mi marido fue que cuando tuve mi primera hija, mis atributos crecieron de forma sorprendente y eso mejoró cuando tuve a mi segundo niño, ahora tenía unos senos muy apetecibles y las nalgas me crecieron armónicamente, haciendo que mi culo fuera admirado por muchos hombres y por qué no decirlo, por algunas mujeres también, mi autoestima creció y ahora ya me sentía una mujer más segura.

En un examen que me hice de la vista, el oftalmólogo me sugirió que usara lentes de contacto, compré unos grises que se me miraban preciosos en contraste con mi piel morena, Javier puso el grito en el cielo, pero yo ya tenía carácter y me los dejé, pero las cosas fueron peor para Javier, que cuando entré a trabajar de secretaria de gerencia al Banco donde actualmente laboro, me exigieron que vistiera a la moda con ropa muy fina y tuve que mejorar mi imagen, de aquella flacucha ya no quedaba nada, ahora era una mujer muy atractiva.

Cuando teníamos intimidad me preguntaba que dónde había aprendido a hacer sexo oral, que por qué me movía de tal forma, que quién me había enseñado, que tal posición era de mujeres de la calle, en fin, me volví una momia en la cama y lejos de molestarle, estaba feliz, cuando yo era cariñosa y le decía: - Así, papito, dame más – Me decía que a saber a cuantos le había dicho lo mismo.

Antes de que naciera la nena tuvimos un pleito que casi termina en divorcio ¿Por qué no le hice caso a mi mamá? Pero tiene dos grandes cualidades, una: sabe pedir perdón de la manera más tierna posible y lo perdoné y la segunda: está muy bien dotado y eso lo agradece cualquier esposa, para volver con él, le dije que me dejara gozar de mi sexualidad, que me dejara expresarme como a mí me gusta, afortunadamente, a pesar suyo, me dejó ser una mujer ardiente y ahora gozo de unos orgasmos magníficos.

A mí nunca se me había atravesado la idea de serle infiel, cuando volví a abrir mi Facebook, volvió a poner el grito en el cielo, pero igual seguí, era mi más fiel seguidor, empezó a husmear en mi teléfono, y en mis redes sociales encontró el nombre de un compañero de trabajo con el cual nos mensajeábamos constantemente, una tarde sorpresivamente fue por mí al trabajo, yo salí feliz a saludarlo y no se movió de ahí hasta que le presenté a Vinicio, ya en casa me hizo un interrogatorio digno de la CIA. A mí ni me gustaba Vinicio, pero su nombre lo oía todos los días, por culpa de Javier, me empecé a fijar en él, como ya teníamos dos años trabajando juntos, nuestra amistad creció y la confianza nos llevó por caminos peligrosos, un día a la hora del almuerzo me dijo que tenía serios problemas con su novia, inocentemente le dije que me contara y Vinicio me soltó que su novia no lo aguantaba en la cama porque era muy vergudo (esa palabra usó)

Esa misma noche me duché y me puse mi mejor lencería, quería seducir a mi marido y cuando lo tuve a mi alcance, me prendí de su enorme pene, me encanta metérmelo a la boca… y sé que es bien dotado, porque antes de casarme, me acosté con varios chicos y ninguno tenía el grosor ni el largo del pene de mi marido… ah, qué cosa más rica, le estaba lamiendo las bolas y le masturbaba ese enorme palo, cuando no sé por qué, pensé en el miembro de Vinicio, fue tal la excitada que me pegué que me tragué su verga y sentí chorros de semen bañar mi carita, Javier solo me comentó: -¿Cómo que hoy estabas más caliente de lo habitual? – Afortunadamente se recuperó rápido y me penetró con su enorme herramienta, cuando estaba a punto del orgasmo, otra vez esa imagen del “vergudo”.

A los pocos días, Vinicio me cuenta que su prometida lo había mandado a volar porque la dejó sangrada, a mí me pareció exagerado, él me dijo que era verdad, que tuvo ese problema con todas sus ex, yo lo molestaba y de apodo le puse: Hulk, me burlaba de él cada vez que podía y una tarde al salir del trabajo, veo en mi WhatsApp una foto de su miembro bien parado, pude notar que se la había tomado en el baño del banco, en un principio pensé borrarla y perderlo como amigo, pero lejos de eso, volvía a ver la foto, era muy parecido al pene de mi esposo, un poco más largo, quizás… no sabía que hacer… horas más tarde recibo un mensaje: - Perdóname – Eso era imperdonable, si mi marido no fuera tan celoso se lo contaba, pero era capaz de matarlo, sin exagerar.

Pasaron varios días y yo evitando a Vinicio, en eso llega a mi oficina, cierra la puerta y:

VINICIO: Tenemos que hablar, sé que fui un verdadero patán contigo, ya te pedí perdón ¿qué otra cosa debo hacer para recuperar tu amistad? Por favor, Elena, dímelo, solo tú sabes la causa de mi tormento, ya no sé qué hacer, te lo juro.

YO: Tienes razón, debemos hablar y comportarnos como adultos, acepto tus disculpas, pero el problema no es ese, me lo merezco por todas las burlas que le hice a tu miembro… ¿Qué piensas hacer? No te puedes resignar a que todas las mujeres te rechacen por el tamaño de tu pene.

VINICIO: Ya probé hasta con prostitutas y nada.

YO: Perdón que te lo diga, pero Hulk anda todo el día despierto.

VINICIO: No lo puedo evitar, me masturbo todos los días, pero no se me baja. Y por favor no le digas Hulk, que me hace sentir peor.

YO: Perdón.

VINICIO: Espero que hayas borrado la foto que te mandé, si la ve tu esposo, me mata.

YO: Te mata, seguro, me preguntó si eras casado y como sé que eso lo puede investigar, le dije… perdón, Vinicio… le dije que eras gay… discúlpame.

VINICIO: Si con eso salvo la vida… no te vayas a molestar conmigo, pero… ¿No te parece que mi pene es anormal?

YO: …no …la verdad …mi esposo lo tiene casi igual al tuyo…

VINICIO: ¿De verdad? ¿Y lo aguantas todo?

YO: Todito.

VINICIO: ¿Y no te lastima?

YO: Nadita.

VINICIO: Dichoso, lástima no haberte encontrado antes que él.

YO: De verdad, lamento mucho tu problema… no sé cómo ayudarte.

VINICIO: Yo sí… pero…

YO: ¿No estarás pensando que me convierta en tu amante? Yo nunca le he sido infiel a mi marido, además lo amo.

VINICIO: …solo una vez, por favor… déjame sentirme un hombre normal, no un monstro… será nuestro secreto… te juro que no lo sabrá nadie… por favor, Elena, por favor…

YO: …deja de tocarte esa cosa… me pones nerviosa…

VINICIO: ¿No me la quieres tocar?

Y esa fue mi perdición, me tomó de la mano, se sacó la verga y la llevó a su tremenda erección, yo estaba hipnotizada masturbando aquel mástil que tantas veces había visto en la foto, Vinicio se levantó de prisa y le echó llave a la puerta, luego se sentó en mi escritorio, delante de mí, con sus piernas jaló mi silla de rodos y mi boca quedó a centímetros de semejante manjar… pues no tuve más que abrir la boca y empezar a chupar esa cabeza morada, pasándole la lengua por todos lados… realmente estaba gozando esa mamada, pero el idiota de Vinicio me la dejó ir de un solo puyón, y tosí como tísica, me la saqué y fui corriendo al baño a vomitar, al volver le dije que era un animal, que no sabía tratar a las mujeres, que se fuera de mi vista para siempre.

Pero lejos de eso me tomó de las nalgas y empezó a manosearme, yo le decía que me dejara, pero mi mano ya tenía agarrada su verga, me suplicó que me la quería meter, yo le decía que no, pero ya tenía la tanga en las rodillas, me inclinó sobre el escritorio, se escupió la paloma y me la metió hasta adentro, tuve que ahogar un grito de dolor para no causar sospechas, pero me zafé como pude:

YO: Mira, animal, tu problema no es que estés vergudo, como tú dices, tu problema es que eres una bestia, déjame que te enseñe cómo tratar a una mujer, con qué razón nadie te aguanta, acuéstate en la alfombra y quítate los pantalones.

VINICIO: Que rica se te ve la cuquita, toda rasuradita.

YO: La tengo igual que todas, estúpido, déjame que yo haga el trabajo, me voy a sentar en Hulk, pero no te vayas a mover hasta que yo te diga.

VINICIO: Lo que tú digas, mamita.

Le agarré su enorme garrote y lo guie a la entrada de mi empapada cuquita, poco a poco me fui metiendo esa víbora que me quemaba por dentro, cuando iba por la mitad, Vinicio me la metió toda, juro que sentí que me salía por la boca, le pegué una bofetada y le advertí que si lo volvía a hacer, lo dejaba con esa calentura, el pobre no podía ni hablar de lo tembloroso que estaba, otra vez empecé de nuevo a tragarme su anaconda, fui despacio, me sentía llena, completa y por qué no decirlo: muy caliente, fui bajando poco a poco y cuando sentí sus testículos en mis nalgas, le pedí que se quedara quieto, nunca nadie había llegado hasta mi útero, era delicioso, quizás por el enorme placer de su tamaño y por el dolor que me provocaba, empecé a subir y bajar, al cabo de unos minutos le pedí que se moviera, lo hizo como un taladro, otra vez le llamé la atención, le dije que lo hiciera despacio y cuando yo le pidiera más acción, entonces que me penetrara con todo.

No sabía cómo había llegado hasta aquí, pero mi primera infidelidad la estaba disfrutando al máximo, yo misma me desabotoné la blusa y el sostén y dejé que me chupara mis erectos pezones, me encantaba mi papel de maestra de sexo, empecé a moverme como batidora, Vinicio se dio cuenta y empezó a darme verga con todo, yo trababa los ojos, llena de lujuria, él me amasaba las nalgas y me mordía los pechos… en eso suena mi teléfono y veo que era mi marido, Vinicio se dio cuenta y me dijo que le contestara, pero ya me sentía muy mal por serle infiel, como para encima contestarle con una verga ajena adentro de mi panocha.

Luego me puso de perrita hincada sobre mi silla de rodos y me metió su verga de un solo puyón, yo protesté y me zafé, le dije que aprendiera a coger, que no fuera tan ansioso, que coger era un arte que se debe hacer poco a poco, él temblaba de la calentura, me volví a hincar y ahora sí me la fue metiendo sin ansiedad, sentía como las paredes de mi cuquita iba tragando verga, después de varias metidas y sacadas me la fue metiendo hasta que sentí sus pelos en las nalgas, que delicia sentirme tan llena de verga, empecé a mover el culo y yo misma me hacía para atrás… de pronto siento una descarga eléctrica que me recorrió todo el cuerpo en un delicioso orgasmo.

Pero Vinicio quería más, ahora quería mi culo, a nadie le había permitido darme verga por el culo, ni siquiera a mi marido… se lo negué, si la cuca me la tenía irritada de tanta pija, no quise ni pensar como me quedaría el culo, él me rogaba y yo le decía que ni lo pensara, en eso me mete un dedo dentro del culo, yo me enojé y le dije que NO, que no debería obligar a una mujer cuando dice que NO, Vinicio me pidió disculpas y me rogó que lo hiciera terminar, yo abnegada me hinqué y le mamé la verga, el muy burro me taladraba la boca, yo iba a protestar cuando me agarró la cabeza y me llenó la boca de leche, yo tosí por la ahogada que me dio.

Luego de que me fui a asear, me agradeció la cogida, me dijo que ninguna mujer lo había aguantado como lo había hecho yo, que por fin le había metido la verga hasta el fondo a una mujer y que rico que yo la había aguantado, me dijo que todo sería perfecto si le daba el culo, le dije que estaba loco, que esa fue la última y la única vez que me iba a coger, que ya le había dado bastantes lecciones de cómo tratar a una mujer, no pude cumplir mi promesa del todo, otras veces le volví a mamar la verga, pero no me dejé volver a coger.

Con mi marido los celos iban de mal en peor, me dijo que lo había engañado, que Vinicio no era gay, que lo había investigado y que ahora salía con una chica bastante guapa, me enseñó fotos, no tuve más remedio que reconocer mi mentira, pero le dije que él me había obligado a mentirle a causa de sus celos, que Vinicio era nada más que un compañero, si supiera la verdad… luego del ataque de celos, me cogía delicioso, y yo pensaba en la enorme pija de Vinicio, a veces me imaginaba que se la mamaba a Vinicio mientras Javier me cogía y tenía unos orgasmos muy intensos.

Venía su cumpleaños y yo le iba a preparar una fiesta sorpresa, pero como que se las olió, porque me dijo que no quería ver a su familia, que tenía vergüenza después de haberme llevado del pelo por culpa de su primo, le dije que tenía que demostrarle a su familia que ya había cambiado, le aconsejé que él mismo llamara a su primo y que lo invitara a su fiesta, dudó mucho tiempo, pero por fin lo hizo. Vino toda su familia, lo llenaron de regalos, mi suegra me preguntó si de verdad ya había cambiado, yo le dije que sí, que viera como hablaba con su primo Luis.

A media fiesta mi suegro le trajo mariachis, la fiesta se prendió, entonces me sorprendí cuando Javier me pidió que bailara con su primo Luis, él mismo me llevó y le dijo a Luis que para demostrarle que todo estaba olvidado, que bailara conmigo y que no iban a haber problemas, Luis era un gran bailarín, bailamos todo tipo de música, pero cuando empezaron los boleritos me preocupé, ya sentía a Javier jalándome del pelo, pero lejos de eso, me mandaba besos con la mano:

LUIS: Nunca tuve la oportunidad de pedirte disculpas, Elena.

YO: No fue culpa tuya, los celos de mi marido ya rayaban en lo enfermizo.

LUIS: Pues yo sería igual de celoso contigo, te has convertido en una mujer monumental.

YO: Gracias, tan exagerado.

LUIS: Te lo digo de verdad, aquella vez casi podía sentir tus costillas en mis manos y ahora lo que siento son tus enormes pechos aplastarse contra el mío, sería delicioso que tus dos pezones fueran chupados al mismo tiempo.

YO: Y yo siento otra cosa aplastarse en mi estómago, sepárate un poco, quieres.

LUIS: Perdón, pero con un mujerón como tú es normal que cualquier hombre se excite al tenerte tan cerca.

YO: Pues aléjate un poquito.

LUIS: Que envidia me da mi primo, ha de ser muy rico verte todas las noches esas nalgas operadas.

YO: No están operadas, idiota, me crecieron al nacer mis hijos.

LUIS: No te creo.

YO: Claro, quieres que te diga que me las toques para que me creas, eso no pasará nunca, ¿me oyes?

LUIS: Nunca digas nunca.

Por fin terminó la dichosa fiesta y toda la familia felicitó a Javier por su conducta, era la primera vez que no había incidentes, sus padres me felicitaron y se despidieron diciéndome que era una maga. Junto con Juanita hicimos un poco de limpieza y al terminar me fui a duchar, en eso entra Javier:

JAVIER: Te mirabas muy contentita en brazos del mierda de Luis.

YO: Ay, Javier, quien te entiende, si tú mismo me llevaste a bailar con él.

JAVIER: ¿Qué te estaba diciendo? Porque algo te decía, yo veía como que estaban discutiendo, vamos Elena, dime ¿Qué te decía?

YO: No empieces, por favor.

JAVIER: ¡¿Qué te dijo?!

YO: Nada, que estaba muy cambiada.

JAVIER: Que estabas RICA, así te ha de haber dicho el cabrón: RICA.

YO: Que no, Javier, creo que tenías razón, no volveré a organizarte un cumpleaños, NUNCA.

JAVIER: ¿Te pidió las nalgas?

YO: Que no, Luis es un caballero.

JAVIER: Caballero… cabalgarte quiere, seguro te va a llamar un día de estos, pero si me entero lo mato, ¿me oíste bien? LO MATO.

YO: Javier, dime que tengo que hacer para que ya no me celes.

JAVIER: Podrías empezar por mamarme la verga… pero sin pensar en Luis, solo piensa en MI VERGA.

YO: Eso me encanta.

Me metí su pija a la boca bajo los chorros de agua caliente, que rico es sentir el agua en toda mi cara y la verga palpitar en toda mi boca, a los pocos minutos de estársela mamando me inundó la boca de leche. Ya en la cama se puso agresivo, me decía que Luis había bajado muchos las manos, que seguramente en alguna vuelta me había tocado el culo, yo enojada me di vuelta y le di la espalda, él aprovechó y me quitó la tanga, por primera vez desde que nos casamos me la quiso meter por el culo, ahí si me enojé y me fui a dormir al cuarto de ms hijos.

A la hora del desayuno no lo vi y como era sábado me pareció extraño que saliera tan temprano, a las nueve en punto me llega un hermoso ramo de flores disculpándose, a las 10 otro y así cada hora hasta que dieron las seis, el último era inmenso y me lo llevó él mismo, al abrir la puerta se hincó y me pidió perdón, lloramos juntos y entre lágrimas me cogió delicioso, intentó dame por el culo pero yo hábilmente lo rechacé, ya no hizo nada por conseguirlo y nos dormimos abrazados con la falsa promesa de que nunca más me volvería a celar.

Días después mi cuñada Aida nos invitó a cenar a su casa, todo iba bien hasta que nos contó que su marido, Armando, había tenido un pequeño accidente, Javier se ofreció para ir a ayudarlo y regresaría con él para cenar, así que con Aida nos dedicamos a beber vino y cuando lo hago se me suelta un poco la lengua.

YO: Aida, te puedo hacer una pregunta incómoda.

AIDA: La que quieras.

YO: Es que… tu hermano anda con cosas raras…

AIDA: ¿Qué cosas?

YO: Pues… últimamente me ha pedido cosas… que a mí me parecen antinaturales.

AIDA: Cuéntame, ¿qué cosas?

YO: Pues me quiere dar por atrás.

AIDA: (Ríe) Eso no es antinatural, sé que hay mujeres que no les gusta, unas porque les duele y otras ni siquiera lo intentan… ¿A cuál de las dos perteneces tú?

YO: A las segundas… no sé… ese orificio se hizo para otra cosa.

AIDA: La boca también, pero seguramente también la usas para darle placer a mi hermano.

YO: Sí, pero eso es diferente, una cosa es chupar y otra muy distinto que te perforen atrás… ¿Tú lo has hecho?

AIDA: Te voy a contar… tuve un novio que estaba muy bien dotado, con él lo intenté una vez y me dolió hasta el alma y nunca más quise probar semejante aberración, pero cuando me casé con Armando… que pena contarte esto… pues mi marido la tiene normalita y en una borrachera que me puso, lo intentó y no sabes el placer que me dio, como no la tiene tan grande como mi ex, me dolió al principio, pero después fue delicioso, un orgasmo por ahí no se compara con los orgasmos vaginales, son como más intensos y más largos… deberías de probar.

YO: Ni loca, tu hermano la tiene inmensa, seguro me desgarra toda.

AIDA: Entonces creo que te vas a morir sin probar este placer de los dioses.

Al rato llegaron nuestros maridos, no pude evitar verle la entrepierna a Armando, ¿Qué se sentirá tener esa verga metida dentro de mi culo? ¿Será tan rico como dice mi cuñada?... la cena trascurrió de manera amena, nos despedimos sin ninguna novedad, según yo… al llegar a casa, Javier me dijo que esa falda me quedaba muy corta, que Armando no me quitaba la vista de mis piernas, que era su cuñado, que eso de seducir al marido de su hermana era depravación, discutimos airadamente, otra noche a dormir con mis hijos.

Al día siguiente usó la misma táctica que con las flores, solo que ahora recibía cajas de chocolates cada hora, a ese paso sus celos lo iban a dejar en la quiebra, pero igual que siempre, después de la tormenta venía la gran cogida, me dio una mamada de cuca que me hizo acabar dos veces en su boca y luego se me subió encima y me cogió de misionero, pero hizo algo que no se lo había permitido, me metió un dedo dentro del culo y… me gustó… mentira: ME ENCANTO… pensaba que su dedo era la paloma de Armando y mientras me hurgaba el culo me vine como toda una puta.

De pronto estaba muy solicitada como nunca en mi vida, Vinicio me llamaba constantemente, quería volver a cogerme, pero yo estaba decidida a no volver a caer en la infidelidad, así que, para calmar sus ansias, se la mamaba de vez en cuando; por otro lado, Luis empezó a llamarme como lo predijo Javier, después de todo sus celos no eran infundados, me mandaba fotos con su novia ¿Qué pretendía? Fotos besándose, algunas tocándose y otra bastante subidas de tono, pero casi se me caen los calzones cuando recibo una llamada de Armando:

ARMANDO: Hola, Elena, espero que mi llamada no te sorprenda.

YO: Pues me sorprende y mucho ¿En qué te puedo servir?

ARMANDO: Nada, solo te llamaba para saludarte.

YO: Gracias, pero es mejor que no lo hagas, Javier me dijo que te pasaste viéndome las piernas en la cena.

ARMANDO: Ya sabes cómo es mi cuñadito de celoso, pero no tiene razón, tú me viste verte las piernas.

YO: No, claro que no… ¿Para qué me llamas?

ARMANDO: Bueno… solo quería saludarte… no pienses mal.

YO: Estoy segura que tu llamada tiene que ver con una pregunta que le hice a tu mujer.

ARMANDO: Pues tienes razón, con Aida nos lo contamos todo…

YO: ¿Qué quieres? ¿Qué te diga que quiero probar contigo? No soy una puta, Armando.

Y colgué furiosa, pero no me podía mentir a mí misma, si había fantaseado muchas veces en que Armando me daba verga por el culo, sus llamadas se hicieron constantes, ya había vencido mi resistencia a no contestarle, ahora hasta tocábamos el tema con naturalidad, le dije que, si algún día me decidía a probar, él sería el último hombre sobre la faz de la tierra porque era el esposo de mi cuñada y yo quería mucho a Aida, él se reía y me decía que no tenía por qué enterarse.

ARMANDO: Sé que cuando a una mujer se le mete una idea en la cabeza, no la abandona hasta que la consigue.

YO: ¿Y tú quieres que la consiga contigo? ¡Estás loco de remate!

ARMANDO: Dime la verdad ¿Quieres probar? Yo sé con Javier no lo vas a hacer porque me contó Aida que la tiene muy grande y tienes miedo de que te desgarre, así que te quedan pocas opciones… y yo soy una de ellas… ¿te gustaría probar?... sé que te va a gustar, Aida aúlla cada vez que se lo hago.

YO: Cambiemos de tema porque me estás poniendo nerviosa.

ARMANDO: Eso quiere decir que voy por buen camino… mira, te propongo algo… mañana estaré en un congreso de la oficina en el Holyday Inn que está en el centro, yo doy la primera ponencia de ocho a nueve de la mañana, así que estaré hasta el medió día que termina el congreso, si quieres quitarte los nervios te estaré esperando… no te vas a arrepentir.

YO: ¡Ni lo sueñes!

Pero yo sí lo soñaba, tenía que probarlo, ¿Sería tan rico como dijo Aida?... por la noche llegó mi marido furioso, me dijo que había hablado con su hermana sobre el famoso tema anal y que le había contado que ella disfrutaba mucho con Armando y que era una pena que él, siendo mi marido, no me diera ese placer… yo ya no sabía si reír o llorar, lo que sí sabía es que después de esas escenas venía una gran cogida, así que creo que hasta esperaba sus diabólicos celos, mientras más intensa eran las escenas, más grande era la cogida, así que discutimos muy fuerte y cuando iba al cuarto de mis hijos me tomó del brazo con violencia, me aventó a la cama y me desnudó de prisa, me chupó todo el cuerpo, luego se acostó y me invitó a cabalgarlo, yo caliente como estaba me senté en su enorme y deliciosa pija, estaba disfrutando como loca, esperando su dedo dentro de mi culo, pero sus manos se fueron a mis tetas, así que pasé mis dos manos atrás de mi cuerpo y con una le sobaba los huevos y con la otra, yo misma me metí dos dedos dentro del culo, imaginándome la verga de Armando, fue tan intenso mi orgasmo que lloré de puro placer.

Eran las diez de la mañana del día siguiente y yo seguía en el baño dudando, había mencionado tantas veces mi marido el nombre de Armando mientras me cogía… que si me gustaría que Armando me cogiera por el culo, que a él si lo iba a aguantar porque tenía la verga chiquita, que si era tan puta como para cogerme al esposo de Aida, que eso no se le hace a una cuñada y menos a un hombre como él que me amaba tanto, que a saber a cuantos les daba las nalgas y él sin enterarse… en fin, me tenía podrida con sus celos, así que si tanto se imaginaba verme con Armando, él mismo me lo había metido en la cabeza, así que mi determinación estaba tomada, iría.

Llegué al hotel cuando estaba desarmando el evento, Armando me vio y me señaló la sala de espera, me senté muy nerviosa apretando las piernas y ocultándome en mis anteojos obscuros, esperé como media hora en lo que todos se despedían, por fin pasó a mi lado y me dejó sobre as piernas una llave, la 570, luego lo vi subir por el elevador, a los pocos minutos yo hice lo mismo, toqué a la puerta:

YO: Armando, por favor, sin palabras.

Fue muy paciente, debo reconocérselo, primero me abrazó dándome masaje en mis hombros y espalda, luego me beso tiernamente para ir volviéndose muy apasionado, después me tocó las tetas de manera muy delicada, hasta que por fin me amasó las nalgas, yo ya estaba perdida para esos momentos, era una presa conquistada… de no ser por los celos de mi marido, nunca hubiera contemplado esta segunda infidelidad… pero no había tregua, ya me tenía en sus redes… me desnudó lentamente… luego lo hizo él… no pude evitar verle la verga… no era tan chiquita como me la había imaginado, pero sí era delgada… Armando se colocó en pose 69 y me lamió la cuca de manera tierna, como si me fuera a quebrar, indudablemente era un gran amante, yo insegura le pasé la lengua por la cabeza y luego de varias chupadas me la metí a la boca, era la primera verga que me cabía completa.

Luego me puso boca abajo, yo temblaba de pies a cabeza, empezó por lamerme el cuello, ya sentía su pija en las nalgas, luego bajó a mi espalda y solo con el roce de su lengua me hizo estremecer al llegar a mi culo, me puso de perrita y me volvió a lamer la rajita y en una de esas lamidas me pasó la lengua por el culo, sentí un choque eléctrico, no sabía que tenía tantas terminaciones nerviosas en medio de las nalgas, yo paré el culo sin voluntad, entonces se puso un condón y me ensartó la paloma por la papaya, como estaba más que húmeda, se me resbaló con mucha facilidad, sentí sus huevos en mi clítoris, pero quería más, acostumbrada a la pija de mi marido, sentía que no me llenaba, pero eso no quería decir que no sintiera rico, me tocó el gallito y empecé a sentir que me venía, en eso siento como me mete su pulgar entre las nalgas, ahora mi orgasmo sí estaba próximo, pero Armando me dejaba de coger cuando estaba cerca, no entendía que pasaba, en eso me mete dos dedos y hasta tres, ahora si sentía sus penetraciones más constantes dentro de mi cuca, cuando él sintió que empecé a moverme, sin casi darme cuenta me metió toda la verga por el culo, como estaba tan próximo a sentir mi orgasmo, casi ni me dolió y tenía razón Aida, aullé como una perra cuando me vine, pero Armando seguía dándome caña y otro delicioso orgasmo anal me vino en pocos instantes, al final de la tarde me hizo acabar tres veces por el culo.

En lo que Armando hizo una siesta, yo aproveché para vestirme en el baño y salí presurosa sin despedirme, no sé qué cara le pondré cuando lo vuelva a ver, pero esos orgasmos bien habían valido la pena de que Armando pensara que soy toda una puta, pero de lo que sí estaba segura es que nunca lo volvería a hacer, pero como me dijo Luis: Nunca digas nunca… la oficina de Armando organizaba congresos una vez al mes, así que con esa frecuencia tenía orgasmos anales, me sentía muy mal con Javier, ya no solo le mamaba la pija a Vinicio sino también ahora me dejaba coger por el culo por Armando… de una cosa si estaba segura: si Javier no fuera tan celoso, nunca le hubiera sido infiel.

Las fotos que me mandaba Luis cada vez eran más pornográficas, luego las acompañó de videos y de relatos, unos eran sobre lesbianas, a mi esos nunca me gustaron y luego me mandaba videos y relatos sobre tríos donde estaba dos mujeres con un hombre, al igual que hizo Armando me llamó con mucha frecuencia y al principio rechacé todas sus fotos, sus videos y relatos, pero poco a poco fue instalando en mi cabeza el placer por los tríos, ya no necesitaba que él me los enviara, yo misma los buscaba por internet, empecé a ver a las mujeres con lujuria, me imaginaba a Aida siendo cogida por Armando y me preguntaba cómo sería su panochita, a qué sabría, igual me pasaba con Rosaura, la novia de Luis, aunque a ella ya le conocía su rajita por medio de las fotos.

JAVIER: Si alguna vez se te antojó Luis, te jodiste, se va a vivir con una cualquiera, pero esa no es la noticia, se va a vivir SIN CASARSE, es el primer miembro de la familia que no se casa, ¿pero que se podía esperar de ese degenerado?

YO: En primer lugar, nunca se me “antojó” y en segundo, a ti que te importa, déjalos vivir su vida.

JAVIER: Es que es un desprestigio para la familia, espero que mis papás nunca lo vuelvan a invitar, no quiero ni toparme con esa puta. Mira la foto que publicó en Facebook, si parece una degenerada. ¿Tú te vestirías así?

YO: Tú sabes que no… pero dale el beneficio de la duda, tal vez es buena gente.

JAVIER: No me vayas a decir que te cae bien… te prohíbo que la conozcas, esa puta sería una mala influencia para ti.

YO: Pero como quieres que la conozca si ni siquiera vemos a Luis.

JAVIER: Ese cabrón con tal de joderme es capaz de seducirte y…

YO: Ya, Javier, no me faltes el respeto, ahora también me vas a prohibir conocer mujeres, no acepto que me celes con hombres, pero con mujeres…

JAVIER: No te estoy acusando de lesbiana, solo digo que esa puta es una perdida y no me gustaría que intimaras con ella.

YO: Solo que tú me la traigas.

JAVIER: Deja de decir estupideces, a esa maldita no la trago ni en pintura.

Pero justo llegaron las bodas de oro de mis suegros e hicieron una fiesta donde tiraron la casa por la ventana, invitaron a todo el mundo y por supuesto llegaron Luis y Rosaura, en contra de todas las predicciones de Javier, a todo el mundo le cayó bien la niña, tendría unos veinticinco años, con un cuerpazo espectacular, eso sí, su apariencia era un tanto vulgar, enseñaba mucho, boca gruesa pintada de rojo, tacones altísimos que cuando caminaba se le movían las nalgas como si fuera gelatina, indudable era la mujer más deseada de toda la fiesta, a mí me dieron un poquito de celos, yo era el centro de atención hasta que apareció ella, todos los hombres estaban rendidos a sus pies y una mujer también… yo.

Javier estaba histérico y bebió más de la cuenta, a media noche mi suegro lo llevó a su antiguo cuarto, como no está acostumbrado a beber, le pegó muy fuerte, de pronto se me acerca Rosaura:

ROSAURA: Hola, Elena, por fin tengo el gusto de conocerte.

YO: Igualmente, Rosaura, eres la sensación de la fiesta.

ROSAURA: Gracias, por fin te conocí porque tú a mí ya me conociste hasta las amígdalas.

YO: Bueno, Luis es un pervertido.

ROSAURA: Y yo también, por eso estamos juntos, pero tú nunca nos mandaste fotitas desnuda.

YO: No, no me atrevía, una cosa es que nos miremos entre mujeres y otra que me mire Luis.

ROSAURA: ¿Por qué? ¿Tú crees que yo no te deseo igual que Luis?

YO: No sé… no sé qué decirte… nunca he estado en una situación similar… me siento u poco… como una idiota.

ROSAURA: No tienes por qué… tienes aspecto de ser una niña buena… con lo que me gusta pervertir niñas buenas.

YO: ¿Luis te mandó a hablarme?

ROSAURA: Sí, pero, aunque Luis no te conociera me hubiera acercado a ti, eres preciosa y tienes un cuerpo de infarto, mira esas tetitas, se te ven deliciosas y esas nalguitas bien paraditas, ¿Me dejas tocarlas?

YO: No sé… hay gente y…

ROSAURA: Que ricas, las tienes bien duritas… en cambio las mías están un poco flojitas… ¿Quieres tocarlas?

LUIS: ¡Rosaura! No tan de prisa que mi papá nos está viendo… Hola Elena, ¿nos quieres acompañar a nuestro nidito de amor?

YO: ¿Para qué?

ROSAURA: Bueno, podemos leer un libro, ver Animal Planet, o coger, eso, como no se me había ocurrido antes, ¿quieres coger con nosotros?

LUIS: Vamos, Elena, ya llevamos varios meses mandándote fotos y propuestas indecentes… Acompáñanos, al fin de cuentas mi primo está dormido y sé que a ti te gustaría compartir con nosotros.

YO: No sé… me da como… miedito.

ROSAURA: Si no te gusta, prometo que paramos y te vamos a dejar a tu casa.

Yo no me dejaron ni contestar, se despidieron de todo el mundo y a mis suegros les dijimos que ellos me iban a pasar dejando a mi casa, mi suegra me dijo que estuviera atenta al teléfono, porque de seguro al despertar Javier, lo primero que haría sería llamarme por teléfono, se lo prometí y salimos presurosos hacia su nidito de amor… era pequeñito pero muy acogedor, yo ya iba mareada, pero no lo suficiente para atreverme a hacer mi primer trío, así que yo misma les pedí un trago, Luis nos sirvió y se sentó con Rosaura, se empezaron a besar y a meter mano, Rosaura me guiñaba un ojo en señal de complicidad.

Mientras me servía otro trago se desnudaron los dos, yo ya no sabía que ver, si la verga de Luis que era de tamaño entre la de Vinicio y la de Armando… o esa rajita húmeda de Rosaura y que pechos, por Dios, que figura tenía esa niña, como para presumir su anatomía, se puso de pie y me dio la mano, yo me levanté temblando, entonces se me acercó y me besó los labios, era el beso más dulce que jamás haya recibido, podía sentir como sus pezones chocaban con los míos sobre la tela de mi blusa, hábilmente metió sus manos bajo mi blusa y desabrochó mi sujetador, luego lo sacó para mostrárselo a Luis como si fuera un trofeo, lentamente se hincó y terminó de quitarme el vestido y la tanga.

Me colocó sobre el sillón, abrió mis piernas y sentí su aliento en mi cuquita, esta niña sí sabía cómo calentar a una mujer, yo movía la pelvis buscando su boca, pero ella solo me echaba su aliento, en eso veo que Luis se acomoda detrás de ella y le mete la cara entre las nalgas, ella pegó un gemido y me lamió toda la raja, que diferente sentía la lengua de Rosaura en comparación de todos mis amantes, era como si supiera donde sentía más rico, luego de varios minutos me metió dos dedos en la panochita, otro en el culo y se prendió de mi clítoris, sentía que mi orgasmo estaba próximo, entonces la tome de la cabeza y yo misma le restregaba mi panocha en su boca hasta que con un grito salvaje, me vine como toda una puta.

Siempre que no sé qué hacer, corro al baño, ahí estuve varios minutos hasta que llegó Rosaura a preguntarme si estaba bien, le dije que sí, que solo algo abochornada, me tomó de la mano y me llevó a su cama, ahí nos esperaba Luis con la verga bien parada, yo no sabía qué hacer, entonces Rosaura se puso de perrita y le mamaba la verga a Luis, con una mirada me invitó a que le chupara su zorra, ahí estaba, a milímetros de mi boca, por fin iba a saber a qué sabía su rajita, apoyé mis manos en sus hermosas nalgas y saboreé su panochita, le pasé la lengua por toda su extensión hasta llegar a su culo, ella pegó un brinquito:

ROSAURA: Así, mamita, chúpame la pepa… así, putita… que rico lo haces… ay… más… ahora méteme tus deditos como yo te lo hice a ti… así… más adentro… agh… que rico… mételos y sácalos… ay… chúpame el clítoris que estoy a punto de venirme… así Elena… así… más duro… más rápido… ay… me vengo… no me sueltes… más… más… ya… yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…

Con el sabor de su venida en mi boca nos besamos a tres lenguas, de verdad que esos dos habían nacido el uno para la otra, eran un par de pervertidos. Pasamos cogiendo toda la madrugada, ya se veían los rayos del sol entrar por la ventana:

LUIS: Ahora quiero que ustedes hagan un 69 de ladito… así, perfecto, ahora, Elena... ¿me dejas cogerte por el culo?

YO: No sé… pero si me duele… paras.

ROSAURA: Yo me voy a encargar de que no te duela, putita, te voy a poner tan caliente que vas a gozar cuando Luis te rompa el culo… ¿Te gusta cómo te lo lubrico?

YO: Sí Rosaura, siento rico… ay... au… así… chúpame el clítoris… ay… me vas a matar…

ROSAURA: Así putita… mámame la panocha… así… para ser principiante lo haces muy rico… ay… se nota que naciste para puta…

YO: Ay… que rico… creo que me voy a venir…

ROSAURA: ¡Ahora, Luis! ¡Rómpele el culo!

Y sentí delicioso como esa verga mediana me partía el culo en dos mientras la lengua y los dedos de Rosaura hacían estragos en mi panocha, en eso sonó mi teléfono, era mi marido, hasta ahí me percaté que eran las siete de la mañana, Rosaura me dijo que le contestara y que le dijera que se estaba masturbando pensando en él… yo estaba muerta de la calentura, así que no me quedó más opción que contestar:

YO: Hola, amor, buenos días…

JAVIER: ¿Qué estás haciendo?

YO: Si me vieras… me estoy masturbando pensando en tu vergota.

Pero la verdad estaba a punto de tener un orgasmo por el culo con la verga de su enemigo y la lengua de la puta que tanto odiaba.

JAVIER: Que rico… espérame, llego al rato, solo me baño porque amanecí vomitado y luego del desayuno llego para darte una gran cogida… ¿qué son esos ruidos?

YO: Son mis dedos puyando mis hoyitos, amor.

JAVIER: Que rico se oye… acerca más el teléfono a tu cuca… que calentura… parece que te estuvieran cogiendo…

YO: Deja de hablar y apúrate que me tienes hirviendo…

Justo cuando colgué sentí el culo lleno de leche y un doble orgasmo invadió mi cuerpo… nunca había sentido tanto en mi vida, como agradecimiento les besé la cuca y la verga, me bañé y me vestí de prisa, me fueron a dejar y al llegar a mi casa me metí a la cama a masturbarme para que cuando llegara Javier viera que era cierto que lo hacía pensando en él.

Pero, oh decepción, al llegar venía furibundo, su papá le dijo que él me había venido a dejar anoche, seguramente porque sabía que, si les decía la verdad, yo iba a tener problemas, pero igual los tuve, me dijo que su papá era un mujeriego incorregible, me preguntó si no se me insinuó, que era un viejo verde y que se aprovechó de su borrachera para venirme a dejar y estar a solas:

JAVIER: Dime la verdad ¡¡¿Cogiste con mi papá?!!

¿Ahora entienden por qué di las nalgas?

FIN.
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